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Pedro Kumamoto es el primer candidato independiente a ocupar un puesto en el Poder Legislativo, y que busca representar al distrito electoral conocido coloquialmente como “el más panista de Guadalajara”, por su tendencia hacia la derecha en el espectro político. Ahora se encuentra inmerso en un arduo trabajo para ocupar una curul en el Congreso de Jalisco, aunque de una forma poco ortodoxa.
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La historia política de Jalisco es compleja, como la de todo el país, pero se puede resumir en ser uno de los primeros lugares donde el PAN derrocó al PRI —¿qué orgullo?—, y en donde el bipartidismo parece ley, más allá de unos cuantos alcaldes y legisladores de partidos de izquierda, o bueno, que al menos así se denominan.
En 2012 el Congreso de la Unión aprobó una reforma electoral que permitía, entre otras cosas, las candidaturas independientes. Es decir, los ciudadanos por fin iban a poder ejercer su derecho a ser votados sin tener que entrar a las entrañas de un partido político, siempre y cuando consiguiera las firmas necesarias para respaldar su intención: 2% de los electores.
Así, Kumamoto, ratilla de biblioteca —como él mismo se describe— decidió lanzarse por una candidatura independiente junto a un grupo de amigos y colegas. Kumamoto forma parte de un grupo llamado Wikipolítica, que derivó de un proyecto que buscaba el registro de un partido político llamado Wikipartido, y que por las trabas burocráticas del sistema electoral mexicano no se pudo concretar. En resumen, el Wikipartido pretendía ser el primer partido colectivo, abierto y con base en las redes sociales para reducir los costos de la política partidista.
Una encuesta del diario MURAL, de grupo Reforma, coloca a Kumamoto en tercer lugar con un 21% de intención de voto, seis puntos debajo de la puntera Margarita Alfaro, de Movimiento Ciudadano y a tres de Laura Haro, del PRI. Con tan sólo 18 mil pesos que el Instituto Electoral del estado le permitió gastar, Kumamoto y su equipo han logrado esto, contra los millones que suelen gastar los partidos políticos para cada candidato.
Fui a la casa de campaña de Kumamoto, un lugar modesto arriba de un restaurante llamado Los Cocos Locos, para que me contara sobre su vida como candidato independiente, y el inicio del fin de la política mierda que conocemos hoy en día.
VICE: Pedro, cuéntame un poco sobre quién eres y qué debe saber de ti quien pretenda darte un voto.
Pedro Kumamoto: Tengo 25 años y estudié gestión cultural pensando en que me iba a dedicar a la poesía, pero poco a poco fui tomando decisiones sobre el calor que iban tomando mis ideales.
Fui presidente de mi carrera casi casi por accidente. Mis compañeros me eligieron y me di cuenta de que podía con un par de pachangas y que criticar a las autoridades de vez en cuando podía salir bien. Me interesaba ver si era cierto, o no, que la política era esa mierda de la que nos hablan todo el tiempo y que nos dicen que todos son corruptos y que valen para una chingada.
¿Y sí es cierto?
De lo que me di cuenta es que la política depende de quién la esté haciendo. La política la haces tú o alguien más la hace por ti, y si no estás dispuesto a recibir la política como la han hecho, tienes que hacerla tú y tienes que modificarla.
Si hay una gotera en tu casa, no dices “pinche gotera” y te vas a otro lado porque la casa se te va a inundar. Lo que haces es arremangarte y corregir esa gotera o por lo menos poner un bote, y eso es lo que queremos hacer, evitar se nos inunde la casa, dejar de ver la política como espectadores y al contrario, involucrarnos.
Bajo la lógica que hemos seguido de decir “la política es una porquería y por eso no me involucro” lo que terminará sucediendo es que la política seguirá siendo una porquería.
Pero me imagino que darte cuenta de que la política puede cambiar no fue un cambio de chip de la noche a la mañana. ¿Qué pensabas antes?
Yo pensaba que la acción política se debía limitar al campo en el que nos encontramos, y está bien, podemos incidir en la política desde lo que hacemos: desde el periodismo, las artes, la innovación tecnológica, todo cabe; pero también podemos dar otro paso e involucrarnos más en la política. Eso fue lo que descubrí, que la política no es algo alejado en lo que no puedes entrar.
Cuando estaba en la sociedad de alumnos me di cuenta de que me parecía una tontería eso de decir “ay, es político o es ciudadano”, cuando en realidad debemos de politizarnos y darnos cuenta que guardándonos en nuestra casa y haciendo comentarios furiosos desde Facebook quizá no vamos a cambiar muchas cosas.
Si queremos hacer revoluciones de café está bien estar sentados dando like y retuit a las cosas, pero quizá es momento de tomar la política en nuestras manos.
Dar retuits puede ser una actividad política, ¿no? ¿Si alguien quiere seguir haciéndolo?
Está chido, pero que lo asuma. Es decir, está muy bien, todos somos libres de hacerlo, pero esta acción política es para romper una inercia. Si alguien decide que lo que le toca es estar en el activismo a través de la tecnología creo que es muy válido, pero el punto es que dejemos de creer que no nos podemos involucrar en la política, sí se puede y podemos hacer la política como nosotros queramos, el tema es que no nos hemos involucrado y la han terminado haciendo como quieren.
¿Cómo fue el proceso desde el Wikipartido hasta esta candidatura?
Queríamos participar en la política y tomar decisiones. El 2012 fue un año muy importante, Castells dice que el miedo sólo se puede vencer acompañado, y en ese año nos dimos cuenta que no sólo éramos chavos los que estábamos inconformes con el tipo de gobierno que teníamos.
Fue maravilloso porque nos dimos cuenta que no teníamos que tener miedo y que había que involucrarnos. ¿Qué fue lo que pasó? Nos preguntamos: ¿podremos hacer un partido político renunciando al financiamiento público, siendo transparentes?
Renunciamos a la idea de hacer un partido político porque no nos interesaba el varo, teníamos que seguir un entramado burocrático y lo que nos interesaba era estar donde se toman las decisiones. Desde esa perspectiva la candidatura independiente te permite participar en la política electoral sin pedirles permiso a padrinos políticos, a grupos o a poderosos, sino que tú llegas y le pides la firma a la gente y desde esa perspectiva rompes con una lógica de años.
¿Cómo decidieron que tú serías el candidato?
Podría ser cualquier persona, me eligieron porque fui presidente de alumnos, porque trabajé en el Observatorio Legislativo del ITESO y porque tenía tiempo, justo salía de la universidad.
Esta candidatura no se trata de que yo sea el más cabrón del mundo, alguien que pueda acabar con los problemas, sino de que esta candidatura asimile de una forma distinta qué es la política.
Hace seis meses éramos 20 chamacos que queríamos hacer una candidatura independiente y nadie nos creía, nos tildaban de locos y ahora estamos haciendo temblar a los pinches partidos políticos.
Los priistas dicen que gracias a ellos estás aquí, ¿qué podrías decirles?
Que los priistas estén hablando de mi candidatura significa que tiene notoriedad. Tienen razón al decir que les debemos mucho a ellos, porque nos han demostrado todo lo que no queremos ver en la política, les debemos el ver el autoritarismo en carne propia y entonces somos una generación que repudia el autoritarismo, los amiguitos ocultos, las casitas blancas, los moches, las licitaciones hechas a modo.
Se les debe mucho porque nos demostraron hacia dónde no queremos ir y desde esa perspectiva ya tenemos un campo muy sólido de hacia dónde ir: la participación ciudadana, la desconcentración del poder, la apertura, la diversidad. Todos estos temas que el partido no modificó.
Pregunta clásica, pa’ que se vea que sabemos de lo que hablamos, ¿cuál es tu agenda legislativa?
El tema central es la participación ciudadana. Hoy por hoy tenemos a gobernantes y gobernados desconectados en una relación asimétrica: los gobernantes no nos toman en cuenta y no podemos llegar a los gobernados por el entramado burocrático que hay alrededor. Tenemos que tener herramientas para sentarlos y decirles lo que creemos, que nos tomen en cuenta y que les cueste caro no tomarnos en cuenta. Por eso lo que hemos propuesto son diagnósticos y presupuestos participativos, que se trata de que tú definas en qué se va a invertir el dinero que hay para tu colonia y para tu municipio.
A nosotros no nos podría valer más madres si la ciudad está pintada de roja o de verde, pero a los partidos políticos sí les importa porque tienen incentivos electorales para elegir la pintura de las bancas, con ese dinero se podrían hacer otras cosas.
Volver ley el “tres de tres”, que es hacer tres declaraciones: la patrimonial, la fiscal y la de intereses. Si llegaron con 100 pesos y ganaron 100 pesos, deben salir con 200, no con tres mil; si salen con tres mil es que fueron corruptos y no vamos a votar por ellos. La fiscal porque deben de pagar impuestos y si no lo hacen es porque quieren mentirnos. Y la de intereses porque eso significa saber en dónde anda el corazón del diputado, es decir, todos tenemos intereses: nuestra familia tiene algún changarro, o trabajos con alguna empresa, y eso no está mal, lo que está mal es que los políticos oculten estos intereses y se enriquezcan a través de ellos.
Finalmente lo que quiero hacer es reglamentar los plebiscitos, los referéndums y las consultas populares porque hoy por hoy no funcionan. Necesitamos reglamentarlos porque son herramientas de consulta directa así podemos conocer cuáles son las búsquedas de la ciudad.
¿Cuál es la crítica más estúpida que te han hecho?
Me da mucha risa que dicen: “¿por qué ese chino quiere gobernarnos?”. Mi bisabuelo llegó de Japón a Chiapas después de la Segunda Guerra Mundial, se casó con una indígena tzotzil y creo que yo soy igual de mexicano que los que se apellidan Pérez.
Son estereotipos chafas, que pensar que porque eres joven eres irresponsable, o por venir de una escuela privada no entiendes las necesidades de las personas. Sí, fui a una escuela privada, pero debo 200 mil pesos, sé lo que significa tener en aprietos la cartera, son las mismas circunstancias.
No soy un político que anda en una Suburban. Soy un joven que acaba de salir de la universidad, que tiene mucha preparación en temas legislativos, pero que no nací en una cuna política, soy una persona que trata de explicar que hay que levantarnos de nuestros asientos e involucrarnos en la política para hacer cambios.
¿Cuál es el futuro ideal para México?
Eso es difícil decir, pero pienso en una democracia que transite de ser electoral a deliberativa, que utilicen mecanismos de participación ciudadana como el plebiscito, el referéndum o la revocación de mandato. Debemos de transitar del presidencialismo al parlamentarismo, porque desconcentra el poder del Ejecutivo y lo vuelve más cercano a las personas.
Además, tenemos una sociedad profundamente machista. Necesitamos reivindicar los derechos de las mujeres, los derechos de las minorías, de todas esas personas que nos han dicho que no pueden participar.
¿Cuál es tu posición en los temas que asustan a los políticos tradicionales: drogas, matrimonio igualitario, aborto y eutanasia?
El tema de la mariguana sí lo hemos adoptado para uso medicinal, es una tontería que le estemos privando de calidad de vida a personas con enfermedades terminales solamente por un tabú, y a favor de analizar los otros usos siempre y cuando se demuestre que funciona.
Del matrimonio igualitario decimos que debe de haber protección jurídica para las parejas, sin importar su orientación sexual, y es importante que tengan los mismos derechos, y no lo digo yo, lo dice la Constitución.
En donde no tenemos una propuesta concreta tiene que ver con el aborto y con la eutanasia. Y lo quiero decir con todas sus letras: dentro de esta candidatura hay personas a favor y en contra, y lo que hemos decidido es ser un vehículo de comunicación dentro de las dos posturas.
Yo no voy a imponer mi postura personal porque esto no se trata de un fulano, se trata de un proyecto que enarbola que la política se puede hacer de forma distinta y sería lo más contradictorio que yo les imponga a todos lo que yo creo, entonces vamos a plantear ser un punto de encuentro entre los que están a favor y están en contra.
¿Te gusta la fiesta? ¿Vas a extrañar la vida de juventud si llegas al Congreso?
Soy un poco aburrido. Me gusta mucho la música, pero últimamente no he podido salir casi, desde hace seis meses la última fiesta grande a la que fui fue mi graduación y de vez en cuando voy a una cantina o a cotorrear con amigos, no soy de antros, soy más de ir a unos buenos tacos. Más que fiestero soy una ratilla de biblioteca.
Mi estilo de vida empezó a cambiar antes de estas cosas. Ya era aburrido antes de querer ser diputado.