Cuando la alarma por el coronavirus empezó a extenderse entre la población, las mascarillas fueron una de las primeras cosas que se agotaron en las farmacias españolas. Antes incluso de que se decretase el estado de alarma ya había algunas que anunciaban en sus vitrinas que no les quedaba ni una. Al crecer la epidemia, no han sido pocos los hospitales españoles que se han visto falto de material de todo tipo, incluidas las mascarillas, por lo que Luis Carlos Alonso Arnedo, Doctor en Ciencias Biológicas de la Universidad de Sevilla y Doctor en Ciencias por la Universidad de Missouri (Estados Unidos), decidió tomar cartas en el asunto.
Se trata de un científico altamente especializado en grasas por el Instituto de la Grasa de Sevilla. Luis Carlos ha trabajado en la mejora genética de plantas, en agronomía y como profesor asociado de genética en Biológicas desde 1985 hasta 2012. Actualmente, trabaja en una multinacional especializada en los cultivos oleaginosos, buscando e implementando soluciones a problemas en el cultivo de girasol.
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Pero como decía, Luis Carlos no es solamente un científico cualificado, sino que es un profesional resolutivo que ha sabido poner una solución al problema de la falta de recursos en el sistema sanitario de Sevilla. La crisis producida por el Covid-19, conocido como coronavirus, ha dejado a toda España sin parte del material sanitario necesario para hacerle frente a la pandemia. Es por ello que Luis Carlos ha ingeniado una manera de fabricar mascarillas caseras óptimas para ser utilizadas en algunas secciones necesitadas del Hospital Universitario Virgen Macarena mientras se espera recibir refuerzos oficiales de materiales. Tras contactarle para esta entrevista, nos envío también este tutorial explicándonos cómo lo hace:
Es una solución muy útil para usar cuando no tenemos otra opción que salir de casa para ir a la compra o para aquellas personas que tienen que seguir trabajando, sobre todo de cara al público. Fruteros, farmacéuticos, dependientes de tiendas de alimentación, limpiadores… cualquiera puede fabricarse una mascarilla para uso propio, en caso de no poder comprar las oficiales. También pueden ser la solución para el personal sanitario hasta que lleguen refuerzos de materiales médicos.
Hablamos con él para saber un poco más de su historia y qué qué le llevó a desarrollar estas mascarilals caseras tan útiles.
VICE: ¿Qué te llevó a interesarte por el coronavirus y a desarrollar las mascarillas caseras?
Luis Carlos Alonso: Me preocupo por el tema desde que comenzaron las infecciones en China, ya que sigo desde hace años el tema de las pandemias víricas. El comportamiento de los virus que atacan a vegetales es similar al de los que atacan a humanos: la diferencia básica está en el sistema inmunológico que poseemos los animales, que las plantas no tienen. Este sistema aprende de las proteínas del virus, creando su propia respuesta. Sin embargo, para que ocurra eso hace falta una carga viral muy alta en sangre a lo largo del tiempo. Hasta que se produce dicha respuesta, reaccionamos ante el virus de forma parecida a las plantas. Por eso hay gente susceptible de diverso grado y gente resistente, asintomática.
Lo que me llamó la atención es que mientras en China se recluía a 40 millones de personas en sus casas sobre el 23 de enero, en Europa las autoridades no le daban tal importancia incluso veinte días después de declarar la infección. Estuve en Rumanía por trabajo desde el 18 al 26 de febrero y allí ya se habían acabado las mascarillas en todas las farmacias, a pesar de no haber aún ningún caso en el país. Igual ocurría en Moldavia.
Cuando volví a España, las noticias eran más abundantes y también se habían agotado aquí las mascarillas. Las mascarillas simples protegen más a los demás de contagiarse y no tanto al que las lleva, pero algo ayudan. Lo importante de las mascarillas es que reducen la probabilidad de infección.
Cuando el 7 de marzo vi el cariz que tomaba el tema hice acopio de cosas para estar recluidos porque estaba claro que tarde o temprano nos iban a decir que nos quedásemos en casa. El día 13 de marzo mi hija Cristina, médica otorrino laringóloga, me dijo que no tenían ni batas ni mascarillas en el Hospital Macarena. Yo creo que es cuestión de tiempo que lleguen refuerzos y haya material de sobra, pero estos primeros días son críticos. Así que fui a una tienda grande, a un bazar, y busqué qué podía servirme para fabricarlas. Una mascarilla es simplemente un tejido con un poro muy fino para que el virus no pueda colarse. No es otra cosa que un filtro de aire.
¿Cómo las fabricas?
Hay varios tejidos que pueden servir. Por ejemplo, un filtro de café o dos o tres pañuelos de papel. Yo fui a comprar filtros de café y vi unas gamuzas atrapa-polvo, que son electrostáticas para atrapar el polvo, y me decanté por usarlas. Vienen plegadas y se pueden fabricar directamente de doble capa, lo que aumenta la seguridad. Lo único que había que hacer era darles forma, de manera que cubran bien la boca y la nariz. Tienen que llegar desde debajo de la barbilla hasta por encima de la nariz.
¿Cómo te aseguras de que están completamente esterilizadas y son óptimas para su uso inmediato?
Debe limpiarse la mesa con alcohol. Luego, hay que poner un mechero o una vela encendida para que se cree una corriente ascendente de aire y no caiga polvo en la mesa. También hay que usar guantes, una mascarilla mientras las fabricas y guardarlas dentro de una bolsa para no tocarlas con las manos. Todo ello desinfectado.
Cualquier estudiante de biología que haya hecho prácticas en un laboratorio sabe que esas son las medidas para que no se contamine un cultivo. Ahora hay cámaras o mesas con flujo de aire incorporados que garantizan la asepsia, pero los biólogos de principios del S. XX solo tenían medios sencillos: alcohol y un mechero de laboratorio. En cualquier caso, la mascarilla no tiene que ser estéril, sino que basta con que no esté contaminada con coronavirus.
¿Cómo las entrega en el hospital?
Primero fabriqué unas cuantas para Cristina, mi hija, porque no tenían en su servicio. Luego hice más para sus compañeros y les mandé un vídeo para explicarles cómo hacerlas. Varios compañeros suyos compraron gamuzas y empezaron a hacerlas. Incluso la hija pequeña de uno de ellos ha hecho un tutorial similar al mío. Dada la importancia del uso de las mascarillas y el éxito de este pequeño invento, llevo dos días haciéndolas. Mi hija las lleva cuando va a dar su servicio. Me mandaron un vídeo sus compañeros agradeciéndome el gesto.
¿Deberíamos intentar hacer mascarillas desde nuestras casas para donarlas a los hospitales?
Las mascarillas las puede hacer cualquiera, aunque es muy importante asegurarse de que no se transmite la infección. No creo que sea necesario hacerlas en casa, ya que en pocos días deben llegar los refuerzos de materiales. Pueden hacerlas en casa las propias familias de los sanitarios para los suyos. O hacerlas para usarlas tú mismo cuando tienes que salir de casa para ir a la compra.