Música

Cómo Skrillex ganó Bonnaroo

Todo empezó en una nave espacial a la 1:30 a.m. la noche del viernes en Manchester, Tennessee. Ravers, anteriormente forasteros en Bonnaroo, hogar de las jam bands, sintieron vindicación conforme Skrillex subía al escenario.

Se subió a su módulo del espacio exterior que colgaba al menos 10 metros sobre el escenario Which y que dió inicio al primero de tres shows que haría durante el fin de semana. Al final del tercero, se convirtió oficialmente en el ganador de Bonnaroo.

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Desde esa nave muy por encima de un público de aproximadamente 40,000 personas, invitó a Damian “Jr. Gong” Marley—hijo de Bob—al escenario para ponerse bien reggae, demostrando desde el principio que Skrillex tiene más que un truco bajo la manga y que este no sería tu típico show de dubstep. Después de esa reveladora introducción, se echó un duro y directo remix de “The Circle of Life”.

Con esa movida, el dios del dubstep se volvió uno con la multitud—cimentando su rol como la voz de una generación que creció con El Rey León pero que alcanzó la adolescencia y edad adulta con el rave. La nostalgia Disney encaja a la perfección con los drops de bass—¿sino cómo es que “Let It Go” de Frozen tiene un remix dance? El raving es el nuevo Mickey Mouse.

Apenas una hora y media después de que Kanye West se refiriera a sí mismo como “la estrella de rock más grande del planeta”, Skrillex con un poco más de sutileza, desmintió esa teoría. Durante 24 horas en Bonnaroo, nadie más importó.

La siguiente noche trajo consigo al Superjam, presentado por Skrillex—una tradición de Bonnaroo en donde un músico la hace de anfitrión e trae a una selección de invitados, algunos son sorpresa, para tocar, en su mayoría, covers.

“He estado esperando esto durante meses,” escuché a una niña decir mientras comenzaba el show. “Lloraría, pero estoy muy drogada.”

Damian “Jr. Gong” Marley en el Superjam. Foto por Jeff Kravitz

¿Alguna vez has escuchado hardstyle con un raper? Skrillex puede hacer eso. Comenzó con Damian Marley de regreso al micrófono, añadiendo drops característicos de dubstep detrás del maestro del reggae. Trajo trompas de Big Gigantic, mientras que Thundercat y Zedd alternaban acompañarlo en la batería. Invitado tras invitado se subía al escenario, cada vez abrumando más al público para dejarlos en gritos.

Skrillex se escurrió entre chillidos electrónicos y drops de bass-en-tu-cara, mientras que también se alejaba de los teclados para tocar la guitarra eléctrica o dejar que sus amigos del Superjam tomaran el control. Warpaint cantó “Pump Up The Jam” de Technotronic y “Just Dance” de David Bowie, A$AP Ferg rapeó al ritmo de “Juicy” de Notorious B.I.G. antes que a su propio “Shabba”, “Work” y “Wild for the Night” de A$AP Rocky, Janelle Monae domó “Wanna Be Startin’ Somethin’” de Michael Jackson y “I Feel Good” de James Brown, seguida del rapero de Nueva Orleans Mystikal, Robby Krieger de The Doors para añadir algo de guitarra y Matt Shultz de Cage the Elephant.

Janelle Monae cantando enfrente de Skrillex y Dominic Lalli de Big Gigantic. Foto por Jeff Kravitz. 

La gran sorpresa de esta sesión de tres horas fue cuando la señorita Lauryn Hill salió al escenario apenas horas después de su propio set completo. Llegó como 40 minutos tarde a eso, pero justo a tiempo para la extravaganza de Skrillex.

Para esa hora en la mañana, Skrillex parecía estar eufórico de ser el hype man de la leyenda del rap y permitió que la señorita Hill hiciera una versión acelerada de “Lost Ones” y “Jammin’” de Bob Marley & The Wailers además de cerrar el Superjam con “Ready or Not”.

No fuimos dignos. Skrillex se veía abrumado y deleitado a la vez—para las 3:30 a.m. la multitud seguía creciendo.

Conforme terminaba el Superjam, la mayoría del público de la noche del sábado se empezó a mover para obtener su dosis de house con Kaskade o tripearse con The Glitch Mob o Darkside. Estos shows terminaron para las 5 a.m., y pues, ya sabemos que los ravers no duermen.

El aún animado Skrillex tenía todavía más planeado para los incansables kandi kids.

Además de expandir el Silent Disco, Bonnaroo le trepó a su presencia de música dance con el escenario Kalliope. Tocó la Copa Mundial en dos escenarios gigantescos y tenía a DJs underground, más que nada, tocando durante toda la noche. A las 6 a.m. del domingo Skrillex apareció, como mandado desde su mágica nave espacial en el cielo, a tocar otro set para los 200 fans a morir que aún estaban fiesteando. Fue mágico.

Cuando pudo haber desaparecido en la oscuridad de la noche en compañía de sus épicos amigos del Superjam, se quedó a fiestear con la gente—la generación para quien y a quien le habla. Skrillex estaba ahí para nosotros. Y así es cómo Skrillex ganó el Bonnaroo.

Skrillex es el número uno. Foto por Jeff Kravitz.

En el Superjam lo dijo mejor él mismo: ” Han sido años desde que no toco con una banda en vivo,” después de quitarse los lentes y head banguear mientras tocaba la guitarra. Pero luego se retractó, “Ni siquiera llamaría a esto una banda en vivo. Es como… alguna raza alien de música.”

Nosotros somos los aliens y Skrillex es nuestro rey alien. A bailar.