Una de las autoridades más visibles dentro de un aeropuerto son los agentes de migración. Encargados de inspeccionar intensamente tus documentos migratorios y de identidad. Para los latinos; es una costumbre sentir que nos revisan de más o sentirnos un poco juzgados a la hora de pasar controles migratorios. Las visas negadas son una historia bastante común. Acá un listado sobre dónde pueden viajar los latinos sin Visa.
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A partir del año 2022, la Unión Europea exigirá a 15 países de América Latina el permiso ETIAS (Sistema de Información y Autorización de Viajes) como requisito para realizar un viaje de placer y/o negocios a la Zona Schengen (requisitos para entrada con ETIAS aquí). ETIAS es un permiso de viaje automatizado y centralizado en todo el Espacio Schengen. Son 26 países los que exigirán este permiso; entre ellos España, Francia, Italia, Alemania, Holanda, Bélgica, Grecia, Dinamarca o Suiza, entre otros.
Diego Mellado, embajador de la Unión Europea en Perú; en declaraciones para la agencia de noticias Andina opinó que ETIAS “no es un visado, es una autorización”. A diferencia de las visas de entrada para algunos países; el ETIAS no modifica el tránsito libre para los latinos; pero de ahora en adelante sí se necesitará obligatoriamente para entrar a los países dentro de la Zona Schengen.
Este permiso se solicitará completando un formulario en el que se solicitan datos personales, de educación, empleo, países a visitar en la UE. También se necesitará especificar si se tiene familiares dentro de la zona y rellenar un cuestionario de seguridad. Ell proceso costará 7.00 euros para los mayores de edad. Los menores están exentos de pago. El permiso luego de aprobado tiene validez por tres años.
Según ETIAS; la Comisión Europea aprobó este control de viajeros debido a “problemas en torno al terrorismo y la crisis migratoria”. “Debemos saber quién cruza nuestras fronteras. De esta manera, sabremos quiénes viajan a Europa, incluso antes de que lleguen”; dijo Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea.
Para acercarnos un poco más a los mejoramientos en prácticas de seguridad y control para viajar, contactamos a Caín —nombre ficticio para proteger su identidad—; agente federal en el Instituto Nacional de Migración (INM). Él trabaja en un punto de inspección del Aeropuerto Internacional de Tijuana (la frontera más transitada del mundo con más de 100.000 cruces diarios de México a Estados Unidos) definiendo el destino de miles de mujeres y hombres. “De mí depende que, en ocasiones, sigas viajando o seas deportado”, explica.
Le preguntamos a Caín cuáles son los mejores consejos y formas de tratar a un agente de migración cuando nos encontremos frente a ellos.
Si falsificas tus documentos perderás tu viaje
Las personas que viven cerca de México casi siempre tienen documentos falsos. Llegan al aeropuerto con actas de nacimiento y credenciales de elector mexicanas originales, pero que no les pertenecen: tienen otros nombres, otras edades y domicilios que ni ellos conocen. Apenas los interrogamos nos damos cuenta de que no son mexicanos, terminan diciendo la verdad y los deportamos.
En una ocasión una familia del estado de Oaxaca llegó al aeropuerto con sus hijos pequeños que sí eran nacidos en Estados Unidos, a diferencia de los padres que eran nacidos en México. Iban hacia California. El pasaporte mexicano de los padres tenía como año de vencimiento el 2006, pero el número seis lo habían convertido en número ocho con pluma negra. Cuando revisé el pasaporte en la base de datos salió la fecha verdadera. Les llamé la atención y les dije que no volvieran a hacerlo o los detendría por falsificación de documentos; los dejé continuar su viaje.
Otro día una familia de árabes arribó al aeropuerto con pasaportes de Holanda. Les habían arrancado hojas y sobrepuesto fotografías con sus rostros. En ese caso solamente los llevamos a la estación migratoria para su deportación. Pudimos haberlos llevado a la PGR (Procuraduría General de la República), pero hubiera sido más complicado para ellos.
No conocer la documentación migratoria necesaria para viajar no te exenta de tu responsabilidad de portarla
Ya sea que viajen por placer, negocios o en busca de trabajo y una nueva vida, las personas siempre usan mentiras y pretextos para evadir su obligación de portar los documentos migratorios necesarios. “No sabía que necesitaba un pasaporte. Por error agarré el que está vencido. Ya lo tramité y no me ha llegado. Lo perdí. Me lo robaron. Se me quedó en el avión”, me dicen como pretexto para no presentar sus documentos.
Si no les funcionan sus pretextos tratan de conmoverme: “Mi mamá se está muriendo. Mi abuelita se murió. Mi tío tuvo un accidente. Mi hermano esta en el hospital y puede morirse”. O de plano buscan sobornarme: “¿Cómo podemos hacerle, oficial? Écheme la mano y le daré algo a cambio. Ayúdeme, por favor, voy a perder mi vuelo, sabré recompensarlo”.
Los ciudadanos de China no entienden ni el inglés ni el español o fingen que no entienden para que no les pidamos documentos. Los latinos centroamericanos no usan pretextos, simplemente fingen desconocer que requieren de un pasaporte para entrar a México y piensan que eso los exentará de tenerlo, pero no. Con los estadounidenses pasa algo similar, ellos no acostumbraban llevar consigo su pasaporte al venir a México: sólo traían consigo su licencia de conducir o acta de nacimiento porque sus autoridades no se los exigen, hasta que tuvieron como presidente a Donald Trump y este se los exigió para volver a tierra estadounidense. Los he visto perder un vuelo porque no les dejamos abordar el avión en México o porque los retienen sus autoridades para ingresar a Estados Unidos por no llevar pasaporte estadounidense.
Valora nuestro trabajo, nos ponemos en peligro para cuidarte
En esta era con Donald Trump como presidente tenemos más trabajo porque hay más deportados centroamericanos, haitianos y africanos que a su vez piden refugio o asilo político. Aparte de lo anterior realizamos conducciones terrestres que ponen en riesgo nuestra integridad física. Acá dos o tres agentes subimos a un autobús repleto de extranjeros que serán repatriados voluntariamente o deportados. Imagínate, vamos tres agentes y hasta 44 personas que serán deportadas. En cualquier momento se pueden amotinar.
Ha pasado que los migrantes golpean a los agentes, rompen las ventanas del autobús y se escapan cuando los estamos trasladando de una estación migratoria al aeropuerto. Los agentes, por recomendación de la CNDH (Comisión Nacional de los Derechos Humanos) no llevamos ningún tipo de arma; hasta vamos sentados junto a ellos y sin protección. Solamente una patrulla de la Policía Federal va siguiéndonos, pero como no van dentro del autobús poco pueden hacer por protegernos.
No lleven drogas a países donde son ilegales o serán encarcelados
En ocasiones debo estar en el puerto fronterizo de Tijuana con San Diego. Todas las noches entre las 10:00 PM y 3:00 AM cruzan de Estados Unidos a México estadounidenses, europeos y árabes que se fueron a divertir a San Diego. Luego vuelven a Tijuana porque aquí viven. Allá las drogas para uso recreativo son legales y se las traen consigo, el problema es que aquí no lo son. Regularmente les incautamos marihuana medicinal, psicotrópicos, medicamento controlado y cigarros electrónicos de hachís. Casi siempre las drogas que incautamos son de uso personal, así que simplemente las decomisamos y entregamos al ejército mexicano que está con nosotros en el puerto de entrada a México. Si no están muy borrachos o drogados solamente les decimos que la próxima vez que se les sorprenda se le remitirá ante la autoridad competente para que sean encarcelados.
Trátanos con respeto y educación
La figura del agente de migración en México está disminuida y devaluada. Se nos trata mal, con humillación y prepotencia, y no por parte de los extranjeros sino de los latinos mexicanos nacidos en México o nacidos en Estados Unidos. Ellos piensan que son mexicanos sólo por tener la ascendencia y por lo tanto no quieren respetar las leyes ni mostrar su pasaporte o llenar formularios. Piensan que con decir que son mexicanos es suficiente y al final se enojan y te gritan que nunca regresarán a México porque en Estados Unidos los tratan mejor; lo cual dudo.
Europeos y estadounidenses son educados. En ocasiones tengo ligeras discusiones con argentinos, peruanos, chilenos y venezolanos, pero nada grave. Desafortunadamente en México no tenemos el apoyo de nuestros superiores y terminamos quedándonos callados ante los malos tratos de los viajeros.
He estado en los aeropuertos de Estados Unidos, China y la India y para poder ingresar al país se requiere de una meticulosa entrevista con los agentes de migración: te interrogan severamente, fotografían y capturan tus huellas dactilares. Las autoridades mexicanas de migración, en cambio, parecen más interesadas en engordar las estadísticas de 6000 ingresos diarios de Estados Unidos a México por el aeropuerto de Tijuana. Pero descuidan lo esencial; que es el control migratorio que da como resultado mayor seguridad para todos.
A pesar de lo malo estoy orgulloso de trabajar en el Instituto Nacional de Migración.