La actual generación de republicanos no tiene el mejos historial cuando se trata de representar con precisión a Abraham Lincoln (o emular sus ideales). A comienzos de este mes, el partido republicano celebró el cumpleaños del presidente 16 de los Estados Unidos atribuyéndole arróneamente una cita.
Así que cuando el luchador colegial que luego se convirtió en secretario de defensa, Donald Rumsfeld, sacó una referencia del amor que Lincoln le tenía a la lucha en una columnada publicada en 2013 por el Washingon Post sobre el futuro del deporte en los Juegos Olímpicos, el sitio de internet Politifact se dedió a investigar la veracidad de la referencia. No le llevó mucho tiempo confirmar el gusto de Lincoln por el deporte, así como una excelente referencia que parece validarlo: es miembro del Salón de la Fama de Lucha de Estados Unidos. También encontraron un comercial de la bebida Mountain Dew que habla de eso.
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“No es mitología”, aseguró al sitio oficial de la WWE, Ronald C. White Jr., el experto en la vida de Lincoln y autor del libro A. Lincoln: A Biography en 2012. “Lincoln, definitivamente, practicó la lucha. Su tio Mord tenía la reputación de ser talentoso. Lincoln practicó algo de lucha durante los años que vivió en Indiana cuando tenía entre 9 y 21 años”.
Además, según la página del Salón de la Fama de Lucha de Estados Unidos, Lincoln era un ganador en el deporte. “En esa epoca la lucha era más que un combate mano a mano que un deporte. Lincoln, con una impresionante estatura de 1.94, era bien conocido por sus habilidades luchísticas y solo tuvo una derrota registrada en una docena de años”.
Según Sports Illustrated, esa derrota vino durante el levantamiento de los indios Black Hawk en 1832, cuando Hank Thompson superó al futuro presidente con dos caídas consecutivas en un encuentro por el campeonato del regimiento. Aunque el escritor de SI, David Fleming, lo proclamó “como un competidor orgulloso pero un deportista humilde”, Lincoln no era ajeno al arranque de habladuría ocasional que la situación ameritaba”.
Luego de un forcejeo en en que venció a un hombre con un solo lance, Lincoln se dirigió a la multitud que se había congregado para ver el combate y los retó gritándoles: “Cualquiera que quiera intentarlo, ¡vengan a intentarlo!”
Según SI, nadie aceptó el reto.
Lincoln no solo peleaba por gloria o por hombría. Usaba sus habilidades luchísticas para defender a otros. Por ejemplo, cuando la barcaza de su medio hermano fue robada por un grupo de vagos, Lincoln, de 19 años, salvó el día lanzándolos a todos al agua.
Su pelea más famosa y la que está mejor documentado nació de una motivación similar. Cuando la tienda en la que trabajaba como encargado en New Salem, Illinois, fue atacada por una pandilla local a comienzos de los 1830, el propoetario, Denton Offutt supo a quién pedirle ayuda. Presumiento las destrezas físicas y mentales de su empleado, le dijo a los miembros de la pandilla que Lincoln derrotaría a cualquiera de ellos. Su líder, Jack Armstrong, mordió el anzuelo y retó a Lincoln.
Hay versiones encontradas sobre lo que realmente ocurrió cuando Abraham Lincoln se enfrentó a Jack Armstrong en un claro boscoso cerca de la tienda de Offutt. El maestro retirado de historia y también experto en Lincoln, Roger J. Norton ofrece su relato sobre la más popular versión de la hostoria en una publicación en su amplio sitio de investigación sobre Abraham Lincoln: “Todo el pueblo asistió a la pelea. Offutt apostó 10 dólares a que Lincoln ganaría. Otros residentes llevaron dinero, bebidas, y hasta trinches y cuchillos. Lincoln medía 1.94 y pesaba como 84 kilos, pero Jack Armstrong era un rival formidable y experimentado. Aunque era más pequeño que Lincoln, era fuerte como un alce. El escenario esta puesto.
“Por un momento, ambos estuvieron acosándose en círculos con precacuoón. Hicieron algo de sujeción y llaveo, pero ninguno pudo derribar al otro. Lentamente, Armstrong empezó a llevarse la peor parte. Finalmente, Lincoln lo tomó del cuello, lo sostuvo a un brazo de distancia, y lo sacudió como bebé. Eso alborotó a los miembros de la pandilla, y de pronto pareció que Lincoln sería atacado por toda la multitud. Se replegó contra la pared en la tienda de Offutt y ofreció enfrentarlos uno por uno”.
El Salón de la Fama ofrece este breve recuento del combate: “Desde el inicio, Lincoln dio una paliza. Cuando Armstrong comenzó a cometer fouldes, Lincoln tomó a su rival, lo azotó contra el suelo y lo dejó noqueado”.
Zach Linder de WWE.com relata: “Distintas versiones aseguran que Armstrong sentía la derrota y empezó a foulear a Lincoln con gopes bajos. Lincoln, alguien que no rompía las reglas, se enojó, y utilizando sus brazos largos y poderosos sujetó a su rival del cuello y lo sacudió vigorosamente como un muñeco de trapo. Los muchachos de la pandilla comenzaron a arrinconar a Lincoln. Algunos dicen que Lincoln se ofreció a enfrentarlos uno por uno, pero su líder sentenció el final del combate. Los competidores pactaron un empate, y Armstrong proclamó que Lincoln era el mejor tipo que se había parado en ese lugar”.
Muchos historiades parecen estar de acuerdo en que fue el carácter de Lincoln más que su impresionante habilidad física lo que realmente salvó el día. Tal como White le explicó a WWE.com, “de acuerdo a las reglas, Lincoln habría ganado el encuentro, pero lo que realmente cautivó a este grupo de jóvemes es que Lincoln no quería ganar el duelo a pesar de ser mejor y más fuerte”.
Cuando Lincoln decidió zanjar el combate con un saludo de manos, White asegura que eso “habla mucho del tiempo de persona en el que Lincoln se convirtió”.
Según los estudiosos de Lincoln, aquel combate ayudó a sentar las bases del destino político de Lincoln.
“El episodio estuvo lleno de consecuencias importantes para Abraham Lincoln”, escribieron Irving Stone y William Osborn Stoddard en su biografía Abraham Lincoln: the true story of a great life. Showing the inner growth, special training, and peculiar fitness of the man for his work. “Su valentía y su habilidad fueron puestas a prueba y dejó una impresión profunda en sus vecinos. No volvió a quedar en peligro de volver a ser retado por ellos, y Jack Armstrong se convirtió rápidamente en amigo del hombre que le había dado una buena sacudida. Los resultados que siguieron eran solo cuestión de tiempo, para que la pelea de lucha que no ganó ninguno de sus combatientes, se valiera a Abraham Lincoln una base de seguidores fuerte y devota, aunque algo turbulenta. Cada miembro de la pandilla tenía un voto, y tenía también admiración por un hombre que no solo sabía leer y escribir, sino que podía someter a un villano. La historia de la pelea se propagó por todos lados, y su héroe se convirtió en un hombre de honor e influencia en esa comunidad”.