Tiger y su dueño, John Coleman. Imagen por la autora.
Un día, cuando regresaba del trabajo a mi casa, conocí a John Coleman. El hombre estaba parado afuera de la estación de tren en Sídney, con dos pastores alemanes: un adulto de gran tamaño y pelaje brillante, y una criatura mucho más pequeña, con enormes orejas triangulares y pelo suave. “¡Dios!”, exclamé mientras me acercaba a los perros. “Qué bonito está el cachorrito”, dije y Jhon sonrió, jaló de las correas y acercó a los animales hacia él. “Yo no lo acariciaría”, me dijo. “No es un cachorro, es todo un adulto de tres años. Tiene enanismo”.
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El enanismo pituitario afecta a los perros de manera muy parecida a los humanos. Es un problema de desorden genético que se da primordialmente en pastores alemanes puros cuando la producción de las hormonas del crecimiento es baja. Esto significa que estos perros dejan de crecer a muy temprana edad y permanecen el resto de su vida como un bonsái. El resultado es que, a simple vista, parecen adorables cachorros, pero cuando lo miras de cerca, se ven como una especie de corgi cruzado con un mapache.
Dejando a un lado la ternura, los pastores alemanes con enanismo sufren diversos problemas de salud: son infértiles, su vida es más corta, la piel, los dientes y el pelo les crece con dificultad y pueden ser ansiosos o agresivos, entre otras cosas. Es muy complicado vender un cachorro destinado a tener problemas de salud, así que en la mayoría de los criaderos los matan después de unas cuantas semanas de haber nacido. Éste es el tipo de destino que la veterinaria Darien Northcote no recomienda. Su mascota tuvo una camada de seis cachorritos muy particulares en 2011.
Tiger cuando era cachorro. Imagen por John Coleman.
“Todo parecía bien, pero unas semanas después del parto, empecé a sospechar que algo no era normal”, dijo Darien. A las diez semanas llevó a la perrita más pequeña a revisión y para ese entonces, el enanismo ya era claro. “Tres cachorritos nacieron normales y tres enanos”. De cierto modo, Darien y su compañero Ken —dueños de un criadero de perros—, habían caído en una extraña situación de genética. “Nos dedicamos mucho a ellos. ¿Por qué íbamos a matarlos? No soy esa clase de criadora”, dijo. “Estaban en perfecto estado de salud, lo único es que eran muy pequeños”.
Así los Northcote se quedaron con sus tres cachorros enanos. “Hemos criado perros desde 1989 y nunca pensamos que tendríamos alguno con enanismo”, dijo Darien. Esto se debe a que el enanismo pituitario es un desorden genético recesivo, en el que ambos padres deben portarlo en su ADN para que el descendiente salga “defectuoso”. A Darien le sorprendió que su perra fuera portadora y que la hubieran cruzado con otro pastor alemán portador, que entre otras cosas, era ganador de diferentes premios.
De hecho, este perro fue tan sobresaliente que se utilizó para diferentes cruces con hembras. Después de que su camada nació, Darien habló con otras personas que habían cruzado a sus perras con el mismo pastor alemán. Dos de ellas se quedaron con los que tenían enanismo y algunos más los mataron. “Los dueños del perro debieron haber sabido todo esto”, concluyó Darien.
Tiger actualmente. Imagen por la autora.
Cuando superaron el shock del principio, los Northcote buscaron a sus viejos amigos, los Coleman, para ofrecerles compañía para su pastor alemán, Lydia. “Nosotros somos muy nobles. Era un favor. Ken y Darien son nuestros amigos y nos pidieron ayuda”, dijo John Coleman. Así adquirieron un nuevo miembro en la familia: un perro llamado Tiger de menos de tres kilos. “Era flaco y pequeño. Podía cargarlo en mi regazo”, dijo John. “Era tímido, muy tímido y no muy diferente a Lydia”.
Luego, llevaron a Tiger al veterinario, el Dr Bas Hagreis. “Cuando lo trajeron pude ver que ellos sabían en qué se metían y estaban comprometidos con ello”, dijo el Dr Bas. “Se trata de calidad de vida”. Así, le recetó una dosis diaria de tabletas de aceite de pescado y la hormona de crecimiento, tiroxina, y lo esterilizó más tarde de lo normal para que alcanzara su testosterona natural. “Creo que por eso Tiger es más robusto que otros animales enanos”, dijo John.
Mientras los meses pasaban, el nuevo miembro de la familia empezó a ganar peso e inclusive le salió buena cantidad de pelo. “Se encariñó rápidamente con nosotros y con Lydia… hasta con Mikey, nuestro gato”, dijo John. A los seis meses, Tiger empezó a actuar como un adulto seguro de sí mismo. Al tiempo, desarrolló “el ataque”, un trastorno en su personalidad que lo obliga a estar amarrado con la correa, especialmente cuando hay niños cerca.
Tiger con Lydia, el otro pastor alemnán de John. Fotos por la autora.
“Una vez mordió a mi hermana, a mi suegra y a la tía de mi esposa”, dijo John. “No me culparon a mí porque, técnicamente, el perro es de ella”. Cuando visité la casa de los Coleman, Tiger tuvo un ataque de histeria e intentó lanzarse hacia mis piernas con su mandíbula a punto de desencajarse. John lo calmó. En cambio, Lydia solo observó desde el sofá con una mirada soñolienta. “Los pastores alemanes son carismáticos. Son inteligentes y perezosos”, dijo John.
John dice que han aprendido a proteger a las personas de Tiger, especialmente cuando saca a pasear a los dos perros. Se ha convertido en una especie de celebridad local. “Sólo puedo recordar a una persona que me preguntó si Tiger tenía enanismo y fue un estudiante de veterinaria”, explicó John. “Generalmente, las personas se acercan creyendo que es un cachorro y siempre me toca aclarar que no lo es. Cuando lo hago las personas sonríen. Es el enano favorito de todos, excepto del cartero, porque una vez lo atacó”.
A veces Tiger detiene el tráfico. “Una vez iba caminando por la calle Ross, cerca de una universidad. Tiger iba en un coche y su cabeza se alcanzaba a ver. Un chico gritó desde su carro ‘ahí está el perro enfermo’, y otras personas se detuvieron a mirarlo”. El mayor fan de Tiger es un tipo corpulento que anda en una Harley Davidson. “Él lo ama. Cuando nos lo encontramos, el hombre se detiene y le dice a sus amigos: ‘¿saben cuántos años tiene este perro? ¡Tres!’”.
Tiger con sus hermanos Rocky y Arnie. Imagen por la autora.
Tiger va a cumplir cuatro años pronto. Los pastores alemanes con enanismo no pasan de los cinco, aunque los Coleman aseguran que él vivirá más. “Nos va a afectar muchísimo cuando se vaya”, dijo John. “En nuestra casa, Tiger es el más afectivo y juguetón. Es un cachorro eterno”. Con suerte, Tiger celebrará algunos cumpleaños más junto con sus dos hermanos que también tienen enanismo. Ellos siguen con los Northcotes, quienes los han llamado Rocky y Arnie.
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