Conoce a los clubes de fans del St. Pauli que surgen en todo el mundo

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A los que no estén familiarizados con ello, la idea de un club de fans del Sankt Pauli establecida en Yorkshire les puede sonar extraña; sin embargo, a la gente de Leeds cada vez le parece más natural. Aunados por una gran afinidad con el famoso equipo de fútbol de izquierdas de Hamburgo, el grupo ha crecido considerablemente desde su origen y se ha hecho más visible en la comunidad. Apoyan a organizaciones benéficas, ven los partidos del St. Pauli en la asociación Wharf Chambers y un equipo de miembros juega regularmente a fútbol con refugiados en un campo de Leeds.

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Aunque es uno de los clubes de fans del St, Pauli más grandes y mejor organizados fuera de Alemania, la peña de Yorkshire no es la única en cultivar en el extranjero el espíritu del estadio de Millerntor, hogar del St. Pauli. Tenido en muy alta estima entre muchos de sus clubes de fans, ha sido la inspiración de muchos otros grupos que se han fundado después de su inicio en 2011. Actualmente, existen clubes de aficionados del St. Pauli fuera del país con alcances y tamaños muy variados repartidos por todo el mundo.

Vídeo: St. Pauli, entre el mito y la realidad

Todos los clubes de fans internacionales se podrían clasificar de forma aproximada según un diagrama de Venn: por un un lado, hay espacio para aquellos a los que les gusta quedar, llevarse unas bebidas y sentarse a ver los partidos del fin de semana de la segunda división de la Bundesliga; por el otro lado, están aquellos a los que les interesa más la parte política de las cosas, ya sea hacer voluntariado, echar una mano en causas locales o participar en manifestaciones y protestas. Entre ellos existe un solapamiento, cosa que no sorprende dados los principios políticos que son parte inherente de la identidad del St. Pauli. El club y sus fans han sido una parte importante del movimiento alemán Refugees Welcome, y dicen las malas lenguas que la tienda del club tiene una diana para dardos en la ventana con la cara de Donald Trump.

Estos fans extranjeros constituyen un nuevo medio para los que quieren cambiar el fútbol. En los casos más ambiciosos, ayudan a modificar e influenciar su entorno, pero incluso esos grupos más orientados hacia la socialización representan una escena futbolística alternativa. En la mayoría de pueblos y ciudades con un club de fútbol, hay gente que simpatiza con el club por razones personales e incluso puede que por razones filosóficas. Cuando aparece un nuevo club de fans del St. Pauli, este sirve de lugar de reunión para fans descontentos que se identifican más con la calavera y los huesos cruzados que con el escudo del equipo de su ciudad.

EPA Images/Fabian Bimmer

Hablar sobre este tema con Gary, del St. Pauli de Glasgow, es instructivo, ya que él sabe tan bien como cualquiera que algunos quieren una alternativa a la cultura futbolística que impera en su ciudad. “Muchos de nosotros somos fans del Celtic, pero intentamos dejar claro que para nada se trata de algo exclusivo”, afirma Gary. Mientras que los fans del Celtic y del St. Pauli mantienen una larga relación basada en sus tendencias más bien de izquierdas, Gary y compañía intentan trascender la tradicional división futbolística de Glasgow, a la vez que intentan atraer a nuevos miembros de otras áreas de Escocia. “Contamos con miembros de Aberdeen y de diferentes partes del país, pero queremos más”, añade. “Intentamos que no haya vínculos con otros clubs de Escocia porque queremos un grupo de simpatizantes que sea puramente del St. Pauli, en vez de otros equipos”.

A pesar de que el grupo se fundó a principios del año pasado, el St. Pauli de Glasgow se ha expandido a un ritmo considerable. Varios de los fundadores habían sido miembros del St. Pauli de Yorkshire y, según Gary, el grupo empezó con unos pocos amigos moviendo pegatinas y esperando emular a sus homólogos de Leeds. “Desde ese momento, empezamos a tomar forma y a crecer, y estar donde estamos ahora es mucho más de lo que podríamos haber imaginado”, dice Gary. Actualmente, estima que el grupo tiene 26 miembros, y su activismo social y las actividades caritativas han tenido un éxito notable. El grupo tiene una marcada presencia social y ha participado en manifestaciones en Glasgow, y calculan que han recaudado más de 10.000 libras para organizaciones que se encargan de niños desprotegidos, refugiados, gente sin techo y violencia doméstica. Una buena parte de ese dinero ha llegado a través de recaudaciones online en su propia página oficial, en la que los miembros y las personas afines pueden hacer su aportación.

Imagen proporcionada por el St. Pauli de Glasgow

Si eso ya constituye una prueba de lo que los fans del St. Pauli del extranjero pueden hacer, también muestra cómo los valores del Millerntor pueden influir en la gente para marcar la diferencia. Cuando le preguntamos por qué a los fans del fútbol de Glasgow les atrae un equipo de segunda división de Hamburgo, Gary responde: “Creo que es por lo que el club simboliza, la verdad. Cuando la gente no conoce al equipo (por ejemplo, cuando ayudamos a grupos de caridad), ven la calavera y los huesos con desconfianza, porque no están seguros del todo de con qué están tratando. Pero cuando la gente ve de qué va el club, y sobre todo cuando les educas, entonces se dan cuenta de por qué estamos en el St. Pauli”.

Si bien la política de izquierdas y el estilismo punk del club les ha ganado muchos fans en Reino Unido, los clubs de aficionados del St. Pauli no se limitan a estos lugares. Hay grupos en Cataluña, Italia, Toronto, Indianápolis, Argentina y Brasil; y hay otros más que les siguen. Atenas es uno de los puntos calientes más grandes en el extranjero; quizá se explica en parte por los vínculos con el AEK Atenas, otro equipo de fútbol asociado históricamente con la izquierda. La capital griega tiene en realidad dos clubes de aficionados del St. Pauli, el que se ha llamado tradicionalmente Athens Club y el relegado South End Scum (“la escoria de la punta sur”). El primero se fundó en 2007, por lo que es uno de los clubes de aficionados más viejos del extranjero, mientras que el segundo se formó en 2011 en los suburbios del sur de la ciudad.

Imagen vía Facebook aficionados del FC St. Pauli Athens Club

Intercambiando mensajes con Vassilis, del Athens Club (también conocido como SPAK, Sankt Pauli Athen Klub), me cuenta que el grupo lo formaron aficionados que conocían el St. Pauli ya fuera por haber visitado Alemania o por vivir en Hamburgo. Cualquiera puede unirse al grupo mientras que siga los principios del St. Pauli. En el SPAK “no hay presidente, ni secretario ni nada. Todos somos iguales, los nuevos miembros también, por supuesto”. Para los miembros del Athens Club, apoyar al St. Pauli es un antídoto para los excesos de la sociedad y del fútbol. “El Sankt Pauli es para nosotros la alternativa a la cara fea del fútbol moderno, y a la vez un equipo de fútbol que se dirige a los antifascistas, antinazis, antisexistas, etc., a gente que no se debe a ningún poder superior. También creemos que el fútbol puede ser una herramienta para un mundo mejor”.

Igual que sus primos británicos, el Athens Club quiere generar un cambio real en su comunidad. “Hemos visto todos los partidos del St. Pauli juntos desde hace 10 años, pero nuestro propósito principal es recaudar fondos para proyectos sociales, apoyar a la gente que lo necesita, como refugiados políticos y demás, e intentar siempre ser un grupo activo en la sociedad griega”, afirma Vassili. Greg, un miembro de los South End Scum, me cuenta que son como un grupo de perdedores que se centra en la inclusión social y en los gestos de solidaridad. Aun así, tienen una relación cercana con el Athens Club, y dos veces al año organizan una fiesta conjunta para recaudar fondos para causas varias.

Aunque Greg insiste en señalar que los South End Scum están menos organizados que sus compañeros de la ciudad, nos ofrece una conmovedora explicación de por qué la gente de fuera de Alemania siente afinidad con el club de Hamburgo: “Casi todos nosotros, antes de involucrarnos en el FC St. Pauli, habíamos abandonado el fútbol”, afirma. “La situación del panorama futbolístico local es un reflejo de nuestra sociedad en decadencia (mucho antes de la crisis financiera) y no tenía nada que ofreceros en lo que estuviéramos interesados. El concepto de un club de fútbol socialmente consciente, que defiende los mismos valores universales que nosotros y que en realidad les ha dado forma de constitución fue un milagro, y que a la vez hayan obrado magia a lo largo de una de las temporadas de fútbol más oscuras en el fútbol europeo, en un momento en el que el extremismo de derechas y toda esa inmundicia se había extendido por todo el continente.

“Aquí, en la jungla local, la integración de tales valores en el fútbol era (y probablemente sigue siendo) inconcebible. Así que, poco a poco pero de manera segura, nos hemos entusiasmado con el fútbol como nunca antes, haciendo cosas a los treinta y cuarenta que normalmente se hacen a los veinte”. Por resumir, podríamos decir que a través del St. Pauli hemos redescubierto el fútbol… las iniciativas sociales que lleva a cabo el club, como la adopción del FC Lampedusa la temporada pasada, son lo que hace que el St. Pauli sea único”.

Jugadores del St. Pauli con niños refugiados en un partido solidario en 2015 // EPA Images/Daniel Bockwoldt

La historia del FC Lampedusa resume la filosofía del St. Pauli, y además explica por qué tanta gente aplaude la solidaridad del club. Formado exclusivamente por refugiados que habían pasado por el centro de detención en la isla italiana de Lampedusa, el equipo necesitaba ayuda cuando llegaron a Hamburgo y el St. Pauli estaba dispuesto a brindársela. Sus fans no solo mostraron pancartas con eslóganes como “Kein Mensch ist illegal” (Nadie es ilegal), sino que el club les ofreció su equipamiento e instalaciones a la vez que apoyaron públicamente su causa. Por si fuera poco, un equipo formado por miembros del St. Pauli de Yorkshire disputó un amistoso contra los refugiados que ganó holgadamente el FC Lampedusa. Una acción que demuestra que ser parte de un club de aficionados en el extranjero no es residual y son tenidos en cuenta en la agenda social del club.

Si existe un país que necesita toda la compasión posible con los refugiados, son los Estados Unidos de América. Incluso en un clima de hostilidad creciente, sus grupos de aficionados se hacen más fuertes. Uno de los más asentados es el St. Pauli de Nueva York, fundado ocho años atrás por un grupo de americanos que se enamoraron del club y de sus valores. Hablando con Shawn, uno de los nuevos miembros del club, parece que esos valores se mantienen a más de 6.000 km del estadio Millerntor.

Imagen vía página Facebook FC St. Pauli Fans NYC

Shawn me cuenta por email que, igual que los South End Scum, el St. Pauli de Nueva York es “un grupo muy espontáneo, sin miembros oficiales ni nada parecido”. Se juntan para ver partidos los fines de semana en el East River Bar de Williamsburg, en Brooklyn; y más allá del núcleo del grupo, han convertido a la causa a un par de aficionados del New York Cosmos, a aficionados punk e incluso mensajeros. A pesar de su estructura organizativa poco definida, son una presencia activa en la comunidad internacional de St. Pauli, así como localmente en Nueva York. En cada partido recogen donativos y este año va para un grupo que proporciona asistencia jurídica a los inmigrantes. “El año pasado fue para una organización que trabaja con los sintecho. También hemos hecho colectas para la organización benéfica de St. Pauli, Viva Con Agua“, nos cuenta Shawn.

“Con el clima político que hay en nuestro país, imagino que ese aspecto se va a desarrollar más”, añade. “Tuvimos gente en la marcha de la mujer de Nueva York y de Washington tras la investidura de Trump, y sé que muchos de nosotros nos involucramos en el activismo político más allá del club de fans, también”. Por ahora, con tantas ideas de extrema derecha y unas pocas voces fascistas que quieren dominar el panorama político americano, los estadounidenses necesitan más que nunca una alternativa. Además de proporcionarles una plataforma para traer el cambio a su ciudad, el St. Pauli de Nueva York quizá pueda dar un poco de esperanza a los ciudadanos que la hayan perdido. “Decir que eres un aficionado del St. Pauli realmente significa algo”, cuenta Shawn.

Imagen vía www.fcstpaulinyc.com

Aunque el éxito internacional del St. Pauli es en cierto modo alentador, existe un notable debate entre los fans sobre el aumento de la comercialización. No es raro encontrase con gente que viste camisetas del St. Pauli y que nunca han oído hablar del club y que realmente no comprende sus valores, un hecho que causa resentimiento en parte de los aficionados; para alguien de fuera, es complicado decir si eso ha afectado al punto de vista de los aficionados del St. Pauli.

La persona más adecuada para tomar el pulso a la afición del Millerntor es Jenni Wulfhekel, escritora futbolística de Hamburgo y gran conocedora del club. “Los fans del St. Pauli son muy conscientes de la popularidad mundial de su club”, me cuenta. “Se reduce a una mezcla de la posición política del club, la escena musical, el merchandising, la proximidad al barrio rojo, fans salvajes y demás. Sabemos que la mayoría de fans del St. Pauli provienen de Escocia, de donde el Celtic es un equipo compañero, y de Inglaterra. En general, la afición del St. Pauli es muy afectuosa y tolerante, así que en realidad todo el mundo es bienvenido”.

EPA Images/Daniel Bockwoldt

“He observado un cambio en los últimos diez años en lo que a los fans extremistas y su necesidad de proteger la imagen del club se refiere”, añade Jenni, “pero no incluye a los fans extranjeros. Es más bien una batalla silenciosa dentro de la ciudad, en la que la empresarios y hipsters vienen al club porque piensan que es guay. Incluso yo coincidiría en que la mayoría de los fans ‘nuevos’ no saben de la herencia del club ni qué representa realmente. Sí que saben que es un club de izquierdas con reputación de liberal, y eso es claramente algo bueno. Aunque en los 80, St. Pauli era más que eso. La mitad de la gente ni siquiera tenía casas decentes en las que vivir. Era la escena punk de Hamburgo, y por aquel entonces había muchos aficionados sin hogar. En cualquier caso, diría que el equilibrio se mantiene y decae en la ciudad, y que no tiene mucho que ver con la afición mundial del club”.

De hecho, en algunos casos, Jenni cree que los aficionados del extranjero son más conscientes de lo que simboliza el club que algunos de los miembros alemanes más recientes. “Por lo que yo sé, diría que la mayoría de clubs de aficionados del St. Pauli se fundan en torno a la idea política del club, no tanto por el fútbol en sí (que es una mierda). Creo que en el extranjero existen una comprensión y una conciencia muy profundas de la herencia del club y de la posición política. Veo muchos fans de Sudamérica ondeando banderas pirata y llevando chapas de ‘anarquía’. También me he dado cuenta de que es entonces cuando te encuentras con aficionados del St. Pauli que no son alemanes en Hamburgo, y estos normalmente son más mayores, quizá alrededor de los cuarenta, cincuenta o sesenta, lo que da a entender que no se haya convertido en un club ‘guay’ en todo el mundo, sino en una marca identitaria en el fútbol. Igualmente, tal como he dicho antes, en Hamburgo es distinto. Los aficionados más veteranos del St. Pauli odian ver en los partidos a compañeros jóvenes que siguen la moda”.

Para los miembros de clubes de fans en el extranjero, las peregrinaciones al Millerntor son normalmente un ritual anual. De acuerdo con Gary, Vassilis, Greg y Shawn, los fans locales los acogen con los brazos abiertos. La afición del St. Pauli no solo les muestra hospitalidad en los partidos y en los bares que se encuentran alrededor del estadio, sino que muchos de ellos han entablado amistades en Hamburgo (todos con todos) que siguen manteniendo hoy en día. Por eso, la gente que piensa parecido han construido una comunidad internacional basada en los valores que comparten con su equipo de fútbol.

Y es algo bueno en un mundo plagado por la división y por una política de mente estrecha.

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