En muchas zonas de España y de toda Europa, es tradición comer cordero lechal en Semana Santa. Para aquellos que no lo sepan, según la wikipedia: “el cordero lechal o lechazo es el que aún no ha sido destetado, típicamente de 20 días a 30 días de edad y con un peso de 5 Kg a 6,5 kg”. O sea que, en pocas palabras, son bebés de oveja.
Según datos de Eurostat, aportados por @igualdadanimal, más de 633 000 corderos fueron transportados desde España a Alemania, Rumania y Portugal en 2019 para ser sacrificados. Nuestro país ocupa el segundo lugar en número de corderos exportados en la Unión Europea. Siendo Rumanía el principal exportador. Por extraño que parezca, también somos, después de Italia, el principal importador de estos animales. En 2019 372 000 corderos padecieron transportes de larga distancia principalmente desde Francia para ser sacrificados en los mataderos españoles.
Videos by VICE
Igualdad Animal junto con Animal Welfare Foundation ha presentado hoy una investigación realizada durante cuatro años en la que se documenta el incumplimiento de las normas europeas en materia de transporte de animales. El estudio demuestra que las distancias recorridas por estos corderos lactantes oscilan entre los 1200 y los 2200 kilómetros. En estas circunstancias los animales suelen permanecer en el camión hasta 29 horas sin comer, a pesar de que, por ley, los corderos no destetados deben recibir líquido a partir de las nueve horas de viaje y los corderos mayores después de 14 horas.
Este año, el problema se está viendo agravado por la crisis de COVID-19. Los camiones están quedando atrapados en largas colas en las fronteras entre los Estados miembros de la UE y en los puntos de salida. Por un lado, la Comisión ha activado vías rápidas en las fronteras para la entrega de suministros que incluye el transporte de animales, pero al mismo también las medidas temporales adoptadas para hacer frente a la crisis podrían estar provocando laxitud en los controles del transporte de animales.