El nuevo coronavirus ha disparado la imaginación de teóricos de la conspiración y grupos marginales, que usan esta crisis como pretexto para generar desinformación y relatos alternativos dirigidos a un público cada vez más sumido en el pánico.
El presentador de InfoWars, Alex Jones, por ejemplo, ha calificado el virus de “arma biológica” creada en China para desestabilizar a la administración Trump. Y todo mientras aprovecha para promocionar su “Dentífrico sin flúor Superblue”, cuyo uso, según él, evita el contagio del coronavirus. Otros aseguran que el virus está relacionado con la implantación del 5G.
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La crisis del COVID-19 ya ha sido declarada pandemia por la OMS. En todo el mundo se han registrado más de 246 000 casos y las muertes superan las 10 000. Hay varios países en estado de alarma, las bolsas han caído y en las noticias se ven imágenes de aeropuertos desérticos y equipos médicos ataviados con trajes de protección contra materiales químicos, escenas que parecen sacadas de una película de ciencia ficción de bajo presupuesto.
Sí, todavía desconocemos muchas cosas del virus, algo que aprovechan los amigos de desconfiar de las autoridades y de fomentar el miedo al colapso inminente de la sociedad incluso en tiempos en los que no amenaza pandemia alguna. Especulaciones, desinformación y conspiraciones proliferan en la red y, en algunos casos, incluso en televisión.
“Se está produciendo una mezcla de desinformación y falsas noticias en sitios web conspiranoicos en los que se habla de supuestas curas para el virus, como beber lejía o bañarse con sal. También se ven conspiraciones que dicen que el coronavirus es un arma biológica o que se desató porque los chinos comen murciélagos”, señala Gianluca Stringhini, profesor adjunto y codirector de Laboratorio de Seguridad de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Boston y experto en desinformación.
El coronavirus lo causa el 5G
El mes pasado, una youtuber californiana con 166 000 seguidores publicó un vídeo en el que aseguraba que el coronavirus era, de hecho, radiación tóxica provocada por la tecnología 5G. Según ella, las altas frecuencias de esta tecnología impiden la absorción de oxígeno y provocan síntomas respiratorios idénticos a los relacionados con el COVID-19. Para eludir las medidas de detección y censura de noticias falsas y desinformación de YouTube, utilizó nombres en código: CH hacía referencia a China, CV era coronavirus y “f-i-v-e-g” era 5G.
La afirmación de que el coronavirus está relacionado con el 5G no tiene base alguna y es una de las teorías de la conspiración más descabelladas que existen sobre el virus. Pese a ello, logró proliferar en las redes sociales. Hubo gente que compartió mapas en los que aparecían lugares con tecnología 5G, asegurando que la distribución geográfica era similar a la de los países en los que el virus había impacto. “El 5G activa lo que te han metido con las vacunas y las estelas de los aviones”, señalaba un usuario en una página de Facebook de la comunidad de QAnon.
“Todo el ADN tiene coronavirus”, repuso alguien. “Las megafrecuencias del 5G pueden usarse para alterar el ADN y provocar el desarrollo del virus. Guerra biológica”.
El coronavirus es un arma biológica
Los científicos todavía no conocen el origen exacto del virus, pero lo que sí se ha demostrado es que no es un arma biológica diseñada por el ser humano. Se sospecha que el epicentro del coronavirus fue un mercado de Wuhan en el que se venden animales vivos.
Pese a ello, a finales de enero empezó a circular por internet un manuscrito realizado por científicos indios en el que se señalaba que las secuencias de proteínas del coronavirus sugerían que este había sido diseñado en un laboratorio. Este extremo fue extensamente rebatido por científicos que estudian el virus, y los propios autores del manuscrito finalmente lo retiraron varios días después. Pero ya era demasiado tarde: amantes de la conspiración de todo el mundo lo tomaron como prueba para respaldar sus sospechas infundadas de que el virus era un arma biológica.
Esta es una de las teorías más populares, hasta el punto de que tiene diversas variantes en las que el origen del arma biológica cambia según quién difunda la noticia.
Desde InfoWars, Jones y su séquito aseguraban que el virus se creó en China, confabulada con el “Estado profundo” para causar estragos en la economía estadounidense y echar por tierra las posibilidades de Trump de salir reelegido en las elecciones de noviembre.
La noticia de que el virus era un arma biológica de creación china llegó hasta el senador republicano Tom Cotton, de Arkansas, quien la repitió durante una sección del noticiario de la Fox el mes pasado.
También en Irán, donde el número de contagios y muertes es muy elevado, se hicieron eco de esta falsa noticia en televisión, diciendo que el virus podría haberse fabricado en los Estados Unidos. El iraní Ali Akbar Raefipour, una figura respetable de la televisión del país, sugirió que la administración Trump había liberado el virus en Irán y China siguiendo un plan de “guerra híbrida” contra esas potencias.
Esta semana, un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China también señaló a Estados Unidos, si bien su acusación no hacía alusión a ninguna conspiración con armas biológicas.
Zhao Lijian dijo en Twitter que el ejército de Estados Unidos podría haber importado el coronavirus, haciendo reflotar una teoría que lleva semanas circulando en las redes sociales chinas. Concretamente, Lijian sugería que los 300 deportistas militares que participaron en la séptima edición de los Juegos Mundiales Militares el pasado octubre en Wuhan ya estaban infectados con el COVID-19.
El coronavirus lo contagió la gente que come murciélago
Los investigadores sospechan que los pangolines podrían haber transmitido el virus a los murciélagos y estos a los humanos. Las escamas de estos mamíferos se usan en la medicina tradicional china y a veces se venden en mercados al aire libre. No se sabe si se vendían en Wuhan, pero los científicos señalan que la cepa de coronavirus hallada en los pangolines es la más parecida a la que está provocando la pandemia en los seres humanos.
Estos detalles se perdieron en la marea de internet y se distorsionaron hasta materializarse en una conspiración con tintes racistas hacia la cultura gastronómica china. Todo empezó con un vídeo que salió a la luz en internet y en el que se veía a una mujer que parecía estar comiéndose con unos palillos chinos un cuenco de sopa con un murciélago entero. El vídeo corrió como la pólvora en redes sociales.
Es cierto que la sopa de murciélago se considera una delicia en algunas zonas de China, pero no es un plato popular en Wuhan. Además, el vídeo ni siquiera era de China, sino de la nación de Palau, en el Pacífico.
A principios de mes, el presentador de Fox News Jesse Watters dio la falsa noticia en televisión, señalando que la culpa del virus la tenían los chinos por comer murciélagos y serpientes.
“Esta gente tiene mucha hambre”, dijo Watters, mientras su compañera de programa le reía la gracia. “El Gobierno comunista de China no puede alimentar a la población. Están desesperados y se comen los alimentos sin cocinar. No es seguro. Por eso los científicos creen que es allí donde todo se originó”.
El coronavirus es una broma de los medios liberales que se les ha ido de las manos
La idea de que se está exagerando con el coronavirus es la más extendida y peligrosa de todas las teorías y la han promovido personas como el comentarista de derechas estadounidense Sean Hannity.
El propio presidente, Donald Trump, restó gravedad al virus, comparándolo con una gripe común, y culpó a los medios por hacer cundir el pánico. A medida que las críticas contra la gestión de la crisis aumentaban, los aliados de Trump acusaban a los medios y los demócratas de infundir miedo a la población con el fin de hacer caer el mercado de valores y socavar la imagen de Trump.
Restar importancia a los efectos del virus es especialmente peligroso porque la efectividad de la contención del mismo depende en gran medida de que la población se tome muy en serio las medidas de distanciación social, confinamiento e higiene.
Según una encuesta llevada a cabo hace un par de semanas por Reuters, unos 4 de cada 10 demócratas pensaba que el coronavirus era una “amenaza inminente”, en contraste con los 2 de cada 10 republicanos que opinaban igual. En sus comparecencias recientes, Trump fue cambiando el tono de su discurso y el viernes pasado finalmente declaró el estado de emergencia nacional.