Desde su nacimiento, Teresa Margolles ha vivido en uno de los escenarios principales de la violencia y el narcotráfico en México, Culiacán Sinaloa. Crecer en el norte del país puso en su camino varios cadáveres de animales y personas que con el tiempo se volvieron parte de su cotidianidad. El ver cuerpos sin vida desde muy temprana edad influenció su trabajo artístico, pero ella cuenta que el detonante fue ver cientos de polillas explotar al aventar una piedra al vientre de una caballo en descomposición, una gruesa línea de salida que forjó su trayectoria artística.
Estudió Arte y Ciencias de la Comunicación, pero su deseo de retratar la muerte la llevó a estudiar Medicina Forense para poder tener acceso a una casa post-mortem en la Ciudad de México. El acercamiento cotidiano que tenía con cadáveres se tornó en artístico cuando comenzó a acercarse con una cámara. Las historias que conoció dentro de este lugar no eran diferentes a las que escuchaban en Sinaloa, estos cuerpos eran anónimos y fueron víctimas de violencia extrema.
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En su carrera artística ha denunciado la violencia y los crímenes en México, además de llevar una investigación sobre cómo estas acciones tienen repercusiones en la sociedad donde ocurren. Junto con otros artistas mexicanos (Carlos López Orozco, Juan Luis García Zavaleta, Arturo Angulo Gallardo) fundó el colectivo SEMEFO, bajo su nombre crearon varias instalaciones y performances con los que trataron el tema de la muerte y la violencia en México. Con estas aproximaciones estéticas lograron explorar las distintas fases que tienen los cadáveres en descomposición y los objetos que utilizan los médicos forenses.
Una de sus obras más conocidas ha sido “Lengua”, la cual rescató del cuerpo de un hombre punk que había sido asesinado. Margolles tuvo la oportunidad de hablar con la mamá del joven en la morgue y ahí le comentó que no tenía el dinero para pagar un ataúd. La artista decidió donarle uno a cambio de la lengua perforada del cadáver. Sus exposiciones han seguido esta misma línea, en Lavatio Corporis presentó varios fetos y cuerpos de caballos.
Otro de sus trabajos más conocidos fue su performance en la Bienal de Venecia en 2009, en este evento se dedicó a trapear el piso de la sala con sangre que había sido derramada en el norte del país por la guerra del narcotráfico. La violencia en México había aumentado desde el 2000 y era común encontrarse cuerpos mutilados mientras caminaba por la calle. La muerte se convirtió en algo público.
El discurso de Margolles es un llamado con métricas globales para darnos cuenta de la violencia y crímenes que acompañan a México. Su trabajo ha sido duramente criticado por la crudeza que muestra, pero no podemos ignorar la brutalidad que se vive en países como México, problemáticas que en ocasiones sólo se ven retratadas por el arte.
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