Collages digitales y fragmentos de pinturas, reimpresos y retocados manualmente, conforman un colorido imaginario. Surrealismo pop que excita y entretiene, desplegando un arte maximalista que abre un suspenso entre lo serio y lo ridículo. Yuxtaposición que refleja la teatralidad de la emoción femenina encarnada en sensación que, llevada al borde de la hipérbole, enciende una práctica artística traviesa e irreverente.
Fusionar y confundir la pintura con los medios impresos cataliza la práctica artística de Allison Zuckerman al exponer en su obra la fascinación por la forma en que aparece un trazo pintado al ser fotografiado y, posteriormente, al imprimirse, transformarse en pixeles.
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De lo tradicional a lo digital, extravagancia y saturación, la obra de Zuckerman nos recuerda la pasión y repulsión de Susan Sontag al describir esa sensibilidad huidiza de lo camp, estética que caracterizó ciertas piezas del arte moderno, permeando sus intensidades a expresiones contemporáneas: “… lo camp –dice Sontag- es una cierta manera del esteticismo. Es una manera de mirar el mundo como fenómeno estético. Esta manera, la manera camp, no se establece en términos de belleza, sino de grado de artificios, de estilización.”
En la obra de Zuckerman, no es la belleza, sino el artificio y la estilización lo que despliega fragmentos visuales que operan en una doble óptica: como extensiones de pinturas, pero además, como piezas que articulan collages y esculturas como una multiplicidad sensible. Interpenetración de imágenes, del tiempo y el espacio que colapsa los procesos tradicionales de pintura, el collage y la fotografía. No sólo los procesos, también las fuentes y estilos detonan una amalgama de visualizaciones que saltan de lo porno, pasando por los dibujos animados y los cómics, hasta lo más trendy y fashion. Saltos o más bien tránsitos donde emerge la expresión de un estilo; la impronta de una experiencia estética del mundo sin lugar para lo trágico, sólo lo lúdico, la anti-serio y frívolo, o en palabras de Sontag, lo camp.
Un arte político que por medio de diferentes estratos visuales explora y experimenta la dinámica del poder, la cultura y las diferencias de género, exponiendo de forma satírica e irónica el modo en que nos relacionamos y consumimos las imágenes. Para Zuckerman no existe una línea cronológica o un canon estilístico que separe o límite las imágenes. Su obra fluye entre fugas que vagan entre icónicas obras de la historia del arte, imágenes personales y el imaginario de la cultura de internet. ¿El resultado? El artificio y la exageración: mezclas, fusiones y convergencias donde se interrelacionan los extremos expresivos del arte: lo popular y el canon estilístico, el high y low art: conflicto de la sensibilidad como un modo inevitable de creación. Una sensibilidad que convierte lo serio en frívolo sin hacer distinción entre el objeto “aurático” y el objeto de reproducción masiva. En sus notas sobre lo camp, Sontag añade:
“El tiempo puede realzar lo que hoy nos parece simplemente rígido o falto de fantasía, porque estamos demasiado próximos a ello, porque se asemeja excesivamente a nuestras fantasías cotidianas, cuya naturaleza fantástica no conocemos. Nos es más fácil deleitarnos en una fantasía en cuanto tal, cuando no es la nuestra.”
Serie de autorretratos fotográficos inspirados por Pink Flamingos (1972) de John Waters; formas estilizadas que presentan las reminiscencias de los coloridos collages de papel cortado de Matisse; provocativas escenas que disparan la memoria a la pintura postmoderna de Eric Fischl. Formas del pasado, realzadas por el tiempo, no sólo se fusionan con piezas emergentes, sino también rinden un homenaje a la historia del arte. Para Zuckerman la repetición de estas imágenes abre un hipervínculo visual, una sensación de déjà vu que crea una distancia, un umbral, donde convergen imágenes, artistas y espectadores. Volviendo a Sontag: “Y no se trata de amor a lo viejo como tal. Se trata, simplemente, de que el proceso de envejecimiento o deterioro proporciona la distancia necesaria o despierta la necesaria simpatía.“
Además de estas influencias, la perspectiva creativa de Zuckerman hace un guiño al estilo satírico, burlesco y juguetón de Duchamp, Warhol y Koons. Perspectiva que detona una inteligencia colectiva al expresar repeticiones de motivos visuales que emergen como versiones contemporáneas de piezas emblemáticas.
Allison obtuvo su BA en la Universidad de Pensilvania, Filadelfia en 2012, seguido de su MFA en la Escuela del Instituto de Arte de Chicago en 2015. Desde entonces, su trabajo ha sido incluido en exposiciones colectivas en Chicago, Copenhague, Nueva York y México. En la obra de esta artista la pintura es el hilo conductor que traza nuevas alianzas entre la técnica y lo digital, el pasado y el presente, diluyendo las distancias entre el pensamiento, la sensación y la expresión en múltiples interpretaciones, nunca fijas, infinitamente huidizas como el deleite de lo camp en la literatura de Wilde, la opera de Bellini o algunas películas de Visconti.
Conoce más sobre esta artista en su sitio.
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