La velocidad y el transporte como inspiración en el arte

Todos los días nos movemos de un punto a otro. Los habitantes de la Ciudad de México lo hacemos caminando, en bicicleta, o si es necesario en carro. La prisa obliga a usar medios de transporte, velocidad, motores para desplazarnos más rápido. Transportarnos es un rutina, automatizamos, salimos de un embotellamiento y pisamos el acelerador mientras pensamos en algo más.

El artista Fernando Ocaña, quien inaugura hoy Los habitantes de la velocidad, su primera exhibición individual en México, cree que hay una relación entre entorno y personalidad, siendo la velocidad el hilo conductor entre ambos. “Me gusta pensar en la velocidad como un espacio de vida, en la aceleración y deceleración como peculiaridades de la experiencia moderna, que define y condiciona nuestra forma de ser”.

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Por medio de fotografías y videos muestra ese “hábitat”, como lo define; “una especie de escenario, donde podemos imaginar que cada trayecto es una obra de teatro, y cada persona con la que nos cruzamos es parte de la trama”.

Para lograr estas imágenes, Fernando utiliza su teléfono, un aparato que se ha convertido en la extensión de nuestra mano, de la misma forma que los medios de transporte en la extensión de nuestros pies.

Durante meses, ha documentado el espacio generado por la velocidad, uno que en esta urbe es inmenso, variado, sorprendente y muy salvaje. “La Ciudad de México es un caso extraordinario, hay pocos lugares en el mundo donde se concentre tal cantidad de gente. Por lo tanto, hay pocos lugares donde se puedan observar el ritmo y densidad de movimiento similar”.

Su pieza Junkspeed, un largometraje de 60 minutos musicalizado por Alejandro Veneno, reúne las más diversas situaciones que vemos a diario sin prestarles atención. Junkspeed es una reinvención del género cinematográfico llamado City Symphony, popular en los años 20 del siglo XX. Un hipnótico retrato de la ciudad, de quienes la habitamos, no sólo los humanos. Una radiografía de por qué un chilango, un neoyorquino o un parisino se comportan distinto según su entorno.

“En movimiento, somos nosotros mismos”, dice Fernando, quien hizo una maestría Diseño de Vehículos en el Royal College of Art de Londres. Y agrega: “Mientras trabajaba como diseñador de automóviles, siempre pensé que había una dimensión inexplorada de mi disciplina”, por ello, se ha dedicado a entender al automóvil más allá de un objeto, para entender la experiencia de la velocidad y su significado antropológico.

La exhibición nos pone de nuevo en contacto con la cotidianidad, pero sin un volante o parabrisas de por medio. Las fotografías de Fernando detienen la velocidad en que transitamos; “es una herramienta muy valiosa para justamente congelar los gestos, las miradas y los otros miles de detalles que diariamente pasan desapercibidos en nuestra vida en movimiento”.

Los habitantes de la velocidad abre hoy, 15 de marzo, en Momoroom. Dresde 2, Colonia Juárez, 18:00 horas, CDMX.

Junkspeed se estrena el sábado 17 de marzo con la música en vivo de Alejandro Veneno en CDMX en el Cine Tonalá, Tonalá 251, Roma Sur. 13:00 horas.