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El de la música es un mundo tan jodido que a poco que seas un poco entusiasta es imposible saciarte haciendo una sola cosa. Puede que este sea el motivo por el cual a veces todo esto parece un centrípeto humano donde críticos y músicos son todos una misma cosa y quedan los fines de semana para saltar a la comba y emborracharse juntos hasta caer.
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La lista de músicos que han tonteado con la crítica musical es casi tan larga como la de críticos que han intentado hacer lo contrario. Pero ¿Qué pasó cuando los dos mundos entraron en conflicto? ¿Cuándo el objeto de la crítica era el mismo periodista? Para nuestra alegría, eso dio pie a más de un mito del rock más o menos reciente.
EVERETT TRUE, LA LEYENDA
Everett True es uno de los mejores críticos de Inglaterra y también uno de los más odiados. Empezó a escribir animado por su –entonces- amigo Alan McGee. Everett tocaba en grupos, y estaba empezando su propio proyecto, The Legend!. Se le veía bailando en las primeras filas de todos los conciertos y Alan simplemente le convenció de hacer algo con eso. Él dice que para él empezar a escribir sobre música fue su forma de intentar comunicar ese mismo entusiasmo, que le acabó valiendo para conectar con varias escenas a lo largo de los años. En los 80 escribía en el NME sobre grupos de los que nadie había oído hablar todavía como Jesus & Mary Chain, y coordinó un recopilatorio tan mítico como C86 –una de las piedras de toque del indie inglés- con un puñado de grupos con los que tenía relación previa. En una entrevista sobre el tema incluso explica que todos los grupos del recopilatorio dormían en su casa cuando pasaban por Londres. ¿Quién podría creerse a un tipo escribiendo sobre sus colegas? Y al mismo tiempo ¿Quién mejor que un miembro de la escena para descubrirnos a todos los grupos antes que nadie?
Años más tarde viajaría a Estados Unidos, donde descubriría el grunge a Inglaterra y, por contagio, acabaría siendo el altavoz en todo el mundo de ese género que él mismo ayudó a inventar. Se dice que fue la persona que presentó a Kurt Cobain y Courtney Love, que fue el artífice de alguno de los bulos más divertidos de la escena –como que Krist Novoselic competía en escalada de árboles-. Mucho antes, sacó el primer single de Creation Records, que luego su ex-amigo Alan McGee ningunearía y le serviría para recibir de vuelta alguna de sus mofas. Además montó la extinta Plan B, una de las mejores revistas de música del último par de décadas. Sigue siendo uno de los críticos más divertidos de leer, sigue tocando de vez en cuando y sigue metiéndose en líos con algunos de los músicos con los que ha tenido contacto más estrecho. El último con una de sus bestias negras, Courtney Love, que llegó a decirle que por ella ” podía violar analmente a Dave Grohl“. Muy fino todo. Igualmente lo que peor lleva el bueno de Everett True es el ninguneo a su música, sobre todo por parte de su viejo amigo Alan McGee, que parece haber borrado de la historia de Creation Records su primer single. Actualmente prepara un libro de memorias -puedes participar en el Crowdfunding para ayudar a editarlo– del cual se pueden leer algunos extractos aquí. La cosa promete.
EL MÚSICO BIBLIOTECARIO
No sé si sirve para generaciones anteriores o posteriores, pero en mi círculo de amistades empezamos a escribir sobre música por los discos gratis. Internet no era todavía lo que es hoy, y teníamos hambre de discos, de acumularlos, de enseñarlos y de hablar sobre ellos. Visto ahora da un poco de pena, pero entonces era una de las maneras más divertidas de conseguir un montón de música, sobre todo si eras pobre como una rata como era mi caso. Algo parecido debió pensar Ira Kaplan, el líder de Yo La Tengo. La música era su principal pasión pero todavía no había empezado a tocar. Muchos diarios de Nueva York veían que pasaba algo a su alrededor con lo que no conseguían conectar: El punk de la ciudad estaba floreciendo y hacía falta sangre nueva.
Ira Kaplan empezó a escribir reseñas en algunos diarios pequeños, y enseguida empezó a afianzarse como crítico en SoHo Weekly News, donde le dieron una columna para reseñar singles, un formato en desuso que la escena punk y nueva olera revitalizaron. Ira dice que le divertía hablar sobre las cosas que le gustaban, pero detestaba hacerlo sobre cosas que no. El momento en que vio que no tenía ningún futuro en la crítica musical fue cuando le mandaron a Washington a entrevistar a Kiss. Lo pasó fatal. Ellos se mostraron aburridos y él no fue capaz de arrancar una entrevista con cara y ojos. Para divertirse, los miembros de Kiss le empezaron a explicar historias escabrosas sobre chutarse heroína en los ojos, y su manager le acabó ofreciendo dinero por la grabación. ¿Os imagináis el choque? Ira Kaplan todavía formaría parte del equipo de la revista New York Rocker, que acabó siendo el germen de los primeros sellos y distribuidoras independientes de Estados Unidos. Tuvimos suerte de que Kiss no acabasen con él.
EL CRÍTICO MÚSICO AQUÍ
Borja Duñó alternó música y periodismo musical durante unos cuantos años hasta acabar tirando por la segunda opción. La carrera de su grupo Tuesday Afternoon corrió paralela a la de su curro en la revista Mondo Sonoro, donde fue redactor jefe de la sección de Cataluña. Tuesday Afternoon era un grupo de americana más que decente. Medio Violent Femmes, medio los Green On Red más calmados, pero no todas las críticas fueron buenas: “Tuvimos alguna crítica bastante heavy. Siempre te jode pero solía tener una reacción bastante constructiva, e incluso alguna nos sirvió para mejorar cosas. Recuerdo la única vez que nos sacaron en Rockdelux. Fue en la reseña de un concierto. Hicimos de teloneros de Interpol y estábamos tan flipados que hicimos una canción de más, pasándonos del tiempo. ¡Además era una balada! Nos pusieron bastante mal. También recuerdo la única crítica que salió en un medio inglés, donde nos destrozaban. Ahora lo recuerdo con cariño. El hecho de hacer música me volvió más consciente del efecto que puede tener una crítica. Es algo que te afecta sobre todo cuando entra en juego el factor proximidad. Con músicos más pequeños, de aquí, sin querer soy más consciente del efecto que puede tener una crítica y escribes con más tacto. Ahora hace 10 años que no hago música. Tuve un bloqueo creativo muy heavy y creo que es porque me aplico el mismo criterio con el que escribo sobre música, y considero que no llego a lo que busco. El peso crítico me impide hacer música.”
NO HAY NADA MALO EN ODIAR A LOS CRÍTICOS MUSICALES
Los críticos musicales han sido protagonistas de multitud de canciones, a veces con nombres y apellidos. Es casi un género en sí mismo y a los que nos gusta leer sobre música nos encanta coleccionarlas.
A Robert Christgau le ha tocado pillar en varias ocasiones. Él es uno de los decanos de la crítica musical en Norteamérica e incluso tiene una sección en Noisey USA que es una delicia leer. En “Kill Your Idols”, Sonic Youth le cantaban: “No sé por qué quieres impresionar a Christgau. Deja que esa mierda muera y busca un nuevo objetivo”. Luego, cuando Christgau escribió sobre el EP llegó a decir que “los críticos sólo quieren un poco de respeto”. ¿No os da pena? A Public Enemy no les dio ninguna, y en “Bring the noise” también le hicieron blanco de su rabia con un simple pero efectivo “Fuck Christgau”.
Paul Morley escribía en el New Musical Express antes de formar el grupo Art Of Noise. Durante ese tiempo hizo algunos amigos como The Cure, sobre los que escribió: “The Cure están tratando de vendernos algo. Y su producto es más artificial que muchos. Quizá esto sea parte de su plan maestro pero parece más algo inocentón” . Cuando The Cure fueron a grabar una sesión para el programa de John Peel aprovecharon que estaban en la radio nacional para mandarle un recado, rehaciendo su canción “Grinding Halt” para convertirla en “Desperate journalist” e incluir trozos de la crítica. Muy bien.
Guns’n’Roses no se hicieron famosos por su sutileza ni por su modestia. Es evidente que una ofensa en su momento de mayor popularidad no sería en vano. Aquí citan con nombres, apellidos y medio a algunos de sus enemigos en la prensa musical de la época. “Esto va por todos vosotros, punks en la prensa que queréis empezar alguna mierda imprimiendo mentiras en vez de las cosas que dijimos –eso va por vosotros, Andy Secher en Hit Parader, Circus Magazine, Mick Wall de Kerrang!, Bob Guccione Jr. De Spin- Qué, ¿Estáis cabreados porque vuestro padre tiene más coñitos que vosotros? Que os jodan, chupadme la puta polla”. Ejem…
“¿Quién demonios se cree que es Jeff Dreadnought? ¿Estaba allí siquiera?” se preguntan Half Man Half Biscuit sobre una reseña sobre un concierto suyo, para luego reírse mucho y comentar como si no les importara. Pero claro, algo debió tocarles para acabar grabando con ello una de sus mejores canciones.
Television Personalities son probablemente el mejor grupo del mundo cuando se trata de poner nombres y apellidos a las cosas. Bill Grundy no es exactamente un crítico, pero fue la persona encargada de sacar de quicio a los Sex Pistols en su primera aparición televisiva. Ellos estaban bastante predispuestos, claro, pero se mostró baboso con las chicas que les acompañaban, ofensivo con el grupo, y acabó ganándose que ellos le llamasen de sucio bastardo para arriba. De no ser por eso y por esta canción, ni nos acordaríamos de él.