El domingo seremos testigos de la ceremonia de entrega de premios más politizada de la ilustre y compleja historia de la Academia de los Óscar. La administración Trump no solo ha provocado la indignado de gran parte de la población, sino que, para bien o para mal, ha generado una escisión de opiniones en Hollywood. En la ceremonia de este año, temas como la discriminación racial, los derechos de la mujer, la diversidad representativa del colectivo LGBTQ y la laxitud con la que se trata el tema del acoso sexual en la industria del cine estarán muy presentes.
Dado el clima político actual, está prácticamente garantizado que estrellas, directores y otras figuras de la industria aprovechen la circunstancia para hacer apasionadas declaraciones de intenciones. Por lo que hemos visto por el discurso de Meryl Streep en los Globos de Oro, estas declamaciones no solo darán lugar a innumerables artículos de opinión, sino que incluso podrían provocar una respuesta del mismísimo presidente de los EE. UU. por Twitter.
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En cualquier caso, la política siempre ha sabido abrirse paso hasta el escenario en las galas de los Óscar. Para corroborarlo, hemos elaborado una cronología con los momentos más controvertidos de la historia de estos galardones.
1972: Cuando Jane Fonda ganó el premio a la Mejor Actriz por Klute, pronunció un lacónico discurso de aceptación, lamentándose de que había mucho que decir en tan poco tiempo. Más tarde, expresó a la prensa su rotunda condena a la guerra de Vietnam y explicó por qué decidió no hablar de ello durante la ceremonia: “Mientras estábamos todos allí reunidos, repartiendo importantes premios, en Indochina se están cometiendo asesinatos en nuestro nombre. Y creo que todo el mundo es tan consciente de ello como yo. Pensé que no era necesario decirlo, porque todos pensamos de la misma manera”.
1973: Marlon Brando envió a la joven activista apache Sachee Littlefeather en su nombre para rechazar el premio a Mejor Actor por El Padrino. Littlefeather se dirigió al público para resumir una extensa carta que le había entregado Brando y que posteriormente fue publicada por múltiples medios. “Lamentablemente, no puede aceptar tan generoso galardón”, comunicó a un público confundido. “El motivo de ello es el trato que se da hoy día a los indios americanos desde la industria cinematográfica y la televisión, y los recientes acontecimientos en Wounded Knee”. Desde aquel día, la Academia prohibió los discursos de aceptación por medio de representación excepto en los poco habituales casos de fallecimiento del galardonado.
1974: Solo un año después, en un tono mucho más surrealista, el activista en defensa de los derechos de los homosexuales Robert Opel apareció en el escenario desnudo y haciendo el símbolo de la paz con los dedos durante el discurso de David Niven; el actor se tomó la anécdota con buen humor y respondió con un comentario ocurrente: “Señoras y señores, esto es algo que tenía que suceder. Pero ¿no resulta fascinante pensar que las únicas risas que uno va a conseguir arrancar en su vida sean por desnudarse y enseñar sus carencias?”.
1978: Debido a que la actriz Vanessa Redgrave apoyaba abiertamente a la Organización de la Liberación de Palestina, varios miembros de la Liga se manifestaron contra su presencia en la ceremonia, por lo que Redgrave se vio obligada a acudir al evento escoltada en una ambulancia. Cuando ganó el Óscar a la Mejor Actriz Secundaria por Julia, Redgrave pronunció un discurso aguerrido, que fue recibido con abucheos y silbidos. A mitad de la charla, la actriz calificó a los manifestantes de “hatajo de matones sionistas” y su comportamiento como “un insulto a la honra de los judíos de todo el mundo y a su heroica lucha contra el fascismo y la opresión”.
1990: Pero no todas las declaraciones políticas se producen sobre el escenario ni de forma verbalizada: en el periodo en que la industria del cine fue objeto de la caza de brujas contra el comunismo liderada por el senador republicano Joseph McCarthy en lo que se conoció como la Lista negra de Hollywood, el director Elia Kazan delató a varios compañeros de profesión por sus vínculos con el comunismo. Este hecho convirtió inmediatamente a Kazan en un paria dentro de la comunidad. A pesar de que han pasado muchos años desde aquello, cuando Kazan subió al escenario para recoger su premio de reconocimiento a toda su carrera profesional, fue recibido con reacciones dispares. Hubo asistentes entre el público que se pusieron en pie y aplaudieron, como es tradición, pero también los hubo que se quedaron sentados y de brazos cruzados. Otros, como Steven Spielberg, aplaudieron sin entusiasmo sin levantase de la butaca. Fue uno de los momentos más incómodos de la historia de los Óscar, que sirvió para demostrar que Hollywood perdona, pero raramente olvida.
2000: Tras recibir el galardón al Mejor Guion por Las normas de la casa de la sidra, John Irving agradeció a la Academia su reconocimiento a una película sobre el aborto, uno de los temas más controvertidos internacionalmente. Irving también dedicó palabras de agradecimiento a Planned Parenthood y la entonces llamada Liga Nacional de Acción sobre los Derechos del Aborto. “Quiero dar las gracias a la Academia por esta distinción a una película sobre el tema del aborto, y a Miramax por tener la valentía de hacerla posible, en primer lugar”, fueron sus palabras.
Precisamente esta semana, John Irving ha escrito un editorial para el Hollywood Reporter en el que instaba a cineastas y actores a comprometerse políticamente en los discursos de este año.
2002: Halle Berry fue la primera negra en ganar el Óscar a la Mejor Actriz por el papel de protagonista en Monster’s Ball. Naturalmente, la actriz aprovechó un hito semejante para mencionar, con lágrimas en los ojos, a todas aquellas personas que a lo largo de la historia que habían sido rechazadas por su origen racial. “Este momento me trasciende totalmente”, dijo, visiblemente emocionada, y dedicó el galardón a actrices anteriores a ella cuyo trabajo no fue reconocido y a “todas las mujeres de color, sin rostro ni nombre, que hoy tienen una oportunidad, porque esta noche se les ha abierto esa puerta”.
2003: Michael Moore nunca ha sido de los que se callan lo que piensan. Cuando subió a recibir el galardón por el documental Bowling for Columbine, el polémico director arremetió contra George Bush y la guerra de Irak. Pero no estaba solo, ya que hizo subir a los demás nominados por el documental al escenario, hablando en nombre de todos ellos.
“Nos gusta la narrativa de no ficción, y vivimos en tiempos ficticios”, dijo ante un agitado público. “Vivimos en una época en la que tenemos resultados electorales ficticios ganados por presidentes ficticios. Vivimos en una época en la que un hombre nos envía a todos a la guerra por razones ficticias. ¡Nos oponemos a esta guerra, señor Bush! ¡Debería darle vergüenza, señor Bush! ¡Vergüenza!”.
2004: Siguiendo los pasos de Michael Moore, Errol Morris hizo sus propias declaraciones sobre la guerra cuando Rumores de guerra ganó la categoría de Mejor Documental.
“Hace cuarenta años este país cayó por la madriguera de la guerra de Vietnam, en la que murieron millones de personas”, dijo el icónico cineasta de documentales. “Temo que estamos cayendo por la madriguera una vez más. Y si la gente puede pararse a pensar y reflexionar sobre algunas de las ideas y cuestiones que se plantean en esta película, quizá haya hecho algo jodidamente bueno con ella”.
2007: El importante documental del político Al Gore sobre el cambio climático, Una verdad incómoda, ganó la categoría de Mejor Documental unos años más tarde. Era inevitable que surgiera este tema que, a pesar de las contundentes pruebas científicas, sigue siendo negado y menospreciado por los conservadores.
“No se trata de una cuestión política, es una cuestión moral”, dijo Gore. “Tenemos todo lo necesario para ponernos en marcha, con la posible excepción de la voluntad de actuar. Pero esa es una fuente renovable, así que renovémosla”.
2009: Este año, el tema más candente era el de los derechos de la comunidad LGBTQ. Tras ganar la categoría de Mejor Actor por Mi nombre es Harvey Milk, Sean Penn, que interpretaba al político abiertamente gay, habló sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo —que en aquel momento todavía no era legal— y sobre la Proposición 8 de California, que restablecía la prohibición del matrimonio gay en ese estado.
“Creo que es un buen momento para que aquellos que han votado a favor de la prohibición del matrimonio gay se sienten a reflexionar y sean capaces de ver la gran vergüenza que sentirán ellos mismos y la vergüenza que sentirán sus nietos si continúan apoyando esa idea”, dijo. “Todos debemos tener los mismos derechos”.
El director de la película, Dustin Lance Black (que también es abiertamente gay), lanzó a su vez un apasionado discurso, diciendo a “todos los críos gais y todas las crías lesbianas que hay ahí afuera”, que “muy pronto, os lo prometo, tendréis los mismos derechos a nivel federal en toda esta gran nación que es la nuestra”.
Tenía razón. Estados Unidos legalizó el matrimonio gay en 2015.
2010: Cuando The Cove ganó la categoría de Mejor Documental, el activista Ric O’Barry, uno de los expertos que participó en el filme, sostuvo en alto un cartel que decía “Envía la palabra Dolphin al 44144″.
La Academia inmediatamente les cortó poniendo música para obligarles a bajar del escenario antes de que el director Louie Psihoyos pudiera terminar su discurso de agradecimiento. Sin embargo, todo aquello funcionó a la larga, porque este brutal y sincero documental inspiró a muchas personas de todo el mundo a tomar conciencia sobre los horrores que sufren los delfines.
2011: En línea con otros ganadores de la categoría de Mejor Documental, cuando el director de Inside Job Charles Ferguson subió a agradecer su premio se encendió mientras hablaba sobre el tema del documental, afirmando que no estaba bien que nunca se culpara a los responsables de la crisis financiera.
“Tres años después de una terrible crisis financiera provocada por un fraude masivo, ni un solo ejecutivo financiero ha ido a la cárcel y no hay derecho a eso”, proclamó sin ambages.
2015: Siendo el momento de los inicios del movimiento Black Lives Matter (Las vidas negras importan) y de las protestas en las que se proclamaba “manos arriba, no dispares” ―que sigue siendo igual de relevante hoy en día―, resultaba obvio desde el principio que si ganaba Selma los discursos correspondientes tendrían un marcado cariz político. De modo que no fue ninguna sorpresa que, cuando aceptaron su premio a la Mejor Canción Original por “Glory” (cuya letra incluso se dirige a Ferguson), John Legend y Common hablaran sobre lo que aflige a la comunidad negra hoy en día, incluyendo la pobreza, el racismo y el deficiente sistema penitenciario norteamericano.
“Vivimos en el país con mayor número de presos del mundo”, proclamó controvertidamente Legend. “Hay más hombres negros bajo control correccional hoy en día que bajo la esclavitud en 1850”.
Además, Patricia Arquette, protagonista de Boyhood (Momentos de una vida), también se lanzó a hablar sobre la desigualdad salarial y el techo de cristal. Como cabría esperar, suscitó gran controversia después de decir: “Hemos luchado por la igualdad de derechos de todos los demás. Ahora es nuestro momento de conseguir la igualdad salarial de una vez por todas y los derechos de las mujeres en Norteamérica”.
2016: Como probablemente ya sabrás, 2016 fu el año de #OscarsSoWhite, así que desde el principio ya estaba inundado de controversia. Incluso el presentador de la gala Chris Rock lo mencionó a la mínima ocasión. Sin embargo, aquella no fue la única cuestión política que se mencionó aquel año.
Por ejemplo, cuando Leonardo DiCaprio ganó por fin la categoría al Mejor Actor, dedicó su precioso tiempo a hablar sobre el cambio climático, proclamando que no deberíamos dar nuestro planeta por supuesto. “El cambio climático es real. Está sucediendo ahora mismo”, dijo DiCaprio, cuya implicación en los temas medioambientales es muy conocida. “Debemos apoyar a los líderes de todo el mundo que no hablan en nombre de los grandes contaminantes o las grandes corporaciones, sino que hablan en nombre de toda la humanidad”.
Además de eso, el guionista de La gran apuesta Charles Randolph habló largamente sobre las grandes empresas que dominan la política, diciendo: “Si no queréis que las grandes corporaciones controlen el gobierno, no votéis a candidatos que aceptan dinero de los grandes bancos, del petróleo o de estrafalarios millonarios. ¡Basta!”.
El director de El Renacido, Alejandro G. Iñárritu, dio un discurso sobre xenofobia que inquietantemente resulta de lo más pertinente en la actualidad: “Tengo mucha suerte de estar aquí esta noche”, dijo conforme la música que indicaba el final de su tiempo atronaba tras él. “Pero por desgracia muchos otros no han tenido la misma suerte”.
Entonces citó la película, que trata trágicamente el problema del racismo, hablando sobre cómo la gente es juzgada por el color de su piel incluso a día de hoy: “Qué gran oportunidad tiene nuestra generación de liberarse definitivamente de todos los prejuicios y el pensamiento sectario y de asegurarse de una vez para siempre de que el color de la piel se convierta en algo tan irrelevante como la longitud de nuestro cabello”.
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