La apertura de la economía cubana y el fin del embargo impuesto por Estados Unidos tienen un precio. Ahogada por la falta de crédito ante los devaneos de la economía venezolana — su principal financiadora — la isla busca nuevos caladeros en los que pescar inversión. España, China, Francia… y también las grandes instituciones financieras internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial (BM).
La entrada de Cuba en ambas instituciones lleva meses — incluso años — rumoreándose, aunque este año ha cobrado más fuerza dado el momento en el que se encuentra la isla: en pleno proceso de apertura social, política y económica pero con niveles insuficientes de ahorro, remesas o ingresos por exportaciones.
Videos by VICE
Puede que, tal y como mantienen algunos expertos como Héctor Torres, ex ejecutivo del FMI, “Cuba esté preparada políticamente” pero no económicamente. Aunque lo cierto es que varios expertos de talla internacional ya asesoran al gobierno de Raúl Castro en esta dirección.
Estados Unidos iza su bandera en la embajada en Cuba. Leer más aquí.
“Cuba lleva estos últimos cinco años intentando acceder a la financiación internacional porque estaba excluida de esta realidad por sus deudas”, explica a VICE News Anna Ayuso, investigadora y especialista en América Latina y Desarrollo del think tank CIDOB (Barcelona Center for International Affairs).
Según Ayuso, Cuba, que acumula deudas con China, Rusia o Europa, “lleva estos últimos años intentando reestructurar su deuda”. Por eso “durante junio llegó a un acuerdo con el Club de París [foro informal de países deudores y acreedores] para fijar la cantidad exacta y saber a cuánto ascendía la deuda que tenía pendiente”.
Hasta el momento, según Ayuso, el gobierno de Raúl Castro “ha renegociado la deuda con Rusia, que le ha condonado casi el 70 por ciento, con China y hasta con Alemania y Japón”.
Bajo estas condiciones se cocina el presunto acercamiento de la isla al FMI, al que Cuba, según Ayuso, “está pidiendo asesoría para que le ayude a hacer las reformas pertinentes, reestructurar la economía y tener acceso al mercado internacional”.
“El FMI es una opción”, prosigue la investigadora de CIDOB, “pero una opción que lleva costes asociados que Castro siempre ha criticado. Eso implicaría un cambio bastante radical”, concluye.
Hay otras opciones. “El fondo de los países emergentes BRICS [Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica] está destinado a financiar a los propios países que lo integran, y además, con su situación actual no está para hacer grandes inversiones en otros países”, cuenta Ayuso.
Pero Cuba tiene más opciones, por ejemplo el Banco Interamericano de Desarrollo (DIB), del que no es miembro [los EEUU solicitaron su expulsión en 1962] pero podría serlo si solicitase su adhesión. “De ahí podría acceder a fondos sin tener que aceptar ninguna disciplina fiscal del FMI”, añade Ayuso. Otra opción sería la Corporación Andina de Fomento (CAF).
“Los organismos internacionales”, desarrolla Ayuso, “en general tienen unos intereses más bajos que los que resultan de acuerdos con otros países, pero realmente Cuba necesita inversión extranjera y acceso a crédito cuando se le acaban las divisas del petróleo de Venezuela”.
“Lo que intenta [Cuba] es, de alguna manera, reestructurar toda su deuda para tener acceso al mercado internacional. Pero el riesgo de impago es muy alto y ese acceso que tendría al mercado internacional normal sería con un interés muy elevado”, desgrana Ayuso.
Consecuencia: “Lo que le podría interesar es tener acceso a un dinero más barato”, matiza Ayuso. “¿Qué pasa?”, se pregunta. “Que esto no es gratis. Para entrar en el FMI has de aplicar una serie de normas y disciplinas de transparencia en la gestión de la economía que Cuba no cumple. Aún así, la decisión de entrar o no es una decisión política”.
Juan Carlos Martinez Lázaro, profesor de Economía del Instituto de Empresa (IE) especializado en Latinoamérica, cree que la entrada de Cuba en el FMI “sería una normalización de la economía cubana, una economía anacrónica que en un contexto como el latinoamericano necesita que su proceso de apertura sea sólido de una vez por todas”.
Lázaro explica a VICE News que, “ante el sistema fallido y el retraso obvio de la sociedad cubana”, la incorporación al FMI “debería ser inminente” y “claramente beneficiaría a la isla y a sus ciudadanos”. En un contexto “aperturista” como el que atraviesa la isla “la adhesión a organismos de esta talla elevaría el nivel”.
En Imágenes: La Habana antes de la inminente llegada de empresas extranjeras. Ver aquí.
“Cuando este tipo de procesos empiezan”, concluye Lázaro, “es muy complicado que se dé marcha atrás, porque podría producirse un colapso económico definitivo”.
“Hay que tener en cuenta que la economía de Venezuela se está desmoronando y está cerca de la implosión económica, y Cuba ya no tiene quién la financie. Esto es imparable”, concluye Lázaro.
“Lo que sí podría hacer” el hermano menor de los Castro “es vender la idea de que van a cambiar el FMI”, plantea desde CIBOD.
Ayuso explica que “Cuba podría conseguir los votos suficientes para entrar aunque Estados Unidos se opusiera a ello, ya que [EEUU] no puede dejarle entrar mientras esté en vigor la ley Helms-Burton [sobre la que se funda el embargo a la isla], que le impide dar luz verde”. A pesar de eso, “podría no oponerse”.
Para Cuba, concluye Ayuso, “resulta muy complicado asumir todas las condiciones que establece la normativa del FMI y hasta que no consiga la unificación de la moneda [en estos momentos hay un peso cubano y un peso asociado al dólar] y la reestructuración interna de la economía es difícil que incluso le interese entrar. No está preparada para asumir toda esta disciplina”.
Cuba dejó el FMI en 1960 y al BM en 1964 por entender que estaban supeditados al poder estadounidense.
Quique Badía ha colaborado en la elaboración de este artículo.