Llegó el momento de que conozcas Marlindo, un restaurante ubicado en la colonia Roma que, semana a semana, recibe a grupos de zombies crudos y hambrientos en la Ciudad de México.
Marlindo es conocido por ser un centro de restauración de la condición humana bastante considerado con sus clientes en el que, aunque llegues destruido, nunca serás juzgado. Tienen un “crudómetro” que te ayudará a elegir el mejor remedio para tu nivel de desgracia y una carta especial para ponerle un “hasta aquí” al terrible asunto.
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Sus inicios se remontan a octubre de 2013, cuando los hermanos Ana, Diego y Alex Regens (quienes también son creadores de La Secina, otro de nuestros rincones monchosos favoritos), decidieron abrir una pequeña playa gastronómica en el punto exacto donde se cruzan la Avenida Yucatán con la calle de Zacatecas.
El nombre ‘Marlindo’ hace referencia al pez marlín (una de las opciones más buscadas de su carta) y a uno de los mantras favoritos de sus dueños: “el mar es lindo.”
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En algún momento, el restaurante se llamó El Lugarcito, tenía muchos menos metros cuadrados, pero la misma razón de existencia: que todo el que llegara hasta sus instalaciones comiera rico, fresco, barato y en medio de una atmósfera playera, con música reggae y tablas de surf en las paredes (a pesar de estar en el corazón de la Ciudad de México).
Empezaron con seis mesas, a las que acudían regularmente amantes de sus mariscos, de su concepto de autoservicio y de su barra de ensaladas. Un día los astros se alinearon y pudieron rentar un local adjunto, y luego otro.
Con una cocina mejor equipada, un refrigerador grande para mantener muertas (o sea, heladísimas) sus cervezas y lugar para más comensales, nació Marlindo a inicios de 2017. Lo único que les faltaba era una idea que redondeara el concepto.
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Así llegó, para salvación de muchas almas castigadas, el famoso “crudómetro” y sus respectivas opciones para sacarte del hoyo.
Dependiendo de tu grado de crudés (de tu resaca) deberás tomar una decisión. El primer paquete es ideal para los que andan medio “golpeados”, pero no descartan la posibilidad de volver a salir de fiesta, o sea conectarla, como se dice en México. Incluye unas rellenitas (empanadas) de camarón con queso, chilaquiles de marlín, tacos de pescado y agua de coco.
El segundo combo es bastante parecido, pero la comida es más picante y abundante.
El tercero aplica para niveles más serios de malestar y viene con un aguachile verde, una tostada de marlín, un caldo de camarón y un maravilloso clamato preparado con cerveza.
El cuarto paquete es para quienes la comida no está completa si no viene acompañada de un sobre de sal de uvas y unas aspirinas; éste es para los que tienen cara de zombie y seguramente un resaca moral.
Como puedes notar, estos chicos tienen bien cuidados los detalles. Cuando las consecuencias de una buena party se instalan en un cuerpo, pensar incluso en lo que deberías comer para sentirte mejor es un GRAN reto. En Marlindo ya lo hicieron por el comensal, así que seguro tienen un lugar en el cielo reservado para ellos.
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