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Los académicos dicen que si odias a las Kardashian, probablemente te odies a ti mismo

Los estudios sobre las Kardashian son cada vez más abundantes. Esto es lo que nos dicen sobre la sociedad.

A la mayoría de nosotros, Keeping Up With the Kardashians nos brinda una buena dosis de escapismo, una oportunidad de apagar nuestros cerebros y hacer a un lado las cargas existenciales de la vida moderna. A menos que seas un académico. Mientras que el resto de nosotros hemos estado haciendo doble clic para rellenar los labios de Kylie, los académicos de todo el mundo han estado tratando de resolver los profundos significados del fenómeno Kardashian, utilizando a esta familia para investigar las patologías más profundas de nuestra sociedad.

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En 2015, la Dra. Meredith Jones, profesora adjunta en la Universidad Brunel de Londres, organizó el Kimposium, la primera conferencia académica del mundo dedicada íntegramente, como lo expresó Jones, a la que es "posiblemente la nueva familia 'real' de los EU". Las presentaciones abarcaron una variedad de temas, desde el feminismo de la cuarta ola y la política corporal hasta la raza y el neoliberalismo, e incluyó a todos los elementos del imperio Kardashian, desde la transición de Caitlyn hasta la vulva de Kim. Activistas, artistas y escritores del ámbito cultural se presentaron junto con los académicos tradicionales, ya que, como rápidamente notará cualquiera que pase algún tiempo consumiendo cualquier tipo de medio de comunicación, las Kardashian atraen la curiosidad de las masas.

"Quería organizar [el Kimposium] porque ellas son un objeto cultural sumamente importante", me dijo Jones en una entrevista telefónica reciente. "Las Kardashian, si piensas en ellas en términos culturales o sociológicos, son en muchos sentidos realmente definitorias de la vida contemporánea".


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La mayoría de los expositores en el Kimposium vieron a las Kardashians como el punto culminante de una variedad de tendencias culturales más amplias. Son el espejo perfecto de nuestra psique colectiva, ya sea que nos guste lo que vemos ahí o no. "No quiero menospreciarlas porque considero que simplemente expresan los valores que nuestras culturas tienden a tener", dijo Jones.

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Este tono imparcial estuvo presente en muchas de las presentaciones de la conferencia, con los académicos aportando críticas cuando era pertinente al tiempo que evitaban caer en la trampa del crítico holgazán que se queda a nivel superficial manifestando simplemente su disgusto. Como Jones sugirió, señalar a las Kardashians por algo como su énfasis en el "consumo y consumismo" es hipócrita a menos que reconozcamos que estas características tienen su origen en nuestra cultura. Es difícil saber cuánto del desprecio y la ira dirigida a las Kardashians es resultado del desagrado que sentimos ante el deterioro cultural que percibimos, pero el consenso académico parece ser que los detractores de esta familia probablemente están eludiendo llegar a una incómoda autoreflexión.

En su presentación titulada Kardashian Komplicity: Beauty Work in Postfeminist Neoliberal Times, la Dra. Giuliana Monteverde, profesora de la Universidad de Ulster, propuso que la imagen de las Kardashian "debería ser tanto defendida como criticada", defendida contra el desprecio sexista debido a su exagerada belleza y sexualidad, y criticada por las diferentes maneras en que su marca perpetúa "una racionalidad neoliberal posfeminista". Como explicó la Dra. Simidele Dosekun, profesora de Estudios de Medios y Cultura de la Universidad de Sussex, en su presentación del Kimposium, el post-feminismo es "una sensibilidad cultural muy célebre que posiciona a las mujeres como empoderadas, pero construye este empoderamiento en formas delimitadas y problemáticas", dando por hecho que las mujeres están libres del patriarcado, aún cuando sigan guiones rígidos y tradicionales de apariencia y comportamiento". En opinión de Monteverde, las Kardashian deberían ser responsabilizadas por sacar provecho de una versión arcaica del género, pero defendidas contra la misoginia de muchos de sus críticos.

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Monteverde hizo referencia a un libro de 2013 escrito por la Dra. Amanda Scheiner McClain, Keeping Up the Kardashian Brand: Celebrity, Materialism, and Sexuality. "Me interesaron las Kardashian por su ubicuidad, por su amplitud y profundidad en el uso de los medios y su obvio éxito, y eso las convirtió en un gran caso de studio", me dijo McClain, quien es profesora asociada de Comunicaciones en la Universidad Holy Family de Filadelfia. "La gente ama u odia a las Kardashian, pero a todos les interesan".


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Mientras que Monteverde argumentó que las Kardashian perpetúan ideas caricaturescas y dañinas sobre el género, Jones presentó una visión más optimista. "En realidad, es una familia exclusivamente de mujeres, los hombres desempeñan un papel muy pequeño ahí", dijo que sus debilidades proporciona gran parte del alivio cómico del programa. "Pero luego, todas esas mujeres poderosas, mujeres empresarias, mujeres que tienen el control de su propia sexualidad, presentan todo esto envuelto en una increíble necesidad de perfección y embellecimiento corporal", que es "por lo menos igual de importante como el hecho de que estas mujeres controlan sus propios destinos financieros, sus propios destinos sexuales, etc.".

La Dra. Elizabeth Wissinger, profesora de estudios de moda en el Graduate Center de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, explicó cómo la marca de belleza Kardashian se relaciona con nuestro entorno social actual. "Creo que encajan bien en la versión estadounidense de Trump de lo que se considera como buena feminidad", me dijo Wissinger. "Es esta idea de feminidad dócil, pulida y presentada de manera uniforme".

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"Dan una ilusión de empoderamiento femenino, pero su empoderamiento está arraigado firmemente dentro de los límites de la cultura de la belleza, la cultura femenina, la cultura de la moda", agregó Wissinger. "Es como el empoderamiento™. Es una marca".

La cobertura académica del fenómeno Kardashian ha sido escaso, pero Jones dijo haber visto un aumento desde el Kimposium. Muchos estudios recientes en los medios de comunicación mencionan a las Kardashian, y también hay libros enteros dedicados a ellas, desde los más teóricos, como los de McClain, hasta los más prácticos, como The Kim Kardashian Principle: why shameless sells (and how to do it right). Incluso, el galardonado poeta Sam Riviere publicó una colección de poesía llamada Kim Kardashian's Marriage, un recorrido filosófico por el paisaje cultural moderno organizado en secciones tituladas con los pasos de la rutina de maquillaje de Kim (Primer, Contour, etc.). Tesis de licenciatura y posgrado completas han sido dedicadas a las Kardashian, y hay varias más en proceso en todo el mundo.


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La propia Jones está escribiendo un libro que explorará cómo las Kardashian son percibidas como modelos a seguir, usando entrevistas con mujeres británicas de entre 18 y 25 años. "Hay muchas expectativas increíblemente pesadas acerca de las mujeres en el ojo público y, de hecho, no hay forma de que puedan ganar, no hay forma de hacerlo bien porque sin importar lo que hagan, a las mujeres que están en el ojo público, siempre habrá alguien que las ataque", dijo Jones. Reflexionando sobre los paralelismos entre Kris Jenner y Donald Trump, agregó: "Una mujer en el ojo público puede hacer exactamente lo que hace un hombre, y a él lo felicitarán, mientras que a ella le dirán que está gorda".

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Tres años antes de las elecciones de 2016, McClain también habló de los paralelismos entre Kris Jenner y Donald Trump. Lo que en ese momento fue una observación informal ahora es percibido como una profecía espeluznante. "Dejando de lado los puntos de vista políticos, el ascenso de las Kardashians y Trump es similar. Ambos comenzaron como celebridades ricas y de bajo perfil; ambos usaron los reality shows para elevar su perfil a nivel nacional; ambos usan la aparente conexión directa de las redes sociales con los fanáticos y sus capacidades de construir y transmitir autenticidad para construir una marca; ambos llevaron las tendencias culturales del narcisismo y el materialismo a altos niveles de celebridad", dijo McClain. Jones concordó: "En todo caso, los eventos políticos más recientes sólo han hecho más concretas mis ideas sobre las Kardashian. Todo lo relacionado con la apariencia y la superficialidad, y una verdadera glorificación de la riqueza por sí misma. Podría estar describiendo a Donald Trump".

El fenómeno Kardashian también refleja las realidades económicas de nuestro tiempo, explicó Wissinger. En un artículo que coescribió con la Dra. Brooke Erin Duffy de la Universidad de Cornell, "Mythologies of Creative Work in the Social Media Age: Fun, Free, and ‘Just Being Me", estudió la economía de los conciertos y la fama de Instagram. El artículo analizó "la retórica adoptada por las personas en ese ciclo de ganar dinero por ser cool", como las estrellas de YouTube y los influencers de Instagram, a quienes se les paga por comercializar productos. Toda esa economía se basa en el principio de que para que algunos pocos encuentren el éxito, muchos tienen que comprar la promesa del mismo, dijo Wissinger. A pesar de las numerosas barreras que sólo permiten que una pequeña minoría alcance los niveles más altos de fama, "es parte de la manera en que funciona el sistema que todo el mundo piense que puede ser una estrella de YouTube con el propósito de continúen consumiendo, siguiendo, viendo, dando likes y aportando contenido a esa plataforma que constantemente requiere de contenido nuevo".

Las Kardashian son el ejemplo más extremo de este tipo de éxito específico y contemporáneo, que impulsa esta "economía de lo cool" al insinuar que tú puedes dar likes, seguir a los demás y twittear hasta llegar a la cima.

Ya sea que la dinastía Kardashian se mantenga por décadas o se desvanezca abruptamente, mientras los medios de comunicación sigan haciendo crónicas de cada nuevo atuendo, de cada línea de bebé y de maquillaje que saquen para sus hambrientos fans, los académicos seguirán trabajando para descifrar el significado detrás de todo ello. Como dijo Jones, "son las diosas de nuestro momento, y no podemos alejarnos de eso".

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Artículo publicado originalmente por VICE US.