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Referéndum catalán

El barco se va pero Piolín se queda

El buque Moby Dada abandona el puerto de Barcelona pero la imagen de la Policía quedará siempre asociada a Piolín.
REUTERS/Jon Nazca

El Ministro del Interior Juan Ignacio Zoido y su equipo han decidido, después de mucho debate y de incontables noches sin dormir, retirar este próximo jueves el barco Moby Dada del muelle de Barcelona, ya sabéis, ese barco que popularmente todos conocemos como “el barco de Piolín”.

Los motivos parecen atribuirse a las numerosas quejas que los policías y guardias civiles han venido efectuando desde el amarraje del corcel acuático, quejas que hacen referencia a las, por lo que parece, execrables condiciones de hospedaje y restauración del navío. Durante un tiempo los policías y toda esta peña serán recolocados en varios hoteles de la capital de las tierras del noreste.

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Recordemos que los responsables de dicho ferry, que estaba ataviado con sendas ilustraciones de personajes de la serie Looney Tunes, se vieron obligados a tapar las ilustraciones con unas enormes lonas de tela de plástico verde siguiendo las instrucciones de la compañía Warner Bros, quien no quería que sus carismáticas celebridades animadas se vincularan con la Policía y se convirtieran en metáforas jocundas y burlescas para referirse y redefinir el significado de los cuerpos de seguridad del Estado.

Ahora el barco se va pero toda España ya ha hecho el ejercicio mental de relacionar a la Policía con ese pajarito amarillo conocido como Piolín.

El barco se va pero España ya ha hecho el ejercicio mental de relacionar a la Policía con ese pajarito amarillo y la retirada del barco no hace más que consolidar el meme

Fueron los secesionistas catalanes —y todos aquellos que denunciaron las malas prácticas de la Policía y Guardia Civil durante la fatídica fecha del 1-O— quienes sellaron el vínculo entre el personaje y las fuerzas policiales del Estado.

Esa imagen se utilizó como símbolo de lucha y, al apropiárselo la población catalana, la Guardia Civil perdió la batalla semiótica. La retirada del barco no hace más que alimentar esta idea de vergüenza y de consolidación del meme, pues no es que se retire el barco para reubicar los policías en aposentos más cómodos y habitables sino que lo que se hace es, básicamente, cambiar un barco destruido por el cachondeo y sustituirlo por otro que no invoque a la guasa.

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Porque, realmente, los agentes se retirarán en hoteles hasta que se recoloquen de nuevo en otro barco, el Azzurra, que es el que estaba amarrado en el puerto de Tarragona. Un barco que, probablemente, reúna unas condiciones de hospedaje y de viandas muy parecidas a las del Moby Dada pero que no tiene unos malditos dibujos animadas impresos en su eslora. Entonces el problema no es tanto el bienestar de la Policía sino la retirada de las imágenes de los Looney Tunes. Ahí está el tema.

El objetivo de este gesto es intentar destronar la nueva simbología aunque lo único que logra es hurgar más en la herida, pues el acto de la retirada evidencia el sufrimiento del escarnio; es la aceptación de la victoria ajena.

El problema no es tanto el bienestar de la Policía sino la retirada de las imágenes de los Looney Tunes

Este hecho pone sobre la mesa que tanto a la Guardia Civil, como a la Policía y como a Interior, estos memes realmente les llegaron a afectar moralmente y resultar profundamente ofensivos.

El barco se va pero Piolín se queda. Al final resulta que la movilización de miles de cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado que se enviaron desde Interior para apaciguar las emociones independentistas de los ciudadanos de Catalunya, lo único que logró fue generar un arma dialéctica imbatible. La fuerza bruta y un despliegue pseudomilitar convertido en mofa. Tenemos un ganador.