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Drogas

Todas las drogas que vas a consumir cuando estés en la universidad

Es probable que vayas a ponerte hasta el culo y no se lo vayas a decir a tus padres, así que vamos a darte algún consejo.
Ryan Bassil
London, GB
Fotografía por VICE

En los años 80, cuando el mundo daba un poco menos de asco, el psicofarmacólogo estadounidense Ronald K. Siegel escribió un libro sobre el deseo instintivo de los humanos por cambiar nuestro estado de consciencia. Así como todos tenemos necesidades básicas, como la comida, el sueño y el sexo, Siegel sostiene que hay un “cuarto impulso”: el deseo incontrolable de consumir sustancias psicotrópicas (en otras palabras: muchas drogas).

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La historia lo confirma y existen pruebas de que los humanos llevamos drogándonos durante milenios. Por ejemplo, algunos estudiantes piensan que Pitágoras tomaba fármacos esotéricos (¿cómo crees que se le ocurrió su teoría?), los chicles de la reina Victoria llevaban cocaína, la droga de las eternas conversaciones insustanciales, y León XIII, uno de los papas con mayor tiempo de pontificado, era tan aficionado al Vin Mariani (vino con cocaína) que apareció en un póster publicitario del producto del siglo XIX. En cuanto a la marihuana, ya estás un poco más puesto en el tema: John F. Kennedy, Snoop Dog, tu padre durante el divorcio… todos ellos se han quedado alguna vez con el cuelgue delante del frigorífico, con la mirada perdida a las tres de la mañana.


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A pesar del trabajo realizado por estos locos de la Historia, la gente sigue consumiendo drogas mal. Dejando a un lado el desastre evidente que suponen para las personas adictas, la mayoría de las crisis ocurren en la universidad, donde la mente está como nueva y vas a fiestas que duran un año y en las que hay polvos que alguien ha conseguido en el sótano.

Algunos estudiantes llegan como psiconautas confesos, pero se van con un expediente académico lleno de cincos y seises con el rabo entre las piernas, mientras que otros vienen como meros observadores y se van paranoicos perdidos pensando que esa sería la primera y última vez. Sin embargo, la universidad es una experiencia para todo el mundo, aunque no sea la misma que pretenden tus padres al empezar, mientras hojean el folleto informativo, fijándose en el estado de las instalaciones.

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Dicho esto, antes de que termines temblando en posición fetal y buscando en Google si “es posible morir de bajón”, te ofrecemos varios consejos para que puedas controlar los subidones, los bajones y ese dolor de pecho intenso de los domingos por la mañana.

Marihuana

Según un estudio de 2017, la marihuana es la única droga ilegal que ha probado el 94 por ciento de la gente que ha consumido drogas alguna vez, por lo que es muy probable que este vehículo verde hacia la devastación y la belleza se convierta en tu primer contacto con el mundo de los narcóticos. La marihuana puede ser una gran aliada para los amantes de las teorías conspirativas y los caramelos Skittles.

Sin embargo, hay que tener cuidado. Ya no vivimos en los días caleidoscópicos de Woodstock, y la marihuana que te lleva a casa un chaval en bicicleta puede estar contaminada y contener muuuuuuuuuuuuucho más tetrahidrocannabinol (THC), el componente psicoactivo del cannabis, que cannabidiol (CBD), el componente relajante, que es tan popular en la actualidad que se vende legalmente en forma de aceite en Holland and Barrett. Si la compras a un tío que vende siempre la misma cepa como si fuera “queso” o “limón”, es posible que te cuelen marihuana con un contenido más alto de THC.

Por supuesto, hay gente que disfruta con la sensación de estar tan colgado que hasta la pared parece interesante, pero recuerda que, si fumas marihuana todos los días, el riesgo de padecer problemas de salud mental es mayor. Lo mejor que puedes hacer es comprarla por internet o pagar un poco más por un traficante que te ofrezca un menú (o vivir en Ámsterdam).

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De esa manera, puedes fumar una especie de kush con sabor a caramelo y saber con certeza que lo ha creado con amor un fitoterapeuta que lo único que quiere es ganar la Cannabis Cup. Normalmente, se puede conseguir la marihuana adecuada para cada momento, es decir, si tienes ganas de relajarte, existe un tipo concreto que te viene muy bien. Estarás de acuerdo conmigo en que esto es mejor que hablar contigo mismo delante del espejo con una fumada mañanera antes de ir a clase.

Comestibles

De acuerdo, ya has identificado la variedad de cannabis adecuada para los dolores de cabeza, la ansiedad o pare ver reposiciones de Padre de familia. Ahora puedes echar un vistazo a esta receta para hacer mantequilla de cannabis para que no tengas que fumar y puedas consumirla metiéndotela en el estómago de forma saludable:

– Consigue tres gramos y medio de marihuana.

– Descarboxila y muele la marihuana. Después, ponla en una bandeja con papel de aluminio y métela en un horno a 240 grados durante 50 minutos aproximadamente o hasta que esté verde oscuro o marrón oscuro.

– Derrite en un cazo tres cuartas partes de una taza de mantequilla sin sal, añade la marihuana y hiérvela a fuego lento durante 45 minutos.

– Cuela la mantequilla con un escurridor.

– ¡Enhorabuena! Has hecho “mantecannabis”. Ahora puedes usarlo en todas las recetas que quieras, que no te lo voy a dar todo mascadito.

– Debido a que cocinarla cambia la farmacocinética de la marihuana (una palabra muy elegante que se refiere al movimiento de las drogas en el interior del cuerpo), va a ser más fuerte que en un porro. Consejo: comer tranquilamente con amigos :)

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MDMA

Si tomas MDMA, prepárate durante el resto del día porque, seamos sinceros (a menos que seas un superhéroe, hayas descubierto cómo vencer la reducción de serotonina o hayas conseguido pasarte al otro lado), vas a querer follarte a todo lo que se mueva. Llena la nevera de zumos de naranja, caramelos y agua muy fría, y asegúrate de que la dejas cerca de la cama o donde sea que veas Netflix, para evitarte el viaje al supermercado. Este es el primer paso.

Paso dos: como norma general, Crush, Dab and Wait (tritura, consume y espera) cuando tengas un nuevo lote de MDMA para comprobar su nivel de peligrosidad. Después, aprende cómo hacer un paracaídas.

Pon MDMA en un papel de liar, machácala y rebájala con un poco de agua, como si fuera una pastilla, pero controlando tú la dosis. Además, si vas a tomar pastillas, recuerda no tomar más de media para no acabar por el suelo con los pantalones meados.

Es probable que no sea una buena idea hacer planes importantes durante los dos o tres días siguientes a una noche de MDMA, sobre todo si conllevan padres, abuelos, comidas, paseos o cualquier cosa que no se pueda hacer en posición horizontal.

Cocaína

Puede que Hunter S. Thompson necesitara nueve rayas de cocaína antes de ponerse a escribir, pero también es verdad que él era un psicópata y tú un simple estudiante de Periodismo al que se le ha pasado la fecha de entrega de un trabajo de Ética de los Medios de Comunicación.

Sobra decir que, si no quieres entregar un trabajo de 3.000 palabras que no se entienda, no debes escribir puesto de cocaína ni de ninguna otra droga que te obligue a moverte todo el tiempo en la silla y a hacer pesas con la mesa. En la universidad habrá muchas juergas: disfrútalas con cabeza y guárdate la diversión para más adelante cuando estés en un cuarto razonablemente oscuro.

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Cuando te ingresen la beca y la cocaína fluya como si fuera la mansión de Donatella Versace en los 90, ten todo el cuidado del mundo con lo que te metes por la nariz. Quedarte hablando hasta las seis de la mañana puede ser divertido en ese momento, pero ten en cuenta que cuando leas todos esos mensajes filosóficos que mandaste al chat del grupo a altas horas de la madrugada, lo único que querrás será meter la cabeza bajo tierra.

No hagas fotos, deja el móvil en el bolsillo y disfruta de la sensación estimulante. Bebe alcohol lo menos posible (esto crea una sustancia rara llamada cocaetileno), aprende todo lo que puedas sobre los problemas de familia de tus compañeros de clase y, pase lo que pase, no hables del libro que planeaste escribir en tu año sabático. Si no puedes dormir al final de la noche, prueba con la meditación guiada. Ah, y si puedes enjuágate la nariz con agua antes y después de esnifar.

Modafinilo

De acuerdo, si tienes que tomar algo para convencerte a ti mismo de que eres listo y eres capaz de terminar a toda prisa un trabajo en menos de catorce horas, prueba el modafinilo. A nivel médico, se utiliza para tratamientos contra la narcolepsia, pero también te da un subidón de energía para trabajar. Es perfecto porque te prepara para la sociedad ultracapitalista con la que te vas a encontrar después de graduarte. De nuevo, no bebas café cuando lo tomes porque, si lo haces, todo empezará a derrumbarse, no terminarás el trabajo, empezarás a llorar (probablemente) y todo se irá al garete. Lo siento.

Ketamina

Con esto, todo son risas hasta que la pared empieza a derretirse, la cara de tu amigo parece un cuadro de Picasso y tú te quedas durante horas atrapado entre lo que parecen las entradas a varios reinos. Esta bestia tranquilizante te va a mandar las piernas a otra realidad y te va a paralizar la boca hasta el punto de no poder terminar las palabras, por lo que déjala en casa y no la lleves a las discotecas o a cualquier sitio en el que tengas que estar de pie. Tampoco te aconsejo que la tomes cada fin de semana si no quieres empezar a entender qué se siente al sacar las tripas por el agujero con el que vas al baño. Aun así, es muy divertida.

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Gas de la risa

Si sigues entero al final de una fiesta y quieres sentirte cansado, lo mejor son los globos de óxido de nitrógeno.

Heroína

NI SE TE OCURRA PROBARLA.

Setas alucinógenas

Siempre está el típico que creció con el sistema educativo de Waldorf y cree que las mejores drogas proceden de la tierra y no son manipuladas por “el hombre”. Esa persona tiene razón. Si es tu primera vez, asegúrate de que tienes la cabeza en su sitio, estás en casa (o al menos no muy lejos de una cama para cuando te canses) y no tomas más de entre 1 y 2,5 gramos, incluso menos si pesas muy, muy poco. Lleva chocolate o algo con azúcar por si se te va de las manos y necesitas reducir un poco los colores.

Xanax / Valium / Benzodiazepinas

A menos que tengas una receta, jugar con las benzodiazepinas significa comprar un billete de ida hacia la ansiedad, el insomnio y una ligera adicción que te va a hacer tomar cada vez más y más. Si padeces estrés y quieres automedicarte con estas pastillas, ve al médico. Si el médico no está por la labor de ayudarte o tienes que esperar demasiado, compra en su lugar aceite de cannabidiol o métete en el mundo de los remedios caseros, como el spray de almohada o las infusiones de hierbas. No son tan potentes, pero son más seguros a largo plazo cuando te has quedado sin dinero, tienes que dejar las drogas de golpe y no quieres tener convulsiones.

Consejos

Evidentemente, puede pasar que te encuentres con problemas diferentes a los de esta guía, como no saber cuáles son los efectos del 2C-B, si es seguro mezclar según qué drogas o cómo dejar de cagar después de tomar demasiada MDMA. Ese tipo de cosas. Afortunadamente, en la era moderna, hay foros en los que los consumidores de drogas experimentados comparten sus historias. Búscalos en Reddit o en Bluelight, que estarán hablando de las mejores formas de crear una cachimba con una manzana o debatiendo si es buena idea drogarse en un parque de atracciones. Si buscas información específica sobre algo, también son buenas opciones tanto Erowid como pillreports.net, una web muy útil para cuando tu camello llegue con un lote nuevo.

Bonus: ¿Es seguro tener las drogas en el cajón durante meses?

Si es MDMA, sí (hemos preguntado a un científico).

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