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Libros

Sexo helado, Lexatin y playlists muy curradas para combatir la ansiedad

'Por qué lloran las ciudades', la primera novela de la madrileña Elisa Levi, nos cuenta un viaje interior y también real en busca de un sentido a la propia existencia.
Elisa Levi en el mar
Elisa Levi. Imagen cortesía de Temas de Hoy

Hace unos días, entrevistada por Ernesto Castro, Luna Miguel dijo que es fácil encontrar poetas de 20 años, pero que para ser narrador tienes que tener más bien 30. Es curioso que Elisa Levi, que no se acaba de considerar poeta pero que ha escrito un libro de poesía y acaba de publicar una primera novela con altas dosis de lirismo, Por qué lloran las ciudades (Temas de hoy, 2019), cumpla este año justo 25 años.

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Elisa demuestra con este libro que está en medio de esos dos mundos y que aunque es muy joven, alguna cosa ya ha aprendido. Su libro gira sobre el suicidio de un amigo y cómo afrontarlo en el mundo tan extraño en el que vivimos, una sociedad que, por ejemplo, ha eliminado la muerte de su pensamiento. Pero la muerte se empeña en ponernos en nuestro sitio de vez en cuando y cada uno encaja el golpe como puede.

La protagonista de este libro, Ada, tiene que viajar a Japón, donde vivía Denis, su amigo muerto, para actuar de albacea de su testamento. Allí, en un país donde mostrar los sentimientos está muy mal visto, ha de aprender a vivir sin la persona más importante de su vida. Intentando explicarse a sí misma por qué Denis se quitó la vida; darle un sentido a esa muerte para darle un sentido a su propia vida.

La novela me ha atrapado de una forma extraña con un ritmo pausado y constante que tiene el poder de hipnotizarte como un mantra. Por eso he querido hablar con Elisa para hacerle algunas preguntas.

Elisa Levi por qué lloran las ciudades

VICE: Tu novela me ha sorprendido en muchos aspectos y apuesto que a quien esté leyendo esto también le sorprenderá. Además creo que no es un libro fácil de explicar sin quedarse muy en la superficie. ¿Sobre qué dirías tú que va?
Elisa Levi: Para mí también supone un reto definir la novela sin quedarme corta. Principalmente, va sobre el viaje que tiene que hacer Ada, personaje protagonista, a Tokio porque su mejor amigo, su casi hermano, Denis ha decidido acabar con su vida. Este viaje se convierte en un viaje casi metafórico por todos los rincones de su vida, su entrada al mundo adulto y todo lo que eso significa.

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¿En qué momento la escribiste? ¿De dónde sale esta historia? ¿De qué parte de ti?
Me enfrenté a esta historia a finales del 2016, principios del 2017. Surge de mi necesidad de desarrollar una historia que me permitiese, a mí misma, enfrentarme a las mismas preguntas a las que se enfrenta Ada en la novela. Estaba pasando por un momento personal donde la incertidumbre ante el futuro era inmensa y me refugié en la creación de los personajes de esta historia para encontrarme a mí misma. En concreto, sale de todas las partes de mí que necesitaban ser sanadas.

Le he estado dando vueltas y de alguna forma creo que uno de los temas que subyacen en el libro es cómo vivimos la muerte en la era de la distracción en la que nos ha tocado vivir. ¿Voy bien o se me ha ido la olla?
Efectivamente, creo que se te ha ido (risas). No, para nada, llevas toda la razón. Vivimos un momento donde hemos alejado la muerte totalmente, olvidándonos de que es una extensión de la propia vida y generando mucho más terror y culpa en torno a ella. Y lo digo sin querer ser trágica ni dramática. Lo que yo necesitaba plasmar en el libro era la búsqueda de mi propio criterio ante la muerte, ante la decisión de acabar con la vida de uno mismo, intentando alejarme de los juicios de valor que yo misma podía y puedo tener.


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También creo que es un libro sobre la culpa y cómo lidiamos con ella. Sobre cómo la evitamos.
Sí, la novela está plagada de culpa, desde la culpa que siente ella por su pasado, pasando por la culpa que implica, a veces, ser una víctima, hasta la propia culpa que genera un suicidio. Lo guay es que ves al personaje principal, Ada, intentando esquivarla con todas sus fuerzas e intentando deshacerse de la culpa que no le corresponde.

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Creo que una cosa que se nota a lo largo de todo el texto es que esta es la novela de una poetisa. ¿Crees que es así? ¿Has seguido un proceso de escritura similar al de tus poemas?
No sé si se nota o no se nota, tampoco sé si soy o no soy poetisa, lo que sé es que el proceso ha sido diferente debido a que yo utilizo la poesía para generar un diálogo conmigo misma y al pasarme a narrativa me he centrado en desarrollar personajes que, aunque partiesen inevitablemente de mí misma, funcionasen y respirasen por sí solos. Sobre la forma, hay algo en mí que me impide alejarme mucho del lenguaje poético, ya que tiendo a tener muy presente la fuerza, casi destructiva, que creo que puede tener lo bello. De todas formas, la poesía está presente en la novela porque Ada utiliza la poesía de la misma forma que la utilizo yo, para conectarse con los sentimientos más viscerales. Esto ha supuesto un reto para mí y un ejercicio curioso donde le he prestado mi voz poética a un personaje.

En el libro todo el rato se hacen referencias a canciones. ¿Cuál es el papel de la música en la historia?
La música en el libro es el hilo conductor de este viaje personal que realiza Ada por Tokio y también es la base de la relación entre Ada y Denis. Dos amigos a los que la vida les ha llevado a vivir en puntos geográficos muy alejados pero que la música, su música, sus playlists, les ha unido en la distancia. La editorial ha hecho una lista de Spotify con toda la música que aparece en el libro. Hay canciones desde Radio Futura a Tom Petty. Ahora que ha pasado un poco de tiempo y he tenido tiempo de releer el libro desde otro punto de vista, añadiría "Hunger" de Florence.

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La protagonista va escribiendo poemas a lo largo de todo el libro, en cualquier parte, sobre la marcha. ¿Es así como escribes?
Fue algo que surgió cuando empecé a crear el punto de vista de Ada, su pasado, etc., necesitaba un punto que conectase directamente con sus sentires más profundos y claro, yo tiendo a la poesía para eso, así que me pareció un buen recurso para saber más del personaje.

La novela gira todo el tiempo alrededor de la enfermedad mental y el suicidio, dos temas de los que en VICE hablamos bastante. ¿Por qué decidiste darles ese papel tan central en el libro?
Porque creo que la sociedad está empezando ahora a empatizar directamente con ello y, aunque cuando me lo planteé tenía muy presente la frase de “la gente no empatiza con el suicida”, yo sí empatizo y me apetecía mucho tratar con belleza y sensibilidad ambos temas. También creo que, al partir de la ficción, el lector se permite identificarse, aunque no empatice cien por cien.

Me parece interesante el papel de las drogas (y en concreto del Lexatin) en el libro. ¿Cuál es tu actitud respecto a las drogas?
En el libro se hace un uso abusivo del Lexatin y me parecía divertido añadir este punto desmesurado en el personaje de Ada. Algo que utilizara como vía de escape de la realidad y que además le sirviera para calmar el dolor que le nace de dentro. Me di la libertad de crear un personaje que consumiera por todas las veces que yo no lo he hecho.

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Sobrevivir a un suicidio

Hablemos del sexo en la novela. Diría que el sexo siempre tiene un punto frío, como de huída. ¿Por qué decidiste retratarlo así?
Sí, el sexo en la novela está muy alejado del sentimiento romántico que a veces implica. La protagonista lo utiliza como herramienta de huida de sí misma y como parte del duelo por la muerte de Denis. Quizá también sea la única forma que tiene de sentir que puede hacer algo por salvarse, en ese momento de caos sentimental en el que se encuentra.

Para terminar. Quizá suena un poco raro, pero voy a intentar explicarme. Hace unos años una novela española que transcurriese en Japón o en Copenhague o en París como pasa en esta, me hubiera resultado extraña. Por algún motivo la credibilidad de un libro pasaba porque transcurriera en un entorno nacional y conocido. Peeeeero, conforme leía esta novela pensé que no era tan extraño porque actualmente muchos españoles menores de 30 viven así, muy lejos de su país. ¿Por qué decidiste establecer que esta novela ocurriera en su mayor parte en Japón? ¿Tiene algo que ver con lo que te acabo de contar?
Decidí que todo se desarrollase fuera de España porque me parecía interesante que Ada saliera de su zona de confort de forma extrema, situándola en un país como Japón y en concreto en una ciudad como Tokio, donde la gestión emocional es muy opuesta a la nuestra. También me parecía interesante situar España como el foco del dolor pasado de la protagonista, como el lugar donde se encuentra la familia a la que no quieres pertenecer y el resto de ciudades por las que pasa la novela como los puntos elegidos por ella para desarrollar su felicidad. Tenía la necesidad de tratar el sentimiento de pertenencia deteriorado en el que yo me encuentro y que identifico en la gente de mi generación, la gente que me rodea.

Muchas gracias Elisa.

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