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Comida

Mejora tus hongos alucinógenos con estos platillos

Hasta los más experimentados psiconautas han mostrado un gran desdén por masticar hongos alucinógenos que saben a una mezcla de aserrín y mugre, pero si eres ambicioso te recomendamos estas recetas para mejorarlos.

Los hongos psicodélicos son sinónimos del verano. Hay algo acerca de la efervescencia del calor y sol interminable que nos inspira a unirnos con la naturaleza a través de un súper viaje intergaláctico.

Pero hasta los más experimentados psiconautas han mostrado un gran desdén por masticar unos hongos que en verdad saben como una mezcla de aserrín y mugre. Esto además del hecho de que a algunas personas les dan nauseas y tienen visiones de ellos mismos vomitando sus entrañas y regurgitando gusanos, es entendible entonces por qué no a todo el mundo le interesa comerse unos hongos mágicos. El usarlos como condimentos en tu pizza o meterlos dentro de un sándwich de mantequilla de maní y jalea son dos formas comunes de intentar cubrir su textura y sabor asqueroso, pero si eres lo suficientemente ambicioso en la cocina, existen otras formas de hacerlo.

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Ingredientes para un Rissoto de hongos mágicos.

Considerando que algunos de los hongos más valiosos para los chefs – porcini, morel, chanterelle – son generalmente deshidratados, pensamos que tiene que haber una forma de elevar el usualmente desagradable sabor de los hongos. Luego de masticar hongos secos como la plebe, nos gustaría embarcarnos en un intento de emplear nuestras habilidades culinarias par crear una versión más refinada de estos psicodélicos comestibles.

La potencia de los hongos puede variar dependiendo de su fuente y de su clase específica, así que el punto de partida más seguro es alrededor de un gramo por persona. La muerte del Ego, que sucede cuando pierdes el sentido de ti mismo es un posibilidad muy real si ingieres demasiado, sin importar que tan sofisticada tu técnica de consumo de hongos sea. Puedes estar disfrutando no más de tres gramos de hongos con una cuchara de foie gras –como lo hizo nuestro amigo la semana pasada– y dos horas más tarde encontrarte en un bucle mental al borde de ver a Dios.

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Cuando rehidratas los hongos, Kyle Wyatt, el chef principal de Craft Paper Catering en Toronto, dice que es importante considerar el tiempo, temperatura y tipo de líquido en el que sumerges los hongos. Por ejemplo, si reconstruyes a los hongos en agua, parte de la psilocibina –el componente psicoactivo de los hongos- se filtrará en el líquido.

"Cuanto más caliente esté el líquido, la extracción tiende a hacerse más rápida. Los líquidos más calientes parecen darle una textura menos firme a los hongos. La mejor manera es hidratarlos durante 20 o 30 minutos hasta que crecen el triple de su tamaño," dice Wyatt, quien no ha cocinado con la variedad psicodélica (aunque sí los ha preparado en un té) pero regularmente utiliza hongos deshidratados no psicodélicos para cocinar sopas y risottos.

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Manteniendo este consejo en mente, supimos cómo asegurarnos de que la mayor cantidad de psilocibina posible llegue hasta nuestros platos, tendríamos que de cierta forma asegurarnos de incorporar el líquido que usamos para rehidratar los hongos. Nos pusimos en marcha con nuestro primer plato: risotto de hongos mágicos. Usando una versión alterada de una receta que encontramos en un sitio web totalmente legítimo, usamos caldo de vegetales caliente para rehidratar a los honguitos.

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Risotto de hongos.

También nos aseguramos de que alguien estuviera siempre revolviendo el arroz y el caldo infuso en psilocibina durante el proceso de cocción (alrededor de 30 minutos a temperatura media). El revolver constantemente es clave para el risotto: esto activa los almidones y nos asegura esa hermosa textura cremosa. Cuando está casi hecho, bajamos la temperatura y le agregamos los hongos rehidratados con la pequeña cantidad de caldo en la que estaban remojándose. Finalmente agregamos una gran cantidad de queso Parmigiano-Reggiano rallado. El plato es tan quesoso y aterciopelado que tuvimos que auto controlarnos de no comer demasiado y no quedar demasiado drogados. Veinticinco minutos luego de unas cucharadas de nuestro risotto de hongos, los objetos a nuestro alrededor parecían como si estuvieran respirando.

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Haciendo mini quiches de hongos.

Sintiéndonos con mucha confianza luego de un risotto exitoso, decidimos seguir experimentando con un aperitivo y postre para completar nuestra trío alimenticio de honguitos. Sin embargo, no sugerimos que comas los tres platos con psicodélicos el mismo día usando las mismas cantidades que nosotros –al menos, por supuesto, que le bajes la cantidad de hongos en cada plato de forma apropiada. De otra forma, puede que te encuentres en cualquier momento en otro universo comunicándote con seres extraterrestres. Fuimos espaciando el consumo de cada una de estas recetas en el transcurso de una semana.

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Para el quiche, usamos una receta casera que incorpora col rizada, cebollas rojas, queso Bergeron, y pequeños moldes de tartas. Calentamos en el microondas media taza de leche por casi un minuto y luego le agregamos cuatro gramos de nuestros hongos secos para rehidratarlos. Luego de dejarlos remojando por 15 minutos, agregamos los hongos a un bowl que contenía los huevos y los vegetales. Luego de hornearlos por 25 minutos, la masa de los pasteles tenían el color marrón dorado justo y su textura desmenuzable contrastaba bien con el relleno de capas de huevos. Dos de estos bocadillos salados fueron suficiente para un buen viaje mental y corporal.

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Para el postre, galletas de avena con chispas de chocolate y hongos.

Pero no siempre se necesita un horno para hacer comida con hongos. Las simples, pero refinadas galletitas de chispas de chocolate con hongos sin cocción pueden ser tu mejor opción si no estás interesado en el sabor de los hongos, pero si en sus efectos. Todo lo que necesitas es una sartén grande para mezclar todos los ingredientes sobre un fuego lento. También le agregamos chocolate amargo en trozos y una taza de malvaviscos para tapar bien el sabor de los hongos.

Asegúrate de rayar los hongos en pequeños trozos y asegurar una distribución más pareja en la mezcla. Luego de tan sólo dos galletitas llenas de avena y chocolate y mantequilla de maní, salimos fuera para encontrarnos con árboles en tecnicolor y pasto que se movían en sincronización simbólica.

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Es justo decir que para el momento en que llegamos a nuestro tercer y último experimento, ya nos estábamos cansando de explorar las cavernas de nuestras mentes. Pero podemos decir con convicción que es posible que la única manera en la que comamos hongos desde ahora en adelante es incorporados en la comida, ya que no notamos ninguna disminución en su potencia (también los probamos secos durante el curso de la semana para comparar). Realmente no existe ninguna razón por la que deberías atragantarte con un puñado de hongos con gusto a aserrín y tierra si puedes transformarlos en algo delicioso.


Este artículo fue originalmente publicado en junio de 2015.