El dueño de un club turco secuestra a cuatro árbitros por no pitar un penalti

Sabéis que algo va mal cuando hasta el presidente del Gobierno de un país tiene que intervenir.

El Trabzonspor y el Gaziantepspor jugaban un partido correspondiente a la Süperlig turca. En los minutos finales, y con el marcador señalando un 2-2, el colegiado Çağatay Şahan no pitó un penalti para los locales: esto provocó las iras no solo del público… sino también del dueño del Trabzonspor, Ibrahim Hacıosmanoğlu. Y éste no se quedó de brazos cruzados.

Según el periódico británico The Guardian, Hacıosmanoğlu decidió impedir que el colegiado y sus asistentes abandonaran el estadio después del partido. Digamos que fueron amablemente invitados a quedarse… sin ningún tipo de presión, por supuesto. Todo muy amistoso y civilizado. Suerte que un importante personaje hizo una llamada de teléfono para solucionar el caso…

"Les dije a los encargados de seguridad del estadio que no dejaran que los árbitros se marchasen hasta la mañana del día siguiente, que era cuando llegaría yo, pero una persona muy importante me llamó y me pidió que no lo hiciera para no avergonzar a Turquía. Él me prometió que el incidente [la pena máxima] sería investigada", dijo Hacıosmanoğlu a la agencia de noticias Dogan.

Resultó que esa misteriosa llamada la hizo el mismísimo presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdoğan. La polémica escaló hasta el punto que unos cuantos aficionados enojados se reunieron alrededor del estadio para protestar, pero finalmente, a las 4 de la mañana, los árbitros fueron puestos en libertad. Los colegiados tuvieron que ser escoltados hasta sus casas por las fuerzas especiales turcas.

La potencial deriva absolutista de Erdoğan tras su victoria por mayoría absoluta preocupa a muchos tanto dentro como fuera de Turquía… aunque quizás deberíamos empezar por preocuparnos por la existencia de tipos como Hacıosmanoğlu. Y me refiero a la Humanidad entera.