A Dani Umpi le costó llegar a llamarse artista. Al principio de su carrera, este “gay del interior” de Uruguay, nacido en 1974 en plena dictadura, adoptó los rótulos que le asignaban: escritor, músico, artista plástico, performer. Con los años y la legitimación de la prensa y las instituciones pudo ir apropiándose del término. “Hay gente que ya de chica dice que es artista o que quiere serlo. No fue mi caso. Tampoco es que ahora todo me sea fácil. Me cuesta mucho vivir de lo que hago. Siempre fui pobre y dependí de las estructuras, de la ayuda de otra gente. Por momentos estoy en el sistema y por momentos soy outsider. No me pasa sólo a mí. Es un surfeo constante al que lamentablemente la disidencia está acostumbrada”.
A pesar de la multiplicidad de medios en los que individualmente destaca, en el centro de su obra suele estar siempre la palabra. Ante todo, Dani Umpi es un escritor, alguien que sabe contar historias. Estas surgen a partir de una idea que deviene novela, canción o incluso collage. Obsesionado desde su infancia con recortar revistas, como demuestra su autorretrato, suele crear “unos collages muy grandes como mantos con textos, letras recortadas que van formando un discurso casi imposible de seguir”, que hacen de sus instalaciones un libro gigante en el que unx puede meterse de lleno. Su oído agudo y entrenado en la tradición de rescatar las delicias que se esconden en los recovecos del lenguaje le permite incorporar detalles y deslices de las voces con las que se cruza y crear a partir de esa materia prima. En su trabajo como artista conviven el melodrama y lo tragicómico con la alegoría hermetista y la cabalá, “una mezcolanza rara que a veces me es difícil explicar, pero bueno, cada uno hace sus Frankesteins”, dice.
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Al comienzo de su último disco, Lechiguanxs (Box 2), editado en cuarentena, Umpi canta: “En plena chatura verás un relieve”. Aunque admite que el encierro constante lo lleva a lugares oscuros del pasado, destaca a sus amigxs, “las Distintas”, por ayudarlo a salir de la cama. Ahora está con varios proyectos a la vez, escribiendo y haciendo canciones a distancia con colaboradorxs habituales y experimentando también con gente nueva y universos musicales que antes le parecían ajenos y lejanos. Mientras tanto, aun cuando el futuro no resulte tan optimista, Dani Umpi sigue creando universos nuevos en los que podremos perdernos cuando todo esto termine. Ya lo dijo en uno de sus temas: “La rueda de la vida se detuvo y yo seguí”.
Dani es uno de lxs cincuenta líderes en disidencia sexual y de género cuya vida celebramos en nuestra quinta edición, ORGULLO.
A Fernando lo encuentras en Instagram y Twitter como @warszawo.