David Thewlis y su ficción desesperada e hilarante


Foto de Dan Monick

Aunque no hubiera sido la estrella de una de nuestras películas favoritas de todos los tiempos, Naked (Indefenso), de Mike Leigh, David Thewlis seguiría siendo uno de nuestros actores predilectos. Pero no acaba ahí la cosa. También es un gran escritor. Thewlis escribe divertidos y perspicaces poemas en rima y una ficción hilarante al tiempo que cruda. Y, de vez en cuando, va e interpreta el profesor Lupin (claramente el mejor maestro de Hogwarts) en una película de Harry Potter sólo para pagarse el alquiler.

Este mes se publica la primera novela de Thewlis. Se titula
The Late Hector Kipling y el protagonista es uno de los gilipollas más misántropos e incorregibles que jamás ha concebido un hombre con una máquina de escribir. Mientras el (anti)héroe de Thewlis se abre camino en el mundo del arte londinense, arrasa sistemáticamente con todo lo bueno que hay en su vida, desde sus amistades hasta su familia y su amor. Y cuando parece que la cosa no puede ir a peor, lo hace. El libro rebosa el ingenio despiadado de Thewlis y su capacidad para dejarnos boquiabiertos con sus sagaces ideas, que son como pequeñas boyas en un mar de violencia y traición.

A continuación te presentamos la entrevista que nos concedió Thewlis, además de un extracto de la novela.



Vice: Tu novela alterna la localización entre Londres, sede del mundo del arte británico, y Blackpool, donde creciste, un lugar del que los estadounidenses como yo no tenemos ni idea. ¿Cómo es? Es un célebre destino turístico, ¿no es cierto?
David Thewlis:
Sí. Después de hablar con otros estadounidenses creo que se parece bastante a Atlantic City o Coney Island. En Gran Bretaña es un complejo vacacional muy famoso. Tal como se menciona en el libro, hay una torre…

… la Torre de Blackpool.
Exacto, una torre que se diseñó y construyó tomando la Torre Eiffel como fuente de inspiración, aunque no es tan elegante como ésta [risas]. Tiene un aspecto mucho más industrial. Pero es muy famosa en Inglaterra, la Torre de Blackpool.

¿Qué tipo de gente visita Blackpool?
Bueno, es un destino vacacional para la clase obrera. Viene mucha gente de Glasgow, Manchester, Liverpool y de las poblaciones de Yorkshire a pasar las vacaciones. En los últimos años se ha convertido en un lugar para celebrar despedidas de soltero. Vosotros también lo llamáis así, ¿no?

Sí, claro, despedida de soltero.
Pero eso es ahora. Durante mi adolescencia, en la base de la torre había un gran circo. Había un montón de payasos deambulando por las calles. Era como vivir en Disneylandia. También había un inmenso parque temático llamado Pleasure Beach. De hecho, yo crecí en una tienda de juguetes contigua a una tienda de golosinas.

Dios Santo, el sueño de cualquier niño…
Tengo una idea muy romántica de mi infancia y adolescencia, pero es verdad: crecí en una tienda de juguetes situada junto a una tienda de golosinas a la sombra de un inmenso parque temático en un complejo vacacional…

Con payasos recorriendo las calles.
¡Exacto! Y luego me hice actor, así que ahora no tengo ningún sentido de la realidad. En cualquier caso, es posible que tenga una visión sentimental de Blackpool, pero es una ciudad única.

Una Atlantic City con la cultura británica debe ser algo excepcional…
La ciudad tiene una larga tradición artística, una larga tradición musical y de vodevil. Muchas viejas estrellas británicas empezaron sus carreras y trabajaron en Blackpool.

De modo que decidiste convertir al protagonista de tu novela en un hombre nacido en Blackpool.
No quería que fuese un londinense, aunque he vivido en Londres mucho tiempo. Tampoco me apetecía que fuera de Manchester ni de Liverpool, que están cerca de Blackpool. Pensé que tendría gracia que se hubiera criado en Blackpool y que sus padres siguieran allí. De hecho, los padres son lo más cercano a mi vida real que hay en todo el libro. No son muy distintos a los míos de verdad.

La madre, en concreto, es un personaje con mucha fuerza. Tiene una visión muy simpática e ingenua sobre el arte, pero su hijo es artista. ¿Existe algún paralelismo con tu propia vida y tu madre?
Sí, sin duda. Es la actitud que mi madre tenía hacia el mundo del cine y su percepción de algunas de las películas más independientes en las que he actuado o de cuyos creadores soy amigo. Recuerdo que cuando la llevé a ver Eduardo Manostijeras se quedó totalmente desconcertada. Me preguntó: “Pero ¿de qué iba esto?”. Y yo le contesté: “Es Tim Burton”. Y ella replicó: “Pero tiene tijeras en las manos. No tiene sentido”. [Risas] Digamos que no tiene un pensamiento muy experimental…

¿Ha leído tu libro?
No, aún no. Mi padre sí lo ha hecho y parece ser que le ha gustado mucho, aunque nunca ha sido un gran lector. Me dijo: “Hace mucho tiempo que no leía un libro”. Y yo le contesté: “¡Papá, pero si tú no has leído un libro en tu vida!”. Nunca he visto a mi padre con un libro entre las manos. Sin embargo, me siento mucho más próximo a él desde que lo ha leído. Se muestra más cariñoso conmigo y más extrovertido.

Muchos escritores revelan aspectos emocionales de sí mismos en sus obras que pueden resultarles difíciles de expresar en su vida real.
Sí, es cierto, pero sus personajes se alejan cada vez más de su yo real a medida que el libro progresa y empiezan a comportarse de manera más irracional.

¿Hay algún episodio del libro basado en hechos reales?
Toda la historia del libro parte de una anécdota real. Mi madre compró un sofá caro y espantoso y mi padre se puso tan triste que cayó enfermo. Aunque no tanto como ocurre en el libro. No lo hospitalizaron. Pero pasó en cama unos cuantos días.

¿Por un sofá horrendo que tu madre compró?
¡Sí! Mi madre lo compró entusiasmada. Recuerdo que se me ocurrió publicar un anuncio en un periódico y pagarle a un amigo para que fuera a comprarlo, sólo para que mis padres se relajaran. Y cuando empecé a escribir el libro, pensé que esa historia podía encajar bien en la trama, así que empecé a hilvanarla con el argumento.
 


Foto de Dan Monick

Videos by VICE


El libro se sitúa en la escena de los Young British Artists. Gente como Tracey Emin y Damien Hirst aparecen mencionados.
Era una alternativa a ambientarlo en el mundo del cine. No quería hacerlo. No quería ser un actor escribiendo acerca de interpretación y películas, pero me interesaba tocar algunos aspectos relativos a la fama y la rivalidad, algunas cosas que he experimentado a lo largo de mi carrera. También pensé que sería mucho más visual y entretenido situarlo en el mundo del arte, del que soy un gran fan. Suelo dejarme caer por las inauguraciones en Gran Bretaña o en el lugar en el que me encuentre. Ahora mismo estoy en Los Ángeles e intento ver todas las exposiciones y visitar todas las galerías.

Supuse que se esperaba de mí que escribiera un libro relacionado con el mundo del cine, pero me parecía más interesante explorar la escena artística. No me gustaría que me tuvieran por un actor que ha escrito una novela y que se juzgara el libro por aspectos ajenos a sus propios méritos o deméritos.

Además, si lo hubieras ambientado en el mundo del cine, lo escudriñarían para intentar averiguar qué partes son autobiográficas.
Si estuviera escrito en primera persona y el narrador fuera un actor, se daría por sentado que se basa en mi propia vida, aunque no haya utilizado ningún dato ni remotamente autobiográfico. Tal como está, el único elemento autobiográfico del libro desaparece en los dos primeros capítulos. Nada de lo que sucede en estas páginas me ha ocurrido a mí en realidad. Yo nunca he estado tan loco.

Has escrito mucha poesía, pero escribir ficción es muy jodido. ¿Te ha costado mucho escribir esta novela?
Lo más duro, que es precisamente en lo que estoy sumido ahora que intento escribir mi segundo libro, es la estructura. Es mejor tener un argumento sólido y saber adónde se quiere llegar que escribir sobre el vacío y pintarte en una esquina. Saber qué se quiere decir desde el principio ayuda, y yo casi siempre sé cómo acabará el libro. Sabía que éste iba a acabar con violencia, porque es algo que me interesa.

¿Qué tipo de violencia te interesa?
Las personas que contemplan sus vidas como un callejón sin salida y cometen un delito, como los francotiradores, siempre me han fascinado. Siempre que sale un caso de este tipo en las noticias me intriga muchísimo. ¿Cómo puede alguien llegar a perder tanto la cabeza como para no sólo suicidarse o matar a otra persona, sino liarse a tiros con extraños que simplemente pasan por ahí.
 

Cuando decidiste escribir una novela, ¿tenías una filosofía o un tema en mente, o tenías más bien una narración y dejaste que la moralidad se las apañara por sí misma?
La segunda opción. No tenía un tema en concreto en mente. Lo que me interesaba era explorar la naturaleza de la envidia, los celos, la rivalidad y el robo de obras creativas… moralmente.

¡Pero es un libro de lo más amoral!
Sí, creo que al final no ha salido un libro muy moral… Es un libro sobre un personaje amoral, un personaje egoísta que sólo se interesa por él mismo. Un monstruo, en resumidas cuentas.

Pero también es un libro divertido.
En todo momento quise que tuviera un punto cómico, pero como de comedia negra, muy negra. Me habría aburrido escribir algo en un tono serio. Tampoco me interesaba que fuera una serie absurda de aventuras. Quería explorar algo muy oscuro y desconcertante en términos psicológicos a través de la comedia.

Es muy divertido, en serio.
Tengo una tendencia natural a escribir comedia, pero detestaría escribir algo similar a una comedia de situación o a una serie trivial de bromas y astracanadas. Quería abordar cosas más profundas mediante la comedia.

Desde mi punto de vista, la parte más efectiva del libro es el diálogo, sobre todo los monólogos interiores de Hector. ¿Crees que tu experiencia interpretativa te ha enseñado a escribir unos diálogos tan buenos?
Sí, claro. Evidentemente, no sólo estoy acostumbrando a interpretar diálogos todo el tiempo, sino que también leo muchos guiones, a menudo con diálogos terriblemente malos. Con demasiada frecuencia ocurre que te dan un guión con una historia excelente y un diálogo deplorable. Así que soy el típico que intenta cambiar el diálogo todo el rato. Creo que muchos guionistas no leen en voz alta lo que escriben y, en consecuencia, no se dan cuenta de que no se puede articular bien y que no suena a como habla la gente en el mundo real.
 


Foto de Dan Monick

Además, tú no sólo tienes experiencia con la escritura, sino que también has hecho mucha improvisación.
Bueno, escribir diálogos suele ser lo más fácil, porque es como improvisar… improvisar conmigo mismo. Por ejemplo, inicio una conversación entre Hector y su madre sobre tres puntos concretos, A, B y C, y dejo que se vaya por las ramas hasta tener escritas a mano 20 páginas de un cuaderno. Luego la releo y suprimo páginas enteras de lo que no considero interesante, divertido o relevante.

La mayor parte de tu diálogo en Naked (Indefenso) era improvisado…
Así es.

¿Podría decirse entonces que, en cierto sentido, ese personaje es un fragmento de ficción escrito por ti?
Bueno, yo concibo este libro como una especie de pariente de Naked (Indefenso) más que ninguna otra cosa que haya hecho en el mundo de la interpretación. No creo que hubiera escrito este libro si no hubiera interpretado Naked. Fue haciendo aquella película cuando me di cuenta de que podía escribir algo sustancial. Mike Leigh me dio la oportunidad y los medios para canalizar un montón de ideas que llevaban años rondándome en la cabeza. Y él les dio forma y las convirtió en personajes a través de los cuales expresarlas.

En mi opinión, el libro guarda una cierta similitud con la película.
Mike fue la primera persona que me sugirió que debería escribir una novela. Él consideraba que mi futuro radicaba más en escribir que en dirigir películas. He dirigido algunas, pero no es algo que me apasione. Lo que siempre había querido ser era escritor de relatos y novelas. Incluso antes de querer ser actor, ésa era mi vocación. Mike me infundió confianza en mí mismo y en mi capacidad para hacer algo así.

Hay un hilo común de misantropía que recorre todo el libro y también tu personaje en Naked.
Sí, se trata de una progresión natural. Probablemente el libro sea más divertido que Naked, aunque la película es bastante divertida. Pero hay mucha gente que no lo cree así. Exclaman cosas como: “¿Qué dices? No tiene nada de divertido”. Y yo contesto: “¡Pero si hay un montón de gags superbuenos!”. Se concibió como una comedia negra, aunque quizá sea más negra que comedia…

Me gustó el modo en el que, a medida que iba leyendo la novela, cambiaban mis sentimientos hacia Hector, el protagonista. Al principio sentí empatía con él, pero luego empecé a darme cuenta de que se estaba transformando en una persona odiosa. ¿De dónde salió la inspiración para crear a este tipo?
Es una mezcla de algunas personas que conozco. Y también tiene algo de mí, por supuesto. Pero sólo algo. En cierto sentido, me atrevería a decir que yo me parezco más a su mejor amigo, Lenny. La relación entre ambos se basa en mis experiencias con unos cuantos amigos que lamentaron mi éxito. Cuando hice Naked, por ejemplo, empecé a recibir llamadas de Hollywood y acabé más o menos donde estoy ahora, codeándome con gente que es alguien en esta ciudad y luego regresando a Inglaterra y contando batallitas de Los Ángeles. Había gente que se alegraba por mí y decía cosas en plan: “Vaya, es genial, qué emocionante, qué gran novedad, debe ser muy interesante”, pero también hubo un puñado de personas a las que les molestó que alcanzara el éxito. Así que en el libro, de algún modo, yo guardo más semejanza con el personaje de Lenny, que acaba de regresar de los Estados Unidos y no para de hablar de gente famosa y de su éxito, y todo el mundo quiere fotografiarse con él y que se le reconozca en público. Eso es lo que me ocurrió. Tenía un amigo amargado al lado, y ése es el tipo de persona en el que se inspira Hector.
 

Todos sabemos que existen muchos precedentes en la vida real de estos tipos.
Claro. Como ya he dicho, cuando se trabaja con Mike Leigh, uno basa sus personajes en personas de verdad, en conocidos. Y yo disfruté enormemente creando un tipo amargado como Hector. [Risas] Pero también me esforcé por que tuviera un punto simpático, para que no desalentar a los lectores. No quería que la gente se pusiera en plan: “Dios, no quiero ni saber lo que le ocurre a este tipo porque es un capullo integral”. Quería que hubiera algo tan patético en él que incitara a continuar leyendo y descubrir cómo cae este perdedor. Pero, para lograrlo, tenía que hacer que resultara un punto entrañable para mantener el interés en él. Pese a que a veces es casi diabólico, lo compensa con el amor que siente por sus padres y por su novia.

Pero es un desastre. Dan ganas de agarrarlo, darle una bofetada y decirle: “¡Ponte las pilas, capullo!”.
Sí, siempre toma las decisiones equivocadas. Pensé que sería interesante crear un personaje que siempre toma la decisión errónea. Quería que lo hiciera una vez y otra y otra, hasta comprobar adónde le conducía eso.

El ritmo de su caída, e incluso el ritmo de la escritura, se acelera a medida que se aproxima el final del libro. El clímax es bastante desconcertante.

Quería que el final fuera atropellado. No quería que el lector fuera capaz de anticiparlo. Mientras lo escribía, cuando ya se estaba poniendo muy siniestro después de las dos primeras muertes, empecé a pensar que quizá era excesivo. Pero luego pensé “¡Igual debería matarlos a todos!”. Shakespeare lo hizo. Lo hacía constantemente y nadie se quejaba. No hay más que echar un vistazo al final de Hamlet. ¡Hay unos 15 cadáveres tendidos en el suelo!
 

Thank for your puchase!
You have successfully purchased.