Artículo publicado por VICE México.
Leyna Bloom es una modelo estadounidense que busca convertirse en la primera modelo transexual negra en caminar la pasarela como ángel de Victoria’s Secret. Su camino —que la ha convertido en la primera modelo trans de Vogue India—, la ha llevado, de una situación vulnerable, a romper paulatinamente y con popularidad las barreras del mundo del modelaje.
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Poco después de hacerse viral por su búsqueda implacable de abrir nuevos espacios en el mundo de la moda, Leyna conoció a Diego Valdivia. Él es director y lleva a cabo el rodaje de una pequeña cápsula donde Leyna, en compañía de su novio Vukasin Vujic, hablan sobre la idea del amor libre y cómo llegaron a ello en el poco tiempo que se han conocido.
Platicamos con ella para conocer un poco más sobre su trayectoria, su visión de las empresas y cómo ha sido su experiencia trabajando en México.
VICE: ¿Cómo te convertiste en la persona que eres? ¿Puedes dibujarme una línea del tiempo?
Leyna Bloom: Mi papá estuvo en el ejército cuando era joven y conoció a mi mamá en las Filipinas, en Olongapo. Se casaron y tuvieron a mi hermano mayor, luego a mí. Después se mudaron a Estados Unidos, pero poco después deportaron a mi madre. Mi papá me crió sólo. Me crió un sargento militar. Me amaba muchísimo, me cuidaba, me protegía y se aseguraba de que tuviera todo lo que necesitara. Ese amor me definió la vida entera; él fue mi primer maestro, mi primer superhéroe, mi primer mentor.
Crecí en el sur de Chicago, una de las zonas más peligrosas de la ciudad. Siempre estaba viendo mi entorno. Aprendí mucho de él y sobre mi ambiente, la gente que lo ocupaba y todos sus roles sociales. Lo absorbía todo. Fui criada por mujeres negras dentro de una comunidad de amor negro. Aprendí lo importante y empoderador que es —especialmente siendo una minoría— ese amor. Eso formó mi carácter.
Me mudé a Nueva York cuando tenía 17 años después de mucho tiempo de hacer ballet y arte. Me salí de la escuela. Iba a un colegio de artes donde tenía una beca completa, pero era una beca para bailarines hombres. No tenía los requerimientos para esa beca y estuve tratando de negociar para quedarme en esa escuela. No me ofrecieron ningún tipo de apoyo, no me querían ofrecer un tutor o ayuda, entonces reprobé mi currículo. Me deprimí mucho porque me di cuenta que no estaba potencializando mi vida más auténtica. Entonces dije: “¡Qué se jodan! Me voy a mudar a NY donde nadie me conoce. Me voy a mudar a algún lado donde pueda empezar de nuevo.” Y sí, me mudé a NY. Caí en Times Square y nunca miré atrás.
¿A qué edad supiste que querías llevar a cabo tu transición?
No fue algo que necesariamente haya querido hacer. Fue en parte por cómo la sociedad me percibía. Cuando era joven siempre tuve una energía muy femenina que era muy orgánica y natural. Normalmente cuando ves a un niño o a una niña te puedes dar cuenta si es niño o niña, pero a veces no sabes. Yo era así: todos me decían que era una niñita hermosa… Se me hacía natural ser eso. Todos nacen con ciertos dones. Nací así, pero por mucho tiempo lo estuve reprimiendo para caer en lo que la sociedad quería que fuera. Querían que fuera un niño, querían que tuviera pelo corto, que jugara fútbol americano o beisbol. Yo no era esa persona. Quería ser mi propio ser y mi familia me lo permitió.
Me dejaron expresarme como quería. Mi papá me compró mi primera muñeca cuando tenía tres años. Él siempre supo quién era. Me dijo: “La sociedad te va a odiar. Te van a molestar, se van a burlar de ti, pero tú tienes que ser tu versión más auténtica. Eres especial y no hay nada de malo con eso”. Eso era lo único que necesitaba. Tenía que luchar contra el mundo. Siempre estuvo conmigo. Ese sargento militar, ese policía, me dejó ser quién quería ser. Supe desde muy joven que quería ser algo diferente.
¿Empezaste a modelar poco tiempo después?
Cuando llegué a Nueva York era hora de amarme a mí misma, era hora de entender quién era y cómo podía vivir mi vida de forma más auténtica. En NY nadie me conocía, tuve la oportunidad de renacer, empecé a vivir cada día como yo quería: a vestirme como quisiera, a dejar mi pelo crecer y a rodearme de gente que me amaba y me apreciaba. Me metí a modelar después de y gracias a eso.
¿Siempre supiste que querías modelar?
Me volví modelo por accidente; estaba en el lugar adecuado en la hora correcta, y eso me dio una oportunidad que me llevó a otra y otra hasta que llegué a esta entrevista.
¿Te preocupa que usen tu imagen sin hacer ningún cambio de fondo?
Van en esa dirección, hacia cambiar las cosas, aunque sea de puntillas. Nada que tenga un impacto de verdad va a ocurrir del día para la noche. Va a tener que ser un proceso de esfuerzos, requiere un aprendizaje, requiere que todos en el equipo —no sólo la persona a cargo— digan: “Esto es lo que está pasando en el mundo. ¿Cómo nos podemos acoplar a eso? ¿A quién necesitamos?” Estoy teniendo esa conversación, pero no creo que pase de inmediato. Si Victoria’s Secret no me contrata esta temporada, tal vez en la próxima sí, o la siguiente. Y si no soy yo, será alguien más. Lo importante es que exista la conversación y que miles de personas la estén teniendo.
En el video de Diego Valdivia hablas de una época en la que no tuviste casa. ¿Me puedes contar un poco sobre ese tiempo?
Siempre he estado buscando un lugar que pueda llamar mi casa. Viví en un tren, sin comida ni almohada. Muchas mujeres trans usan el sexo para poder vivir, pero yo no quería hacer eso. No quería estar en la calle de esa forma. Prefería encontrar otra manera de ganar dinero. Prefería no tener hogar y tener salud mental que hacer algo que me hubiera matado lentamente. Lo más importante para mí siempre ha sido tener estabilidad.
Es un largo camino.
La primera vez que estuve sin hogar fue cuando era muy joven. Vivíamos en la playa. Comíamos hotdogs y hacíamos fogatas. Mi papá fue militar, entonces creía mucho en la supervivencia; vive de ese instinto de supervivencia que se necesita cuando estás perdido en algún lugar que no conoces y no estás con grupo y tienes que averiguar cómo sobrevivir.
Mi papá fue directo de la escuela al ejército, y ha vivido por todo el mundo. Ahora vive en México. Tienes tres acres de tierra y los atiende todo el día. No tiene casa, duerme en su coche. Pero le gusta, está feliz. Le está ganando al sistema: no tiene que pagar por gas, ni por agua. Vive de la tierra. Es un estilo de vida que ignoramos, pero es de donde venimos. Mi papá siempre me dijo que si tienes lo que necesitas para sobrevivir, puedes encontrar la felicidad.
No tener hogar no fue algo negativo, fue una forma de aprendizaje. Fue una manera de tocar fondo para que pudiera apreciar cuando ya no estuviera en esa posición. Todas estas bendiciones que me han llegado —las comidas y las oportunidades— me tocan de una forma más profunda. Las personas que nacen con oportunidades no las aprecian.
¿Tuviste problemas en México?
Sí, y cuando llegué aquí eso me afectó mucho. Mi peor experiencia fue en mi primer casting. Cuando llegué fui a uno donde los clientes me habían pedido que fuera, pero cuando llegué me dijeron que mi piel era demasiado oscura. Mandaron a una niña con mi misma complexión a decirme que era demasiado morena… eso me jodió mucho. He estado lidiando con mucho racismo aquí. La gente no quiere ver personas morenas, quieren ver la belleza europea tradicional. Se me hace muy loco porque el 90 por ciento de las personas aquí son morenas. Se necesita más publicidad con gente como nosotros
Imagina que estás hablando con una niña o niño trans. ¿Qué consejo le darías para aguantar toda la mierda?
Le diría que tiene que usar lo que tiene para crear algo. Que habrá gente que la insultará, que le dirá que no vale la pena, que es una puta rara. Pero tiene que usar toda esa mierda como motivación. Cuando estaba creciendo todos se burlaban de mí y ahora cuentan historias sobre mí. Úsalo todo. La razón por la cual se burlan de ti es la razón por la cual eres especial, entonces saca ventaja de eso.
Si quieres seguirle la pista a Leyna, visita su Instagram. Para ver más producciones de Diego, síguelo en Vimeo.