Este artículo fue publicado originalmente en i-D, nuestra plataforma de moda.
A pesar de fundar la revista online para adolescentes, Rookie, y de conseguir papeles en Broadway, en 2014 Tavi Gevinson reveló que estaba lidiando con el síndrome del impostor. La escritora y actriz llegó incluso a decir que sentirse como impostora era “la ruina de su existencia”, y ella no era la única. Mujeres exitosas que van desde Natalie Portman hasta Lady Gaga han admitido experimentar este fenómeno psicológico que las hace sentir como si fueran a ser expuestas como fraudes.
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En estos días, el término “síndrome del impostor” está circulando regularmente y no solamente entre celebridades. Personas jóvenes están usándolo cada vez más cuando se sienten menos seguras en un rol, ya sea en su trabajo o en su círculo social. Pero, ¿qué significa realmente que la gente diga que tiene síndrome del impostor y por qué parece que de repente todos lo padecen?
El síndrome del impostor fue identificado por primera vez en 1978 por dos psicólogas, Pauline Clance y Suzzane Imes. Ellas estudiaron un grupo de mujeres académicas solamente para encontrar que muchas de ellas sentían que no merecían tener sus logros. Ellas usaron el termino original “fenómeno del impostor” para describir “la experiencia interna de ‘hipocresías’ intelectuales”.
“Las personas que se sienten como impostoras sufren mucho internalizando y realmente apropiándose de sus logros”, me explicó la Dra. Valerie Young, autora de The Secret Thoughts of Succesul Women, cuando hablábamos por teléfono. “Ellas minimizan su éxito diciendo cosas como ‘solo tuve suerte’ o ‘tuve ayuda’. A causa de estos sentimientos ellas tienen miedo de ser descubiertos”.
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A pesar de que el nombre suena serio, el fenómeno del impostor realmente no califica como un síndrome psicológico o un desorden médico. Es un dialogo interno que hace que las personas se sientan como si no fueran lo suficientemente buenas y es extremadamente común. Se estima que el setenta por ciento de las personas lo experimentan alguna vez en su vida.
Tal y como Jezebel lo señala, el concepto del síndrome de impostor parece haber resurgido en 2012, después de que una psicóloga social y profesora de Harvard, Amy Cuddy, hiciera una TED Talk acerca de sentirse como un fraude y sobre las maneras de superarlo (basandose en su investigación que desde entonces ha sido desacreditada). La conferencia, que ha sido vista más o menos unas cuarenta y tres millones de veces, parece haber resonado con la audiencia. En los años siguientes, mujeres de Facebook que van desde la jefe de operaciones de Facebook, Sheryl Sandberg, hasta la actriz Emma Watson se han abierto públicamente sobre sus sentimientos de impostura, sin mencionar cientos de personas jóvenes online.
“Muchos de mis amigos han compartido que frecuentemente se sienten como impostores en sus propios espacios. Yo empecé a sentir que tenía síndrome del impostor durante mi primer año en la Universidad de Berkeley”, Nisa Dang, una escritora que ha tuiteado acerca su experiencia de impostura, me explicó. “Durante este tiempo, comencé a conocer personas que habían viajado más, leído más y eran más elocuentes que yo”.
Cuando Clance e Imes completaron su investigación, teorizaron que el síndrome de la impostura era una experiencia única de mujeres, pero fue más adelante que Clance determinó que no se trataba de un problema de género. Los hombres tienen estos sentimientos de insuficiencia por igual. Pero, según la doctora Young, las mujeres son más propensas a interiorizar sus errores.
El problema con el síndrome del impostor es que frecuentemente se presenta como un fallo interno que las personas tienen que reconocer y corregir. Hay libros de superación personal como Beating the Impostor Syndrome que ofrecen tips para “superar” estos sentimientos. Aunque nuevas situaciones y ambientes están destinados a traer algo de ansiedad e incomodidad, no significa que estás plagado de síndrome del impostor. De hecho, usar este término demasiado rápido puede subestimar los asuntos subyacentes que pueden causar estos sentimientos.
En muchos casos, estos sentimientos de impostura son realmente el resultado de factores ambientales. Si no estás rodeado de personas que se parecen a ti o hay estereotipos perceptibles sobre tu raza, edad o género, estás destinado a sentir que no perteneces.
Dang sintió que la falta de diversidad en su universidad contribuyó a sus sentimientos de impostura. “Berkeley es difícilmente un espacio racialmente diverso. En todas mis clases, yo soy uno de las pocas personas negras y en mis clases de división superior, yo era casi siempre la única mujer negra”, dice. “Este tipo de atmósferas silencia todo tipo de sentimientos de comodidad y pertenencia. Me sentía como una intrusa”.
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A pesar de que ha sido común para las mujeres escribir acerca de estos sentimientos y dudas sobre sí mismas, puede ser problemático porque estamos fallando en reconocer las fuerzas patriarcales y, con frecuencia, racistas que trabajan en contra de ellas.
“Pensamos en estas mujeres únicamente como las que necesitan ‘apoyarse’ o ‘levantarse’, sin reconocer que cuando ellas se apoyan y cuando se levantan a sí mismas, todavía se encuentran con la oposición de actores e instituciones individuales que invierten en la exclusión de muchos espacios públicos”, explicó Jenn M. Jackson al website Watercooler.
Sin embargo, la Dra. Young dice que las personas pueden sentirse como impostoras sin tener en cuenta su entorno. “Si estás rodeado por personas que se ven como tú, pero todavía estás operando desde ese libro de impostor deformado, nada va a cambiar”, dice ella. “Recomiendo que las personas normalicen las dudas sobre sí mismas. Tienes que darte el permiso a ti mismo de estar en una curva de aprendizaje”.
Gevinson fue capaz de deshacerse de sus sentimientos de impostura bastante rápido. Meses después de que ella compartió sus preocupaciones de impostura, la joven de veintiún años dijo que a ella no le preocupaba más ser un fraude. “Ya no sufro del síndrome del impostor, nunca más”, le dijo a Grantland. “No me voy a meter en la crisis de ‘¿Tengo el derecho a tal cosa?’ Quiero decir, hice una audición, lo tengo”.
A pesar de que tome trabajo sentirse cómodo como un “impostor”, es importante recordar que es perfectamente normal, especialmente ahora que las redes sociales hicieron más fácil que compararse a uno mismo con los demás sea más fácil que nunca.
Si necesitas un recordatorio para saber que vas a a estar bien, puedes comenzar tomando el consejo de Kate Nash a Gevinson y recitando este mantra: “Soy una perra del infierno y nadie me puede joder”. Parece que funcionó para ella.