Música

Devendra Banhart y cómo el subconsciente está combatiendo el racismo

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Algunos consideran a Devendra Banhart el rey del folk. Durante un tiempo, fue visto como la cara más representativa de lo que significaba hacer este género en el siglo XXI. En sus primeros discos entendí a un artista que demostró talento y un discurso coherente, que conocía la música y texturas; alguien que tenía un repertorio importante y armas bajo su manga, que dobló y desdobló el folk de distintas maneras. Su obra fue (y es) muy importante en la conversación del género. Es canon obligado. Torció el español y logró que medios especializados lo alabaran por la forma equivocada (como si esto importara) de cantar en español. Ahora Devendra Banhart estrena Ma, su décimo disco.

Llegué al lugar de la entrevista en el piso 40 de un lujoso hotel de la Ciudad de México. Algunos periodistas de otros medios hablaban afuera de la habitación sobre lo emocionados que estaban por entrevistar al “rey del folk”. Personalmente no encontré al rey del folk del que leí durante tantos años. Más bien nos encontramos dos venezolanos, latinos, inmigrantes, viviendo en otros países pero aún conservando el acento que es casi imposible eliminar. Conversamos en español. En venezolano, para ser más precisos. Me contó que algunos miembros de su familia viven en Venezuela, como los míos. Que tiene casi 17 años editando discos. Que le han tratado de secuestrar a varios familiares. Que también hizo fila para comprar pan cuando comenzó a escasear en Caracas.

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Encontré a un Devendra mucho más preocupado por hablar de la ola de racismo que parece está creándose en varios países y tiene como cabeza más visible a Donald Trump. De la terrible situación que viven nuestros compatriotas en Venezuela y nuestra situación como inmigrantes. De la importancia que es hablar sobre estos temas y ponerles una luz en medios masivos para que no se olviden. De “Abre las manos”, sencillo de su último disco, y lo que significa una canción protesta. De la latinidad y la manera subconsciente en la que el español y la música hecha en Latinoamérica está conquistando el mundo como una especie de respuesta para combatir el racismo y la xenofobia. De cómo las sociedades responden a este tipo de circunstancias que parecen ser un retroceso en vez de un avance.

Encontré a un Devendra Banhart bastante consciente de quién es como ser humano y su papel hoy en el mundo. Tuvimos una conversación íntima que se interrumpió por lágrimas y suspiros al recordar situaciones que suceden en Venezuela, pero que más que nunca son necesarias de platicar y no dejar que se conviertan en titulares de prensa olvidados.

Tenía agendados 15 minutos, máximo, para hablar sobre su disco. Al final conversamos durante casi una hora.

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VICE: Vivimos en un mundo en el que Donald Trump es presidente y hay una especie de revival del racismo o problemas para los inmigrantes. Como latino, ¿sientes una responsabilidad en tu música de hablar sobre eso?
Devendra Banhart: Creo que lo más positivo de esta situación en la que Trump es presidente es que se derrumbó la ilusión del sistema electoral estadounidense. Pero lo negativo es que no tenemos diez mil horas hoy para hablar de lo terrible que ha sido tener a esta persona en el poder. Ahora, siento que esto hizo que todo el mundo se politizara, hasta mi mamá. Lo mismo con Jair Bolsonaro en Brasil, en Filipinas con Duterte, en China con Xi Jinping, en Corea del Norte, y en Venezuela con Maduro. En estos últimos países la gente no tiene forma de expresarse, no hay libertad de expresión, pero en lugares como EU, Brasil, sí hay más. Esto ha politizado y hecho más consciente a mucha gente y me parece muy positivo que haya pasado. Antes se veía nada más como responsabilidad de la gente rica y de la gente famosa expresar su voz, porque el resto de la gente no tiene una voz tan visible. Y la otra gente con voz son los políticos. Creo que realmente hoy por primera vez todo el mundo tiene una voz, y eso por miles de razones es un desastre, pero también es algo muy positivo. Yo como artista puedo escribir una canción —a mi manera— para traer luz a una situación, pero también como individuo puedo contribuir al resto de una forma más bien básica que no me cuesta nada —bueno, me cuesta 10 pesos, pues—.

Mucha gente dice que por ser músico y tener cierto alcance, hay que hablar de este tipo de situaciones políticas y sociales. Incluso en Venezuela hace como cuatro años, comentaristas locales criticaron a las bandas que no hablaban de la situación de Venezuela, sino que hacían canciones de amor o de la playa. ¿A ti te parece que el arte tiene que ser coyuntural o tener esta especie de responsabilidad social?
No. No todo el mundo puede escribir una canción de protesta. Si tú no tienes esa inspiración, ¡uy!, esa es una canción que nadie va a oír. Todo el mundo puede protestar pero no todo el mundo tiene que escribir una canción de protesta. Y en verdad, en este tiempo, siento que la comedia es la manera más dulce, o la pastilla más fácil de tragar. Todos nos tragamos nuestra política con comedia, es la mejor manera de averiguar lo que está pasando. Para mí, VICE es la excepción, por ejemplo. VICE es el único lugar [que no es de comedia] donde la gente va a averiguar lo que está pasando. Los reportajes de VICE se sienten con una perspectiva neutra. También siento que va a lugares que otros medios no van y miran un poquito más adentro de donde está viniendo la fuente. Por ejemplo, si hay un ataque cibernético, la noticia va a decir: “Hubo un ataque cibernético entre Rusia y EU”. Ahí siento que VICE se adentraría más que otros medios; y de repente van y hacen un documental sobre Israel, que es un país pequeño que siempre está en guerra y se han convertido en los maestros de la ciberguerra.

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Hablo de esto porque siento que “Abre las manos” es tu canción protesta. Dices cosas como que a tu vecina la trataron de secuestrar en Caracas, hablas de las filas para comprar comida. Cosas “normales” que yo también viví como venezolano. Yo lo sentí como una forma de protestar, no tiene que ser una canción de protesta de punk, por ejemplo.
Todo el mundo tiene su manera de hacerlo. Aunque nunca digo específicamente “Venezuela” en la canción, tiene que ver completamente con eso porque yo viví esa fila para comprar pan, y además, no tengo una sola persona en mi familia que no haya sido secuestrada, corriendo con mucha suerte que no los mataron. No faltan historias como esta en Venezuela. Gente que fue asaltada para robarle sus zapatos o que matan para quitarle su teléfono. Todo el mundo tiene esas historias allá: un sobrino, un nieto, una nieta que fue asesinada porque tenía una chamarra que alguien quería, entonces yo tengo suerte que a mi familia solamente la han secuestrado. Y coño, entonces tú tienes razón cuando dices que es algo normal, pero no debería de ser normal, entonces yo debo seguir poniendo una luz en eso, porque la situación normal es que eso es noticia por una semana y ya luego desaparece de la consciencia del mundo. Pero esa situación no cambia entonces vivimos en un lugar donde nos estamos aguantando la respiración.

Tú y yo somos dos venezolanos hablando sobre una situación que sigue pasando ahorita y que no ha cambiado. Entonces si las noticias sobre Venezuela paran de estar en las noticias globales, y la situación no ha cambiado, imagínate el tiempo que va a tomar e imagínate lo terrible que va a ser para el país. Esa es la pregunta ahorita, ¿cómo y cuándo va a cambiar la situación? Porque han tratado de negociar Maduro y Juan Guaidó para una transición o salida y Maduro no quiere, él quiere quedarse en el poder claramente.

Claro. Por eso te hago estas preguntas, siento que es necesario hablar de esto aunque para ti y para mí sea algo muy normal y cotidiano.
Sí, tiene que ser así. No hay de otra forma.

En tu disco cantas en español, portugués, inglés y un poco en japonés. ¿Usas el idioma como un arma para hacer sonar tus melodías mejor o es un statement?
La dos. Un ejemplo: en el álbum hay una canción que se llama “My Boyfriend’s in the Band”, que es una canción con los versos en español y el coro en inglés. Lo hice así porque el coro no sonaba bien en español, también había querido hacer una canción en los dos idiomas, aunque realmente me parecía muy tacky, pero por fin llegué a un lugar en el que no me parecía tan terrible [risas].

La música en español es bastante popular hoy. Hace días Romeo Santos hizo sold out en el Met Life de New Jersey, en un show para casi 80.000 personas. El reggaetón no para de romper récords cantado en español. Y siento que es curioso esto. Recuerdo que en mi infancia en Venezuela mis amigos cantaban música en inglés porque les daba vergüenza la que era en español. Decían que era “de mal gusto” por el idioma. Siento que los latinos hemos tenido mucha vergüenza con nuestras raíces. ¿Hoy cantar en español sigue siendo muy importante para ti?
¿Tú haces música?

Alguna vez hice.
¿Y la grabaste?

Sí.
¿Me la mandas por Instagram?

Ok.
Volviendo a tu pregunta, yo creo que esta situación que mencionas de la música latina, es una de las únicas cosas positivas de tener personas súper racistas y locas en posiciones de poder. Tenemos gente como Trump que es increíblemente racista y creo que una manera consciente o subconsciente para combatir esa perspectiva miedosa [porque el racismo viene del miedo] es que la música en español esté en el lugar donde está. Y obvio, no toda la gente es racista. Yo vivo en California, casi todo el mundo es latinoamericano, todos decimos “no puede ser” a este tipo de situaciones. Y una manera de combatir eso siento que es explorar la fuente del miedo. La gente está descubriendo que la música en español es muy buena, que la música latina es muy buena. Pero creo que la gente está más abierta a esa música y tiene más orgullo de esa música, y de esa forma se crea una manera subconsciente de combatir el racismo de gente como Trump.

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Entonces, ¿tú piensas que si Trump no fuese el presidente, quizá no habría este boom de la música en español?
No sé a ciencia cierta, porque al mismo tiempo esta música [la latina] es muy buena. También la música ha madurado, especialmente en el indie, anteriormente era gente copiando, eran versiones de grupos europeos o gringos. También en la música alternativa o electrónica hay un lenguaje propio que se está desarrollando. Al igual que en el hip hop, porque hace 20 años no estaba de moda oír rap en francés, árabe o español; esto era “cool” y ya. Pero no era auténtico. También hay que darle gracias al Wu Tang Clan. Y ese ha sido el ciclo de la música latina generalmente, porque ha evolucionado al punto que ya no está copiando nada, solo está agarrando de diferentes culturas, procesándolo y filtrándose desde la perspectiva latina.

Leí hace poco que tu nuevo disco es un insight que podrías pasarle a un hijo que quizás nunca tendrás. ¿Es cierto?
Sí, es cierto, pero no importa si tengo hijos o hijas porque si tengo, todavía sería lo que me gustaría decir, y si no tengo pues es lo que me gustaría decirle a un hijo imaginario. Toda mi familia ha tenido bebés y yo soy la tía, yo siempre he querido ser la tía con mi turtleneck, cociendo, enseñándoles a usar la patineta y a hablar español. Pensé: “No tengo hijo o hija, vamos a hacer este álbum de lo que me gustaría comunicar”.

Hay una búsqueda excesiva del like o el click en internet. La validación. Los miles o millones de views. ¿Crees que al buscar esto una obra de arte se vea comprometida?
Eso es una cosa muy individual, muy subjetiva, porque depende de tu definición, de qué significa realmente hacer arte. O sea, a qué te refieres: ¿sacrificar algo por el interés en esos clicks? No, pero también es una cuestión muy individual, porque todo menos la obra de arte propia es el bio producto de la obra original. Si tú buscas solo likes y tweets, te deseo todo lo mejor, pero lo que importa es que a ti, como individuo, no te importe tanto el bio producto. Lo que debe de importar es la obra fundamental. Debes ser neutral en cuanto al bio producto, es muy importante para tu sanidad. No es ni lo más ni lo menos importante.

¿Crees que se puede hacer arte sin ego?
Muy buena pregunta. Déjame pensar. Buena pregunta. ¿Se puede vivir sin ego? El mejor arte es el arte que vino sin ego, donde el artista ha logrado de manera espontánea o por mucho trabajo, o de manera casi por error, salirse del camino y de ahí salió el arte que no se pudre. Mientras nosotros nos pudrimos ese arte no se pudre.

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