Este artículo se publicó originalmente en VICE US
En algún lugar de Sarasota, Florida, vive un hombre llamado Edwin. Su edad no es relevante, como tampoco lo es su profesión. No importa que tenga hijos, un problema de espalda crónico o una deuda de 100.000 dólares. Edwin podría ser rico o pobre, joven o viejo, blanco o negro. Edwin podría ser cualquier hombre, con una pequeña salvedad: ahora es 15.000 dólares más rico.
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Edwin fue la primera persona en ganar un premio consistente en un ingreso básico de 15.000 dólares, promovido por un grupo de San Francisco llamado My Basic Income. El colectivo celebró este sorteo para fomentar la idea de que todo el mundo debería recibir el suficiente dinero para cubrir sus necesidades básicas, al margen de las dificultades económicas, la ética laboral o cualquier otro factor. Edwin, en este caso, recibirá un sueldo de 1.250 dólares (1.100 euros) al mes durante un año para hacer lo que quiera con él. La idea es entender mejor cómo el ciudadano medio estadounidense haría uso de un sueldo básico mensual en un futuro hipotético.
El concepto del ingreso básico universal ya apareció en Utopía, la obra del renacentista Tomás Moro, y ha sido defendido a lo largo de la historia por autores como Milton Friedman, Martin Luther King Jr. media docena de presidentes estadounidenses y el economista Christopher Pissarides, galardonado con un Premio Nobel, y más de 33.000 usuarios de Reddit.
Estamos intentando averiguar qué haría realmente la gente con ese dinero y cómo este influiría en sus vidas, más allá de la pura especulación académica
Pero es quizá ahora cuando este concepto está viviendo su momento álgido. El sorteo del martes se suma al anuncio de dos proyectos más, uno de manos de la incubadora de empresas Y Combinator, que patrocinará un experimento con un sueldo mensual gratuito durante cinco años, y otro de la organización benéfica GiveDirectly, que llevará a cabo un programa en Kenia cuyos beneficiarios recibirán ingresos gratuitos durante diez años. El domingo pasado, el pueblo de Suiza rechazó la iniciativa que proponía entregar a cada ciudadano 2.200 euros solo por existir.
“Existen muchas opiniones sobre qué ocurriría si todo el mundo recibiera un sueldo gratuito, pero lo cierto es que no lo sabemos”, nos explica Cameron Ottens, uno de los fundadores de My Basic Income. “Estamos intentando averiguar qué haría realmente la gente con ese dinero y cómo este influiría en sus vidas, más allá de la pura especulación académica”.
Investigaciones anteriores han puesto de manifiesto los beneficios que un sueldo gratuito tendría para la sociedad, pero no han estudiado la forma en que cada persona hacía uso de ese dinero.
Si ya no tienes que trabajar para vivir, tu calidad de vida mejora mucho
En uno de los experimentos más famosos, realizado en Canadá, un tercio de la población más empobrecida de la pequeña población de Dauphin recibió una cantidad mensual. El experimento se inició en 1974 y fue interrumpido al cabo de cinco años. Nunca se llegó a publicar un informe de los resultados.
Años después, una economista de la universidad de Manitoba (Canadá) recopiló los datos archivados de ese proyecto para elaborar un informe. El documento, publicado en 2011, mostraba que durante los cinco años que los ciudadanos pasaron recibiendo el sueldo, disminuyeron los accidentes laborales, aumentó la tasa de graduaciones en institutos y la gente dedicaba más tiempo a sus familias y no tanto a su trabajo.
En conclusión, si ya no tienes que trabajar para vivir, tu calidad de vida mejora mucho.
Este ingreso contribuía a reducir los niveles de estrés y la tasa de delincuencia y a mejorar la calidad de la dieta de sus beneficiarios
Otro experimento realizado en familias con ingresos bajos en Carolina del Norte reveló que la asignación de un estipendio redundaba en una disminución de los trastornos de conducta y emocionales en la población infantil. Del documento se desprendía también que este ingreso contribuía a reducir los niveles de estrés y la tasa de delincuencia y a mejorar la calidad de la dieta de sus beneficiarios, al igual que ocurrió con los sujetos de los experimentos llevados a cabo en Kenia, Namibia e India. Quizá el dinero gratis no sea una panacea, pero se acerca bastante.
Evidentemente, todos esos estudios solo demuestran que tener dinero mejora la vida, no que un sueldo básico garantizado sea el método para lograrlo. Además, existen numerosas incógnitas en torno a la viabilidad de esta iniciativa a gran escala: ¿de dónde sacaríamos el dinero? ¿Qué cantidad mensual habría que asignar a cada uno? ¿Supondría un incentivo para dejar de trabajar? ¿Se gastaría la gente el dinero del gobierno en lujos?
El redactor del New York Times Eduardo Porter señala en su artículo que se trata de “una herramienta poco útil para combatir la pobreza”. Por su parte, Ezra Klein argumenta que la implantación de un sueldo garantizado requeriría replantearse la relación entre el individuo y el trabajo, algo que no está seguro que pueda ocurrir. Pese a todos estos argumentos, hay una pregunta que sigue sin respuesta: ¿qué haría exactamente la gente con ese dinero?
Ese es precisamente el objetivo del sorteo de My Basic Income, que sigue el modelo un proyecto similar realizado en Alemania. En él podía participar cualquiera que respondiera a la pregunta: “¿Qué harías con el dinero si lo ganaras?”. Ottens afirma que recibieron cerca de 3.000 respuestas.
Ahora es el mejor momento para trabajar y pulir el sistema de sueldos garantizados, teniendo en cuenta que los avances tecnológicos amenazan con acabar cada vez con más puestos de trabajo
Hubo personas que dijeron que lo usarían para cubrir gastos originados por sus estudios, para compensar la falta de ingresos por estar en paro o para abrirse un negocio.
Otras destinarían el dinero a costear gastos imprevistos, como facturas médicas o reparaciones de coche, pagos que más de la mitad de los estadounidenses afirman no poder permitirse, según un estudio reciente. “Creo que la gente no es consciente del enorme trastorno que supone para la vida de muchos el tener un accidente de coche o cáncer”.
Edwin, nuestro ganador del sorteo, dijo que él “ahorraría el dinero para cuando vengan las vacas flacas”.
Realmente no importa qué decida hacer Edwin con el dinero, siempre que su experiencia sirva para recopilar información sobre cómo usaríamos un sueldo garantizado. “Nos gustaría saber, por ejemplo, si alguien decidiera comprarse un coche con el dinero y no usarlo nunca”, asegura Ottens.
Ahora es el mejor momento para trabajar y pulir el sistema de sueldos garantizados, teniendo en cuenta que los avances tecnológicos amenazan con acabar cada vez con más puestos de trabajo, según Natalie Foster, del Instituto para el Futuro y una de las fundadoras de Universal Income Project.
Esta iniciativa ha tenido muchos defensores a lo largo de la historia, pero “todavía no se ha llevado a la práctica”, contó Foster. “Creamos o no que los robots nos van a quitar el trabajo, el futuro está aquí. El problema es que está mal repartido”.
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Traducción por Mario Abad.