El disco de Cárdenas es lo mejor que le ha pasado al siglo XXI

Cárdenas es un personaje inclasificable y precisamente por esto en VICE nos gusta dedicarle tiempo y dinero. Esta vez hemos decidido centrar un artículo entero en Siéntelo, el debut musical de Javier, un trabajo que no vacila en mostrar pinceladas de pop, rock, metal y jazz. Lo que en manos de aficionados podría transformarse en una pastiche incongruente, Cárdenas logra canalizar los puntos fuertes de cada género para dotar a este sólido álbum de una inmortal armonía.

Enfrentarse a la propuesta musical que Cárdenas ofreció al mundo en 2004 es una hazaña complicada. El propio Carde —así lo llamamos en la oficina— es una figura geométrica muy compleja y según el punto de vista desde el que lo examinamos, este ofrecerá unas caras u otras. Es esta presencia u ausencia constante lo que genera el inconfundible carisma del comunicador, capaz de generar simpatía y repulsión a partes iguales. Hablar de Cárdenas es hablar de incongruencia, de sorpresas, de lo extraño, de lo desconocido y de lo incomprensible. Javier no solo se atreve a flirtear con muchas disciplinas distintas (radio, televisión, cine…) sino que también, en Siéntelo (BMG Music Spain; 2004), no titubea en rozar casi todos los géneros musicales que existen, han existido y existirán jamás.

Este disco es su único legado musical, pero lejos de ser una tímida incursión en el 4º arte, Carde se lanza con todas sus armas y se deja la piel en una obra que desgrana su personalidad y la de toda la historia de la humanidad. Nueve canciones que, en definitiva, son un valiente e inquietante viaje hacia las profundidades de la conciencia, con sus soleadas praderas y sus húmedas y oscuras grutas.

Tres minutos y cuarenta y dos segundos de hit. En todo momento la canción es consciente de su propio potencial y va avanzando sin freno, jugando todas sus cartas desde el principio. A medida que el feedback de la guitarra se apodera del tema, nos damos cuenta de que Siéntelo nos acompañará el resto de nuestras vidas. Cárdenas juega con nuestros prejuicios desde el inicio de este compact disc y nos demuestra que la suya es una mezcla sin complejos, evidenciándonos que sus inquietudes compositivas tienen dos grandes baluartes sobre los que se fortificará todo su discurso: el aterciopelado pop de sintetizadores de OBK y Viceversa (pero que no teme a mirar más allá de las fronteras y darle la mano a OMD o New Order) y el metal pesado pero melódico e inofensivo de Evanscence. Pero por encima de todo, se alza majestuosamente la voz del presentador de Hora Punta, que defiende su papel de crooner del siglo XXI con maestría y solidez (incluso sordidez).

Permitidme un apunte: La primera reacción que todos tenemos al enfrentarnos a este disco es la risa, la burla, el intentar percibir el disco con ironía, como el que se pone una gorra del Partido Popular para ir al Apolo en un intento de apropiación, reutilización y reciclaje de símbolos. Si bien la sola existencia de este disco es una locura, no puedo negar el hecho de que esta primera canción es un muy buen single. Despojándome de la distancia que genera el sarcasmo, Siéntelo podría haber llegado muy lejos con otro tipo de producción y, por supuesto, ejecutado por otro intérprete. No sería descabellado encontrarse con este tema en un concierto de Joe Crepúsculo, El Último Vecino o Lust For Youth, convenientemente adaptado a los estilos de cada uno de estos grupos, por supuesto. El esqueleto de la canción, despojada de prejuicios y producciones grotescas, resulta ser un auténtico diamante de puro pop.

La calidad de la canción es la última vuelta de tuerca de la propuesta de Cárdenas: no solo mezcla estilos opuestos con una libertad pasmosa sino que juega con nuestros prejuicios y con nuestra evidente reacción de cachondearnos de él para, finalmente, componer canciones que incluso valen la pena.

Lo mejor: esa parte de la letra que dice "muévelo, tu cuerpo es el fuego de la pasión, olvida problemas". Joder, ese "olvida problemas" no tiene precio, que alguien me explique esa omisión de artículos o de determinantes posesivos.

Temáticas: coaching vital, fiesta, tirar palante, no rallarse con los problemas.

Puntuación: 10/10

La canción empieza con una guitarra acústica parecida a esa versión de M Clan, pero luego ya se posiciona y pone las pelotas encima de la mesa con esa ecualización metalera. Aquí tenemos a un Cárdenas referenciando de nuevo a grupos de metal de MTV rollo Linkin Park e incluso a esos tipos que se hacían llamar Söber (¿siguen existiendo?). Pero la cosa no termina aquí, después de este doble trampantojo, el Carde vuelve a virar hacia las bases electrónicas y el pop de melodías perfectas, ofreciéndonos una de sus mejores letras en el estribillo (rodeado de riffs pesados y contundentes): "hasta los ciegos pueden ver, que al llover, ya no se limpia nuestro ayer. Navegar, entre tus dudas no me va. Quiero ser el dueño de tu amanecer. Despertar sobre tu espalda una vez más". Por lo que parece, Carde duerme encima de las personas, posado sobre ellas. ¿Por qué? ¿Como muestra de un amor extraño? ¿Para estar más cómodo? ¿Para que no se le escapen los amantes? ¿Para asegurarse de que no lo matarán?

Lo mejor: las campanas que suenan de vez en cuando aportando un tinte épico y ese "Rainy day" entre paréntesis del título.

Temática: desamor.

Puntuación: 9/10

Aquí quiere acercarse a compatriotas artísticos como Pablo Alborán o Melendi. De nuevo, el camaleón musical decide sorprender a su público y recorrer senderos distintos. ¿Qué sentido tiene la música si no la afrontamos con cierto riesgo? En Tantos Recuerdos el carde maneja un "rollo acústico para las chicas", "la baladita" del disco. Es una pista que sirve para pausar un poco el frenético ritmo que estaba cogiendo el tracklist. "Vamos a meter unos violines por ahí, que siempre le da nivel y aportan ese tema melancólico que le irá tan bien a un tema de desamor", espeta ese imaginario Javier que proyecto en un cómodo estudio de grabación repleto de gin-tonics. En la costa mediterránea. Gafas Carrera. Relojes gigantes. Fideos Yatekomo y chicas guapas. Menuda vida.

Lo mejor: cuando aparece el saxo, el instrumento definitivo de la tristeza y la perdición pero también del sexo eterno.

Temática: desamor.

Puntuación: 8/10

Carde vuelve a reactivarse y sigue con sus cócteles sonoros. Algo que empieza con una suave guitarra acústica no tarda ni 15 segundos en convertirse en un tema de pura cañufla tecno-disco épica, con un bombo contundente que nos recuerda a la escuela sueca de electrónica (piensa en los temas de Rosen & Spyddet) o a los Pet Shop Boys más eufóricos.

También es verdad que en los momentos más pausados, la canción nos recuerda a unos Postal Service españoles. En el fondo, tratándose de un disco de 2004, Siéntelo es realmente muy Y2K, muy de la primera década del 2000. Es imposible no recordar ese emo dosmilero jodido de pop barato y llorica (Dashboard Confessional, Taking Back Sunday, The Starting Line, The Early November y todo el resto de la escudería Drive-Trhu records) que tanta presencia tenía por aquel entonces. Es probable que esa coincidencia en el tiempo hiciera que, o bien Cárdenas se dejara influenciar por toda esta corriente, o que Cárdenas influyera al resto del mundo, cosa que parece mucho más plausible.

Lo mejor: los truquitos de producción como esa voz del minuto 02:17 que se rompe y sufre cortes de volumen intermitentes mientras Cárdenas canta esa estremecedora frase de "pierdo siempre el control". Fondo y forma se unen para cuajar una sola idea bien sólida. También está esa otra parte en la que, para evitar que el tema caiga en el tedio absoluto, se opta por el clásico truquito del cambio de tono.

Temática: desamor, perdición.

Puntuación: 7/10

Vuelve el cantautor, la brisa marina después de una noche de fiesta. Cuando se ordenan las canciones para estructurar un disco, el quinto tema siempre se guarda para las canciones mediocres, los temas de relleno. En el disco del Carde esto no es una excepción y nos encontramos con una canción floja, de progresión esquizofrénica y melódicamente prescindible. Cada cambio de nota se recibe de forma incómoda y estoy seguro de que esta fue la intención del músico: generar malestar, poner a prueba al oyente. Este es el momento en el que Cárdenas nos muestra el lado oscuro de mezclar varios estilos musicales y querer abarcarlo todo, desde el jazz al tecno, desde la locura a la felicidad. En las pistas anteriores esta variedad y estos engaños resultaban agradables, suaves; esta vez no, esta vez la escucha exige un esfuerzo, como en los discos de Throbbing Gristle o las Structures de Pierre Boulez. Esfuerzo que no todo el mundo está dispuesto a realizar.

Lo mejor: lo mejor de esta canción es la tristeza de constatar que, para Carde, las relaciones amorosas son siempre peligrosas y duelen. "Llevo la cicatriz que tus besos marcaron en mí, a fuego sobre la piel". En casi cada canción habla sobre esta relación entre el amor y el dolor físico; logrando una coherencia discursiva que a veces friega la falta de originalidad.

Temática: desamor, perdición, esperanza, recuperar el amor perdido.

Puntuación: 6/10

Aquí se apuesta duro por el EBM pero lo que empieza muy arriba decae por completo en el estribillo, una parte que queda impostada y que busca a toda costa ser pegadiza; y es por esto que ofende. El problema de Me Persigue el Tiempo es que, de nuevo, la mezcla de estilos genera una escucha ortigada. Lo que en los primeros temas funcionaba a la perfección ahora se muestra como algo incómodo e forzado, casi caricaturesco. Esta canción se va intoxicando poco a poco hasta que llega un punto en el que ya casi ni vale la pena seguir escuchándola. Es, en definitiva, un pastiche grotesco.

¿Está Cárdenas forzando su propio ritual, haciéndose y haciéndonos conscientes de su jugada maestra de ensamblaje de géneros? Apostaría mis dedos a que Cárdenas, con este tema, nos lanza un discurso muy claro: no todas las facetas de una sociedad o individuo pueden funcionar de una forma simbiótica. El error, el terror y la perdición existen y no hay vuelta atrás. Esta afirmación estremece si observamos detenidamente la carrera del propio Carde, impregnada de fuertes contrastes (de simpático presentador a ególatra comunicador), incongruencias y situaciones embarazosas.

Lo mejor: la decisión de incluir unos  pitidos horribles e incómodos a lo largo del minutaje de la canción. Suenan como si alguien estuviera programando un microondas dentro de nuestra oreja. Evidentemente, esta puñalada sonora coincide con la tesis de la canción y del disco. Touché.

Temática: desamor, perdición, aprendizaje

Puntuación: 5/10

Aquí Carde ya se ha vuelto completamente loco, víctima de su propio experimento. El invento suena como una especie de Toxic de Britney Spears y el Frankenstein sonoro resulta impracticable. La pérdida de identidad de la que Carde ha sido víctima a lo largo de todo este disco (esa ensalada de géneros musicales) le ha hecho perder el norte. Ya no sabemos dónde empieza y termina Carde, no sabemos ni tan siquiera si Carde existe.

Evidentemente, todo esto está hecho de un modo consciente. Esa mirada simpática con la que se nos presenta en la portada de su álbum no es más que una sutil mueca de condescendencia, una amenaza velada: "si no sois vosotros mismos y no tomáis el control sobre vuestras distintas facetas y personalidades, serán ellas las que tomarán el control y os destruirán".  La lección final que cierra el disco es contundente y el nombre de la canción no es casual (Cara a Cara): debemos afrontar esa última y definitiva mirada frente al espejo y reconocernos y abrazarnos.

Lo mejor: la locura.

Temática: no se entiende.

Puntuación: 4/10

Este tema, pese a ser el último de la tesis de Cárdenas, no cierra el disco. A modo de regalo, obtenemos un par de extra tracks que harán que, esta vez, seamos nosotros los que perdamos el norte. Debemos suponer que estas dos últimas pistas nos muestran lo que estaría por venir en un hipotético segundo disco. Dicen que este disco existe, que está grabado pero que no saldrá nunca a la luz pues la humanidad no está preparada para entenderlo. La gente que lo ha escuchado dice que, simplemente, "se me han abierto los ojos". Es triste pensar que tendremos que deambular por nuestra vida sin conocer nunca el segundo disco de Cárdenas.

Esto es totalmente inclasificable. Se trata de una nueva versión del tercer tema (Tantos Recuerdos) y es como salir de la cueva de Platón y descubrir que todo lo que has visto y vivido hasta ahora era un engaño. Nada parece funcionar en esta canción y parece un gran pedazo de mierda pero, de algún modo, entendemos que es el sonido de lo que está por venir. Por ahora no podemos comprenderlo y solo podemos ponerle una puntuación lamentable, sabiendo que dentro de 100 años será un 10/10. O un 11/10.

Lo mejor: ese "¡yop!" constante que grita un ser desconocido.

Temática: bolas de fuego ampliando nuestra consciencia.

Puntuación: 3/10

La versión inglesa del segundo tema puede suponer el intento de exportar la carrera musical de Cárdenas a un nivel internacional. Esta "english version" ("english versión" en la contraportada) descoloca por todo lo que esconde. 1) inocencia: ¿cómo no ver la que se le caerá encima con esa pronunciación del inglés? y 2) autoconfianza: la seguridad de creer que se está haciendo algo muy bien pese a que es tremendamente horrible. Superada la sorpresa inicial, la pronunciación errática se convierte en una especie de mantra totalmente despojado de significado y es cuando entendemos que la música se escucha con el corazón y no con el cerebro. ¿Una nueva lección de Carde? Probablemente.

Lo mejor: la traducción totalmente azarosa.

Temática: es difícil atravesar la muralla lingüística que evita que podamos comprender la letra.

Puntuación: 2/10

En definitiva, Siéntelo es la obra de un tipo que no sabemos muy bien cómo encasillar. Un tipo que antaño llegó a convertirse en un comunicador televisivo con cierta simpatía y popularidad, el mismo que descubría y trataba con personajes raros y manejaba todo tipo de situaciones que a todas luces eran inmorales. Jóvenes y adultos complicados de media España alababan su espacio televisivo y algunos de ellos le han seguido a través de sus nuevas aventuras radiofónicas, en una especie de magacín mañanero inclasificable. Es un tipo que resulta francamente incómodo pero que, con sus errores y desfases, se convierte en un ser entrañable, al fin y al cabo, humano.

En este disco nos ha relatado las complicaciones de ser, existir y tener que enfrentarse cada día a todas estas caras que componen ese extraño puzle llamado Cárdenas, un ser complicado e incongruente que lucha cada día para mejorarse y mejorar el mundo en el que vive.

Aun así, pese a los brillantes temas iniciales, el disco, en coherencia con su propia lógica interna de desgaste y degradación, resulta infumable. ¿Qué debe tener más peso, la tesis o las canciones? Es por esto que ofrecemos dos valoraciones finales, según las prioridades de nuestros lectores.

Valoración final (canciones): 1/10

Valoración final (tesis): 10/10

Parece mentira que existiera una época en la que no conocíamos el disco de Cárdenas. Ahora esto ya ha terminado y será imposible volver atrás. Como dice el propio Carde, "ya no hay más salida que continuar". Pues así lo haremos, Carde, así lo haremos.