“Sí, claro. Se ha vendido más weed. Hace una semana la gente empezó a abastecerse. La gente que compraba una onza ahora compra una onza y media o dos. Normalmente, cuando la gente está en casa quiere fumar un porro y ver TV. De pronto los que se aburren en home office también quieren fumar”. Ese es el panorama que plantea un dealer de Ciudad de México sobre cómo ha cambiado su negocio en tiempos del coronavirus. Pueden decir lo que sea de los marihuaneros, pero sí son precavidos. Si hubo gente que acaparó papel higiénico y más productos que consideraron salvavidas en los supermercados, también los responsables consumidores y fumadores se adelantaron a la posible escasez: eso se llama anticipación y visión de futuro.
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La búlgara Kristalina Gueorguieva, directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI), anunció un día a finales de marzo lo que ya se intuía: la economía global estaba en recesión. El culpable era el coronavirus, si es que se puede culpar de algo a un virus sin intencionalidad ni agencia. Los cierres de fronteras, parones comerciales y cuarentenas que se han establecido para intentar luchar contra la propagación de la pandemia han llevado a la economía mundial a un punto incluso peor que el de la crisis financiera de 2008. Aunque Gueorguieva también planteó que la recuperación en 2021 era posible si todo salía bien, todavía falta mucho para el otro año. Mientras tanto, todos los sectores de la economía se han visto afectados y luchan por nadar hasta la orilla luego de este naufragio súbito y adaptarse a la crisis para no morir ahogados.
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Seguro Gueorguieva no pensó en la distribución y consumo de drogas cuando anunció la recesión global, pero los dealers, camellos, jíbaros o transas también han sentido el impacto del coronavirus, uno que solo está empezando. Y si el FMI no pensó en ellos, en VICE sí quisimos saber cómo había cambiado el negocio en estas primeras semanas de cuarentena y pandemia en México, Colombia y Argentina. ¿Qué se compra más y qué menos? ¿Cómo van los precios y los insumos? ¿Ha cambiado la forma de entrega? Les tenemos las respuestas.
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Si pensaron que ante la perspectiva de encerrarse en casa por semanas (o meses) la gente iba a comprar harta marihuana para abastecerse y quizás luchar contra la ansiedad, estaban en lo correcto. Lo confirma un dealer de Ciudad de México y lo corrobora otro dealer de la misma ciudad, que aclara que no es un distribuidor de gran escala. Cuenta que, aunque hubo clientes que no lo llamaron, como asumiendo que ya no se podía salir, “algunos clientes hicieron compras de pánico. Unos compraron el doble de lo de siempre por si llegaba a escasear. Un comprador que compraba siempre una onza, pues compró dos. Uno que compraba dos, entonces me compró cuatro. Por si acaso, por si luego no podían salir”.
El miedo no necesariamente es infundado, y así lo prueba el caso de Argentina. Antes de entrar en la situación actual es necesario un poco de contexto, provisto por alguien que solía vender marihuana allá hace unos años. “Argentina funciona por épocas. Ahora están en sequía hasta abril o mayo. Por esta época es muy jodido conseguir, y si consigues te revientan con el precio. En esta época de verano, todos los dealers se van a la costa a vender porque la gente se va para allá de joda, entonces las ciudades como Buenos Aires quedan desabastecidas. Los que no plantan a gran escala todavía no cosechan, entonces también quedan desabastecidos”, explica. Añade que pueda que suba el precio de nuevo en estos meses y quede ahí, que se ajuste a la devaluación del peso. Cuenta que en 2015 vendía el gramo de marihuana entre 100 y 150 pesos (entre uno y dos dólares) y ya está entre 800 y 900 pesos (entre doce y catorce dólares).
Así las cosas, Argentina ya presenta una situación particular, y obviamente la pandemia del coronavirus solo ha añadido dificultades. Un dealer que trabaja en Buenos Aires explica que, hasta entonces, había estado trabajando con lo que cosechaba y con un cargamento que tenía, pero que se acabó en estos días. “Justamente había una felicidad (un cargamento) que estaba viniendo de Colombia, y se quedó varada a la mitad. Hay que esperar a que pase esto para que pueda llegar”, dice. En conclusión, él todavía tiene y sus clientes le pueden comprar sin problemas, pero admite que si cuando se le acabe lo que tiene plantado siguen la cuarentena y la crisis de la pandemia, ahí sí se va a joder.
Aunque este testimonio indicaría que por ahora no hay problemas en Buenos Aires, testimonios de consumidores dictan una realidad distinta. “La yerba está muy cara, subió casi el 50%. La mayoría de gente acusa no tener, y claramente muy pocos la entregan a domicilio”, señala sobre el problema de precios, disponibilidad y entrega. Más pesimista que la voz anterior, esto indicaría que ya hay una crisis para los consumidores de marihuana en Argentina, crisis que podría empeorar si la cuarentena y las medidas frente al coronavirus se extienden a lo largo de meses.
En Colombia, consumidores de Bogotá cuentan una situación no tan distinta a la de Buenos Aires. “El man que nos vende ya nos dijo que paila (que no hay) hasta post cuarentena, porque él dice que ni se quiere contagiar ni quiere contagiar a la gente. Se decidió por el encierro”, comparte un fumador asiduo de marihuana. Otro gran fumador comparte que logró aprovisionarse comprando una libra de marihuana con un amigo, pero sí resalta que el acceso está muy difícil. Primero les preguntó a cuatro amigos que venden y ninguno tenía, hasta que al fin encontró a alguien que sí vendía en el barrio Chapinero, pero a 260.000 pesos la libra (alrededor de 65 dólares), mientras que normalmente cuesta 220.000 pesos (alrededor de 55 dólares). Además, cuenta, él vendedor se demoró mucho. “Se escaseó, nadie sabe qué está pasando. La gente está saliendo a aprovisionarse, pero está cara y difícil de conseguir”, dice, y añade que con la cuarentena está fumando el doble de lo normal.
Un vendedor en Bogotá que dice que tiene la mejor weed de Colombia afirma que ha aumentado la venta de marihuana porque es una droga de uso permanente. “La gente se está aprovisionando fuerte de weed, porque no se sabe qué va a pasar. Y pues la gente necesita weed”. En Medellín el panorama para los fumadores y consumidores parece ser más positivo, luego de un susto inicial por el panorama global. Así lo cuenta un distribuidor de marihuana: “Al principio estábamos como asustados, había cierto pánico. Hace una semana compramos en cantidad más grande para que saliera más barato. Con la primera alerta hubo más pedidos de más gente, más cantidad, entonces hace cuatro días tuvimos que volver a comprar. Esta semana se ha estabilizado. Sí subió un poco de precio, pero la marihuana de buena calidad sigue costando entre 8.000 y 10.000 pesos el gramo (alrededor de dos y 2.50 dólares)”, explica.
Para este hombre de Medellín, al comprar drogas no hay que acaparar. “Es como comprar en el mercado, la gente tiene su inventario guardado y en unos días vuelve. Acá en Medellín no se va a acabar, pero puede haber lapsos. Igual algunos sembramos y tenemos reservas por ahí. Conocemos ciertos datos, todo ha sido fácil. Hasta esta semana todo estaba normal en el Barrio Antioquia (conocido por ser un lugar donde se pueden comprar todo tipo de drogas), las plazas todavía están trabajando”, explica, un mensaje tranquilizador para los que compraron más de la cuenta. En todo caso, plantea, esta situación muestra la estrecha relación que muchos consumidores tienen con la marihuana: “La bareta debería estar incluida en la canasta familiar y en el Índice de Precios al Consumidor. El sueño es que Colombia dependa de eso”.
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Está más clara, entonces, la situación de la compra y venta de marihuana. ¿Qué pasa con otras sustancias? El que vende en Argentina dice que sus ventas de MDMA están caídas, y presume que será así hasta que las discotecas vuelvan a abrir. En general, dice el distribuidor de Medellín, ha bajado el consumo de drogas de fiesta, drogas que suelen consumirse en aglomeraciones, como MDMA/éxtasis. “Uno no se va a tragar un boleo de MD para parcharse con los papás, mientras que sí se puede fumar un bareto y luego ir a donde el papá”, diagnostica. En México, reporta el dealer # 1 de Ciudad de México, se está vendiendo el 20% de MDMA y LSD que se vende normalmente, aunque hay gente que sigue consumiendo en las fiestas en casas que aún se realizan en la ciudad.
Lo confirman también los consumidores. Un hombre de Bogotá explica que, aunque todavía hay acceso a drogas como MDMA y ácidos (LSD), también subieron de precio y no es tan buena idea para estar encerrado consumirlas, aun si “no falta el loco que quiera estar todo MD en la casa”. Él lo que necesita, explica, es lo que genera el síndrome de abstinencia: marihuana y cocaína. Aunque pudo aprovisionarse de marihuana luego de varios intentos, con la cocaína ha sido más difícil: “Tengo muchas ganas de oler perico, pero no he conseguido. Todo está re caro y escaso, muy jodido de encontrar”.
El dealer de Bogotá, al respecto, comenta que tiene el mejor fua (cocaína) de Colombia y que su consumo ha aumentado, por ser una droga de uso permanente. “El fua, eso sí que se usa. La verdad mis ventas no han bajado, yo tengo una clientela fija y fuerte. El tema ahí es cómo hacerla llegar, pero eso sí no lo cuento”, explica, y añade que también sigue vendiendo éxtasis y color (2CB), pero en menor cantidad. En Medellín, un productor y vendedor de 2CB comparte que, hasta el momento, las dinámicas de su negocio no han cambiado, pues lo que necesitaba para cocinar lo había obtenido con anterioridad. Eso sí, ha empezado a vender mayores cantidades y con más frecuencia, pues varios de sus clientes han querido aprovisionarse de 2CB para afrontar la cuarentena. Así pues, con abastecimiento normal y un buen flujo de clientes, los precios no se han visto alterados: la tienda sigue como de costumbre.
En Medellín, en general, no parece haber habido problemas de abastecimiento ni distribución. Según la fuente que distribuye allá, la clave es tener en la ciudad un lugar como el Barrio Antioquia. “El Barrio es como el Éxito (un supermercado colombiano). Hay que saber buscar y preguntar, pero acá en la ciudad hay de todo. Los precios sí están un poquito más altos. Si antes el gramo de MDMA estaba a 60.000 pesos (15 dólares) ahora está a 80.000 (20 dólares), pero hay. El que busca, consigue, y acá en Medellín usted encuentra, perro”.
Sin embargo, el dealer #1 de México afirma que sí ha bajado su venta de cocaína, que también parece haberse limitado al consumo en fiestas en casa. Calcula que, así como con el MDMA, puede estar vendiendo el 20% de cocaína de la que vende normalmente. Aclara que la cocaína ha subido un 10% de precio desde que empezó la crisis del coronavirus, que en México empezó a sentirse, dice, hacia el sábado 21 de marzo. Aparte de las fiestas en casa, dice, los que son más dependientes de esta sustancia para trabajar o simplemente para existir sí siguen comprando. Eso sí, no ha tenido ningún problema para abastecerse: “He escuchado que está escasa, pero yo estoy bien”.
El dealer #2 de México confirma lo que plantea su compatriota: “Ha bajado bastante la demanda de cocaína, ya no hay mucha demanda”, afirma. Lo que sí se ha mantenido estable ha sido el consumo y la venta de metanfetamina, una sustancia que la gente no ha dejado de consumir. La muestra es muy pequeña para sacar conclusiones, pero parecería que en Colombia el consumo de cocaína puede ser más individual, mientras que en México sigue siendo más grupal o social, por lo que disminuye en esta época de distanciamiento social.
Este mexicano prevé que los precios aumentarán en los próximos días, y esto se puede ligar directamente a los carteles. “Los carteles están teniendo problemas para surtirse de material. Esto es por la crisis en China por el coronavirus. Los materiales para hacer metanfetamina los traen de China, de ahí traen el fentanilo, y han tenido problemas para surtirse. Si para los carteles es difícil, eso repercute en las calles a los pocos días”, explica. Al continuar sobre los problemas de distribución y acceso, cuenta que habían pedido un paquete de marihuana la semana anterior y, una semana después, no había llegado, rompiendo con los tiempos del proceso normal.
Quizás esta cuarentena sea también una oportunidad para buscar alternativas para darse en la cabeza. Un consumidor en Argentina comparte con extrañeza que, junto con la subida de precios y el desabastecimiento de varias drogas, ha notado un fuerte incremento en la oferta de zetas (hongos), tanto para consumo como para cultivo.
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Aparte de los precios y disponibilidad, la cuarentena afecta una parte principal de este negocio: que los consumidores puedan recibir las drogas que quieren o necesitan. Con la restricción de movimiento que implica la situación actual, los dealers han tomado distintas medidas. El dealer/transa de Argentina explica que todos sus negocios los está haciendo a través de Rappi y Glovo. Además, ya no vende pequeñas cantidades, sino a partir de 10 gramos de marihuana. “Te soy sincero: para mí resulta mejor que una persona compre 10 g o de crippy o 10 g de flores, porque no puedo estar subiendo ni bajando ni nada. Es una sola venta diaria. Si tú tienes dos o tres panas que quieran comprar, yo le mando solo a ese pana y que él se encargue de repartir. Una sola entrada y una sola salida: un solo Glovo viene, me trae el billete, y un solo Glovo se va. No puedo estar subiendo y bajando todo el día porque los vecinos están viendo todo, ni puedo salir a la calle tampoco”, explica.
VICE pudo conocer un caso de un hombre que llegó del norte de Argentina a Buenos Aires y, sin trabajo estable, empezó a trabajar en Rappi justo cuando empezó la crisis por el coronavirus. No le iba mal trabajando cuatro horas al día, pero todo mejoró para él cuando unos amigos lo llamaron para que llevara porros por Buenos Aires: ahora trabaja menos horas al día y gana mucho más dinero. El dealer # 1 de Ciudad de México confirma que todos sus envíos los está haciendo a través de empresas de reparticiones. Bueno, ya venía haciéndolos así desde antes del coronavirus, por lo que la pandemia y la cuarentena no han afectado sus canales de distribución. Estas alternativas se han vuelto una necesidad, porque, como confirma el dealer # 2 de CDMX, la gente no quiere salir en estos días. En todo caso, señala, “por ahora todavía se pueden hacer entregas con normalidad. Eso no ha cambiado. O fijamos puntos medios o lo llevamos a domicilio”.
La subida de precios y, en algunos casos, la dificultad de acceso y disponibilidad también ha abierto espacio para alternativas solidarias, sobre todo en el consumo de marihuana, a pequeña escala: un hoy por ti mañana por mí que ayude a los que se quedaron sin su dosis. “La solución ahí es algún amigo que tenga su plantita y te regale un poco”, dice el hombre que solía vender marihuana en Argentina. Así también lo plantea el hombre mexicano que solía vender, pero que ahora solo compra y les vende a algunos amigos para, al final, fumar gratis. Ante la pandemia, a los amigos que están erizos (sin marihuana) les ha regalado algunos porros. “Es la cultura del fumador. Como en los viejos tiempos, hoy tengo y tú necesitas, quizás mañana tú tengas y yo necesite. Es pura economía solidaria, si un amigo me pide cinco o diez porros para pasar durante la cuarentena, se los doy”. Como en el caso de los que compran juntos y luego reparten, o como o las distintas acciones colectivas, la crisis también ha despertado el compañerismo (aún si es para drogarse, o, más bien, en particular porque es para drogarse) en varias personas.
Para finalizar este reporte, cerremos con un aviso de servicio público del dealer #2 de México: “El coronavirus está afectando toda la economía, y también va a afectar este negocio de dinero fuera del sistema, o ilegal, si lo quieren llamar así. Si la pandemia se extiende más allá de la cuarentena va a haber problemas serios con la distribución. Yo aconsejaría a los consumidores abastecerse”.