Uno de los aspectos definitivos de ser un millennial es deberle plata a una persona o entidad. Es cierto, como generación nacida en una época determinada, hemos sido bendecidos con la habilidad de volver famosos algunos gatos en Instagram. Pero en el terreno de las finanzas la cosa no va igual de bien: las deudas que adquirimos para pagar los estudios son insostenibles; gastamos excesivas cantidades pagando arriendo; los buenos trabajos son cada vez menos y más lejanos, y las posibilidades de que alguna vez compremos una propiedad es, para la mayoría, un acertijo indescifrable.
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Hace poco el periódico inglés The Guardian reveló cómo los millennials del mundo están más jodidos que la generación que los precedió. Pero este fenómeno es medianamente obvio: de hecho, VICE UK tiene una desalentadora columna llamada " Generation Fucked", devota a examinar esa cuestión en detalle.Pero los artículos de los periódicos tienden a analizar la situación a una escala macro en vez de mirar cómo la situación está afectando a los individuos de manera particular. Por eso, acá queríamos cambiar el lente y mirar desde otro ángulo. Le pedimos a nuestras oficinas en América del Norte, Australia y Europa Occidental que hablaran con la gente joven de sus respectivos países y le hicieran esta pregunta: ¿cómo hacían para vivir endeudados, con o sin trabajo?
MAX, 22, REINO UNIDO
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Infortunadamente, por estas circunstancias, tengo que dejar una gran práctica profesional ––una práctica que se supone tengo que hacer como parte de mis estudios–– porque no puedo trabajar gratis. Tuve que mudarme de regreso a la casa de mis papás en Portsmouth, al sur de Inglaterra. Ahora estoy de vuelta en Londres trabajando de tiempo completo en una tienda minorista. Me encantaría volver a tener una práctica pero simplemente no puedo vivir así. Lo que más me preocupa es que la experiencia laboral como practicante es vital para conseguir el trabajo que quiero tener.
JAMIE, 23, CANADÁ
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Dentro de todo, es un estilo de vida de mierda, esta industria en particular no es para mí: las personas que pueden trabajar de 9 a 5, de lunes a viernes y que todavía tiene tiempo para hacer otras cosas son como superhumanos. Ahora estoy no solo desmotivada por conseguir un trabajo nuevo, sino desgastada creativamente. La forma como está construida la economía hace a la gente dócil. Uno pierde el arranque, las ganas cuando entra en esta rutina, donde el sentimiento de que las responsabilidades están siempre presentes es continuo, las deudas, las tareas, los riesgos. Idealmente ––me refiero al mejor escenario posible–– me gustaría estar high y editar los videos de YouTube para convertirlos en largometrajes. Hasta entonces, seguiré moviéndome a ver qué encuentro.
FRANCESCA, 30, ALEMANIA
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ETIENNE, 24, FRANCIA
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ISMAR, 26, DINAMARCA
KARALYN, 27, ESTADOS UNIDOS
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Espero tener en cinco años al menos tres veces lo que gano. La mayoría de las mujeres piensan en matrimonio e hijos cuando están entre los 20 y 30. Eso a mí no me preocupa: apenas puedo pagarme lo básico. Si no puedo ni tener un perro, no voy a tener un hijo.
SIMON, 25, AUSTRALIA
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ADRIAN, 29, AUSTRIA
AIDA, 22, ESPAÑA
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Soy mesera y no hago lo suficiente para poder mudarme de la casa de mis papás ––ni siquiera tengo lo mínimo para mudarme a un apartamento compartido con una amiga––. Sigo ahorrando lo que más puedo para pagar mis estudios, porque el gobierno me quitó mi beca. Creo que, para mí, lo peor de todo esto es que probablemente seguiré trabajando en estos trabajos de mierda sin importar lo que haga.