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Drogas

La Exposición de Perros del Westminster... ¡en ácido!

Tomamos algunas drogas y salimos a pasear con unas perras al Madison Square Garden.

La Exposición de Perros del Westminster es un lugar terrible, repleto de occidentales y perros que reciben más atención, y viven mejor que el cuarenta por ciento del mundo. La cantidad de amor y recursos desperdiciados en estos cachorros cada día es suficiente para hacer que un abstemio se sienta incómodo. Pero descubrí que vivir esta experiencia en ácidos es una gran forma de pasar la tarde.

Empezamos el día en el departamento de nuestro voluntario. Él es Brayden, y esta era la primera vez que se metía LSD, algo que descubrí días después de que aceptó participar.

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Después de 30 minutos sentados en su azotea, Brayden dijo que se estaba "sintiendo un poco raro". Miró la "pequeña montaña negra" que rodea la escalera de su edificio y dijo que la quería escalar. Le dijimos que sería mejor no escalar una estructura que no tenía nada que amortiguara una caída de 12 metros hasta el pavimento, pero nos dijo: "No se preocupen, lo hago todo el tiempo" y después, literalmente, corrió por la rampa. Cuando llegó hasta arriba empezó a reírse como imbécil y a repetir una frase de esa película de un dios dorado. Eventualmente, logramos hacer que bajara y nos fuimos al Madison Square Garden.

Esta fue la primera persona con perro que vimos. Brayden dudó en acercarse porque estaba rodeada por un grupo de hombres molestos, con animales, que gritaban algo sobre Mitt Romney. No estaba dispuesto a aceptar un "no" de alguien en ácido, así que lo empujé contra ella. La mujer no dejaba de hablar de lo pendejo que es Mitt Romney. No por su historial en Bain ni por sus propuestas, sino por haber amarrado a su perro al techo de su auto para manejar desde Massachusetts hasta Ontario, o algo así.

Como todo mundo sabe, cuando estás en un viaje, hay gente que transmite buena vibra y otros que transmiten mala vibra. Esta persona disfrazada de perro, produjo el primer ataque de ansiedad de Brayden. No podía dejar de decir: "Realmente no me gusta ese perro" y "Puedo ver por su nariz que hay una perra asiática adentro".

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Entramos por las puertas de prensa y llegamos a un pasillo vacío con un torniquete abandonado contra la pared. A Brayden le pareció cagadísimo, así que se puso a usar el torniquete y a untar su cara contra la pared, antes de reírse desquiciadamente y hacerlo de nuevo.

Al fin, llegamos al piso principal y nos encontramos con estas personas, que quizá fueron la pareja más increíble con la que hablamos en todo el día. Cuando Brayden le preguntó al tipo que a "quién le iba", este peló los ojos y dijo: "La diferencia entre una exposición de perros y una de gatos, es que en una exposición de gatos las mujeres son muy gordas". Ese ilógico comentario casi mata de la risa a Brayden.

En el piso principal, la gente interesante estaba corriendo con su animales de un lado a otro sobre el pasto artificial, así que fuimos tras bambalinas.

En el camino nos topamos con estas dos. Este par eliminó todas las malas vibras que la perra asiática le había transmitido a Brayden, porque inyectaron una dosis telepática de dopamina directo en el cerebro de Brayden. Las adoró y no se quería alejar de ellas. Cuando nos fuimos, la mujer de la derecha le dio un chicle, y creo que lo masticó durante todo el día, para recordar a sus interlocutoras cósmicas.

Cuando le pregunté por qué eran tan geniales, me dijo: "Eran cálidas y brillaban. ¿No lo sentiste? Me gustó que eran grandes y apapachables, como dos ositos de peluche que te regalan chicles".

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Los criadores amontonados durante la Exposición de Perros del Westminster me recordó al campamento de Occupy Wall Street en Zuccotti antes de que los desalojaran. Sólo hacían falta unos letreros estúpidos y agresivos. Si la señora enloquecida por los perros de Mitt o lo que sea, hubiera estado en medio de todo esto, la escena habría sido idéntica.

La primer persona con la que hablamos fue este tipo. ¿Ubicas cuando las personas en ácido piensan que los animales tienen alguna especie de conexión bizarra con ellas? Este tipo le contó a Brayden sobre cómo le hizo para que su perro se viera así, o alguna pendejada sobre las que hablan los criadores, pero Brayden no le estaba prestando atención. Estaba en La Zona, hablando con el perro. Despué de la entrevista, Brayden me dijo que estaba muy confundido.

Moverse tras bambalinas era como ser arrastrado por la marea. La multitud se mueve como un todo, y si intentas darte vuelta o te detienes, chocas con el de atrás. Después de ver a esta mujer que se había separado de la manada para echarse una siesta, Brayden saltó fuera del amontonamiento y le puso el micrófono en la cara: "¿Te estás divirtiendo?" Revivió como si le hubieran puesto el desfibrilador y dijo: "¡Sí! ¡Ganamos! ¡Estamos muy emocionados!" Se veía un poco confundida, lo que confundió a Brayden, así que regresamos al flujo de gente para seguir avanzando.

Brayden nunca ha tenido perro, pero por alguna razón quería un poco de esta comida para perro que estaban regalando. Se formó durante unos diez minutos para recibir una bolsita. Después, sin dudarlo, se metió una croqueta en la boca. Dijo que sabía asquerosa y la escupió, pero todo fue tan rápido que no lo pude fotografiar. Así que hice que se comiera otra.

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Esta fue su expresión facial cuando se la comió. Así de mal estuvo.

Después, Brayden vio a esta chica del otro lado de la habitación. Me dijo que le quería decir: "De todas las perras en este lugar, tú eres la más bonita", pero al final sólo le dijo que era la chica más bonita en todo el lugar. Lo cual era cierto, por mucho.

Camino al escenario, Brayden se quedó pasmado frente a la escalera. Ver un río de caras que fluye por una escalera en movimiento, cuando andas en ácido, puede tomar todo el día. Lo alejamos de ahí y nos dijo: "Sólo quería tocar sus caras. Todos se veían tan raros".

Cuando pudimos entrar, la competencia de perros pequeños estaba terminando. No quiero decir que esta mujer roba dálmatas cachorros para matarlos y hacer abrigos de piel, pero me recordó demasiado a Cruela de Vil. Era la juez, lo que, por lo que entendí, implicaba que tenía que caminar de una lado a otro frente a los perros, mientras sus dueños los manoseaban por atrás para hacer que se pararan derechos.

Conforme la línea de perros avanzaba, en lugar de jalar las correas para hacer que los perros caminaran, los dueños hacían algo raro. Como lo está demostrando la mujer en el centro, la forma de levantar y mover a un animal en el Westminster es meterle una mano por el culo y sujetar el collar con la otra.

Para este momento, el cerebro de Brayden estaba frito, así que se sentó solo entre el público y empezó a tomar fotos del techo.

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Esta es una de sus fotos.

Después de que todos se bajaron del pasto artificial, Brayden fue directo al podio. Se paró a hablar sobre su día con nuestro camarógrafo, quien estaba a unos 20 metros de él, durante diez minutos. Cuando nadie nos echó por esa osadía, decidimos que ya habíamos tenido suficiente y nos fuimos a nuestros oscuros departamentos anticaninos.

Grabamos la experiencia de Brayden en el Westminster y la podrás ver (en ácido, o no; como tú quieras) próximamente en VICE.com.