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¡Legalizar esas madres! Venderlas en los mostradores, poner restricciones de edad y cobrar impuestos como se hace con el resto de las drogas legales. La idea de un Estados Unidos libre de drogas o, para tal caso, de cualquier país libre de drogas es, como diría Mike Tyson, ridícula. El mundo está frío y el infierno caliente; la gente lidia con la adversidad de diversas formas. Algunos corren o meditan para aliviar su estrés. Algunos, como yo, preferimos coger. Después están aquellos que simplemente quieren ponerse pendejos. No puedes evitar que alguien que quiere ponerse hasta el pito lo haga, así como no puedes evitar que el sol salga en las mañanas. Por lo tanto, mientras la sociedad quiera seguir quemándose el cerebro, el tráfico seguirá existiendo sin importar la severdiad de las consecuencias. Simplemente hay demasiado dinero involucrado.
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