Incluso mientras las tropas del conquistador español Hernán Cortes avanzaban hacia su victoria sobre el imperio Azteca, los vecinos del campo seguían cultivando trigo, judías, agave y aguacates. Ofrecían flores a los dioses y llevaban vidas frugales.Sin embargo, aquella placidez se perdió para siempre después que los Acolhuas interceptaran una caravana española en la que viajaban cientos de personas. Estas fueron convertidas en prisioneras y encerradas en el pueblo. Más tarde, serían sacrificadas y, probablemente, también devoradas.De pronto, este pequeño e irrelevante asentamiento se convirtió en la punta de lanza de la resistencia indígena frente la invasión europea, ante la que terminaría sucumbiendo.La historia era de sobras conocida por los historiadores españoles. Sin embargo, las excavaciones arqueológicas que se han llevado a cabo en la zona han descubierto ahora un tesoro de artefactos y de restos de calaveras que arrojan nuevas luces sobre los acontecimientos y descubren una panorámica desconocida de la perspectiva indígena."No tiene nada que ver con lo que habíamos descubierto hasta ahora. Aquí, realmente, los conquistadores padecieron un buen revés", cuenta a VICE News, Enrique Martínez Vargas, el jefe de la excavación. "Es un lugar en el que queda constancia de que la invasión no fue nunca tan fácil".
Imagen vía el Fondo Antiguo de la Universidad de Sevilla.
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Imagen vía el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México.
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