Puede haber más de 100 personas en la sala pero si Drake es una de ellas, todos terminaremos hablando de él. Eso quedó clarísimo en los premios Grammy del domingo por la noche, cuando el artista de Toronto hizo una aparición sorpresa, uno de los pocos momentos realmente memorables de la noche, para aceptar su premio a Mejor canción de rap por “God’s Plan”.
Drake entró al escenario y se acercó al micrófono diciendo: “[Esta es] la primera vez en la historia de los Grammy en la que en realidad soy quien pensé que era”. Procedió a pronunciar un discurso poco convencional que se centró en torno a que los Grammy son bonitos reconocimientos pero, en última instancia, no aportan nada a lo que significa realmente ser un artista exitoso.
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“Si tienes personas que cantan tus canciones palabra por palabra, si eres un héroe en tu ciudad natal, ya ganaste”, continuó. “Si hay personas con trabajos normales yendo a verte sin importar la lluvia o la nieve, gastando su dinero que ganaron duramente en comprar entradas para asistir a tus shows, no necesita esto de aquí, te lo juro, ya ganaste”. A los pocos instantes lo cortaron para entrar a la pausa comercial. (En un comunicad de prensa, los encargados de la ceremonia afirmaron pensar que el discurso de Drake ya había terminado tras una “pausa natural”).
El discurso fue el primero que da Drake en el escenario de los Grammy: ya se había ganado tres premios, pero de esos que dan antes de la transmisión televisiva. Es un gesto elocuente de cuánto han luchado los los Grammy por adaptarse a los tiempos, el hecho de que Drake, posiblemente el artista más influyente de esta década, sea una mera nota al pie en la historia de los Grammy.
Su discurso sirvió como un intenso contrapunto para un show que intentó reposicionarse como una ceremonia más diversa e inclusiva. Si bien este año fue un gran evento para mujeres artistas y una notable mejora con respecto a años anteriores con las victorias de Dua Lipa, Lady Gaga, HER, Kacey Musgraves y Cardi B en las principales categorías, el discurso fue un brutal recordatorio de lo lejos que siguen los Grammy de mejorar. Plantea la pregunta sobre si realmente hay algo que valga la pena salvar.
Mientras que Drake conmocionó al mundo cuando tomó el micrófono, la ausencia de Childish Gambino también envió un claro mensaje, incluso cuando hizo historia. (A principios de esta semana, The New York Times reportó que Drake y Childish Gambino rechazaron la oferta de tocar en la ceremonia de este año). Hasta ayer domingo, ninguna canción de rap había ganado en dos de las categorías principales: Canción del año y Grabación del año. Glover recogió estatuillas en ambas categorías y dos momentos potencialmente geniales se volvieron discutibles. Cuando su nombre fue llamado para Canción del año, por lo que fue la novena vez que un compositor negro recibió el trofeo en los 61 años de historia del programa, la presentadora Alicia Keys aceptó el galardón en su nombre y luego se paseó incómodamente por el silencioso escenario para presentar el siguiente segmento. Le dijo al micrófono sin entusiasmo “Childish”, mientras siguió caminando y recibió porras mezcladas.
Cuando llamaron a Glover por su segunda victoria televisada, su frecuente colaborador Ludwig Göransson hizo un tibio intento por explicar el mensaje de la canción a la gente. Sin embargo, Göransson llamó la atención sobre todo porque mandó un saludo al rapero de Atlanta 21 Savage, detenido recientemente por agentes de ICE y puesto en la cárcel sin fianza. Fue la primera mención real de la situación en los premios, lo que es decepcionante para cualquiera que pensaría que los artistas utilizarían esa plataforma del showbiz gigantesca que tienen, para llamar la atención sobre su situación. Más temprano en la noche, Post Malone tocó una versión en solitario de “Rockstar”, su dúo con el rapero, pero no dijo nada sobre él. Después del show, se reveló que Post llevaba una camisa que decía “21 Savage”, pero nadie la vio. Otra oportunidad perdida.
Sin embargo, una victoria importante de Cardi B, a quien Drake saludó en su discurso como una “chica española chévere de Nueva York”, podría ser un signo de un cambio radical para el género. La victoria de Cardi para Álbum de Rap del Año la convirtió en la primera mujer solista en ganar el premio y la sorpresa genuina que mostró durante su discurso fue refrescante. También vale la pena señalar que su interpretación de “Money” con un tema burlesco, fue lo opuesto a la típica presentación de baladas en los Grammy, y qué bueno. Fue una producción de alto presupuesto animada, sexy y que fue realmente divertida de ver. Fue molesto que llegara una hora y media después de comenzado el show y que fuera la primera actuación real de hip-hop de la noche.
Aún así, hubo algo un poco raro en todo el asunto. Aunque hubo algunos nombres importantes en la audiencia, definitivamente hubo una disminución en el star power. ¿Qué es un programa de premiación musical en 2019 sin megaestrellas como Adele, JAY-Z o Ariana Grande? ¿Qué es una alfombra roja actualmente sin Bad Bunny o Solange? Scrolleando en mi feed de Instagram después del show, una notable cuenta de fans de Beyoncé que sigo fue estuvo sacando posts de Cardi B en la alfombra roja. Básicamente no había ningún contenido de Bey para publicar.
Un tanto arrogante, el momento que más recordaré de los Grammys de este año fue la aparición de Wiz Khalifa durante una pausa comercial. En un comercial de galletas Oreo, el rapero juega con cariño con su hijo Bash alrededor de la mansión de su familia, remojando galletas y pasando un buen rato. Vemos a una megaestrella del rap siendo completamente vulnerable y mostrándose al mundo de una manera nueva. Es adorable y te saca la lágrima y quería contárselo a todos mis amigos. Es exactamente el tipo de momento que los Grammy matarían por tener, pero que parece que ya no tienen la capacidad de entregar.
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