Eclipsado por un par de derrotas inesperadas y anticlimáticas, y un Juego 3 cinematográfico que se acomodó a favor de su equipo, Draymond Green se ha visto muy mal en las Finales de la NBA. A diferencia del año pasado, su «presencia» en la duela para el Juego 5 podría emparejar la balanza.
La chispa y alma de uno de los conjuntos más dominantes de la historia depende de Green, pero sus errores en los últimos cuatro partidos han eclipsado su intensidad a la defensiva. Los Warriors de Golden State lo necesitan fino en ambos lados de la duela si quieren arrebatarle el trono a los campeones y ganar su segundo campeonato en tres años.
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Sin importar qué suceda en el resto de la serie, el legado de Green sobre la cancha será incuestionable. Tiene defectos pero es irremplazable, y los Warriors no serían los Warrior sin él.
Steph Curry, Klay Thompson, Andre Iguodala, y ahora Kevin Durant tienen la habilidad para incentivar una alineación con jugadores de menos estatura, pero incluso este tipo de alineaciones no son las mismas sin la extraña habilidad de Green para proteger la pintura, recuperar rebotes, cambiar el marcaje del centro a las bandas, ganar terreno en las transiciones, dar pases increíbles, y encestar triples abiertos.
Green tiene un promedio de tiro del 35.6 por ciento y ha encestado cinco de 20 detrás del medio círculo en las Finales —el porcentaje de triples de Green disminuyó un 47.2 por ciento a partir de la cuarta ronda—. Golden State es casi siete puntos por cada 100 posesiones a la ofensiva mejor cuando Green no está jugando, en gran parte porque los Cavaliers han optado por ignorarlo completamente.
Cada uno de sus intentos de triples han sido expulsados en cuanto recibe el balón, y sólo uno ha sido un tiro sin marcación, de acuerdo con SportVU. Sólo ha logrado anotar una canasta sin Curry en la duela, y a cinco pies del aro sólo ha concretado 11 de 23 intentos.
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Green no es un jugador malo a la ofensiva, pero sus estadísticas tampoco lo desmienten. Es un tirador con un porcentaje en su carrera de 33.4 desde lo profundo que, en esencia, no tiene habilidad para crear sus propios tiros. Le ha funcionado muy bien jugar a la par de los dos mejores tiradores en la historia del basquetbol —dentro de un sistema que presume posesión y movimiento de sus jugadores—, y Durant es una de las fuerzas de atracción a la ofensiva más fuertes que la liga haya visto.
Los Cavaliers han estado contentos por esconder a sus peores defensores individuales de Green (incluso Kyle Korver tuvo una oportunidad en el Juego 4), y dejar a sus mejores jugadores (LeBron James y Tristan Thompson) merodear con libertad. Por más que Green sea un creador de jugadas único —en la serie ha promediado 4.8 asistencias por partido—, su porcentaje de entregas de balón es más alto que sus asistencias y minutos de juego.
Y aún así, a pesar de acumular 18 faltas en cuatro partidos —número más alto en la serie—, sólo dos jugadores (Curry y James) han tocado el balón más veces que Green. Sigue siendo un punto de apoyo, y los Warriors no abandonarán lo que los llevó hasta estas instancias por un simple bajón de nivel. Puede que sea considerado el mejor creativo de los Warriors (gracias a las ventajas que explicamos) y pueda generar algo positivo con el balón en sus manos.
Green no tiene la capacidad para realizar movimientos con la espalda al tablero y, de acuerdo con Synergy Sports, desde el arranque de las Finales hasta el Juego 4 está clasificado en el lugar 16 en situaciones bajo el poste, en gran parte porque regala mucho el balón.
Hay formas útiles en las que Green puede contribuir incluso cuando no está lanzando desde las bandas, particularmente si los Cavs siguen acorralando a Curry en las pantallas, pero su valor primordial de ahora en adelante está del otro lado de la duela.
Las contribuciones de Green a la defensiva son innegables. Bien podría ser el escudo humano más importante de la liga, y en las Finales, los índices defensivos de Golden State caen de 106.0 a 119.5 cuando no está jugando.
El temperamento sensitivo/violento de Green forcejea constantemente con una inteligencia impresionante para jugar a basquetbol. No sólo sabe dónde colocarse y qué hacer, también es consciente de las responsabilidades de los demás. Cuando los Cavaliers planean un duelo disparejo gracias a la rotación de Golden State sin balón, Green le grita a un compañero para aplicar una doble marca mientras él lidia con dos jugadores en el lado más débil.
En el Juego 4, los Warriors arrancaron el segundo cuarto con Green y Deron Williams, parado técnico que le permitió correr como un defensor auxiliar. Se le vio ayudando a Tristan Thompson y Kevin Love, y al mismo tiempo intentando acorralar a LeBron en el uno contra uno.
La grandeza de Green suele venir de su habilidad para tener un impacto en los partidos incluso cuando no está fino en los tiros. Pero varios factores lo han alejado de hacerlo constantemente al nivel que le conocemos. Parte de ello es culpa suya (algunas de sus faltas son muy tontas), y parte al plan de juego de Cleveland que insiste en jugar con alineaciones tradicionales.
Suena descabellado, pero si los triples de los Cavaliers se hacen presentes una vez más —es muy probable que suceda— Golden State necesitará más trabajo a la ofensiva de parte de Green para aguantar.