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La noche del 3 de marzo de 2015, la policía parisina protagonizó una particular persecución en la Porte de Montreuil, al este de París. Aquella vez no perseguían a un conductor que excedía la velocidad ni a un ladrón, sino a un dron.
Con los ojos puestos en el cielo, la policía siguió al pequeño dron hasta la puerta de Versalles. Cuando todo indicaba que el mecanismo podría ser atrapado por algunos agentes que se encontraban en el lugar, el dron levantó el vuelo y burló a los oficiales.
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Entre octubre de 2014 y marzo de 2015, el Ministerio del Interior francés contabilizó sesenta vuelos de drones sobre la capital y sitios sensibles como plantas de energía nuclear. El gobierno francés pidió entonces a varias empresas que idearan un sistema de neutralización de aviones no tripulados.
Este martes por la mañana, en la parte inferior del pabellón 6 del recinto ferial de Villepinte, la compañía francesa CS Communication & Systèmes presentó su arma antidrones en la exposición de defensa y seguridad Eurosatory.
Baptisé Boréades, nombre del sistema de CS, se basa en tres tipos de sensores: radares, térmicos y optrónicos. “Se trata de un detector de radar clásico excepto por que, como los drones son muy pequeños, se hace imposible detectarlos mediante radares estándares”, explica Denis Chaumartin, director del programa Boréades.
Si bien los drones civiles emiten poco calor, el sistema Boréades permite identificarlos. La detección es posible por el sensor optoelectrónico — una tecnología utilizada normalmente en las cámaras infrarrojas. Esta multiplicidad de sensores es uno de los principales argumentos de venta del dispositivo Boréades.
“Las zonas más sensibles son las tribunas oficiales”
Una vez detectado el dron, Boréades es capaz de cortar la conexión entre el blanco teledirigido y su transmisor. Por lo que el avión no tripulado queda automáticamente en una posición estacionaria y aterriza suavemente. Los drones semiprofesionales poseen una función que les permite regresar a su base. Mediante este sistema el dron es neutralizado sin necesidad de derribarlo o capturarlo.
Después, las autoridades deben encontrar a la persona que lo maneja localizando el transmisor — lo cual es posible según los responsables de Boréades. Pero si hay demasiados transmisores funcionando en el área, algo habitual en zonas urbanas, la alternativa sería seguir el avión no tripulado hasta su base para dar con el piloto.
El sistema desarrollado por CS puede ser utilizado en lugares sensibles, como bases militares, aeropuertos, edificios de oficinas, centros penitenciarios, y también lugares más efímeros, como las zonas para los ultras en un estadio, por ejemplo, dispuestas por Francia durante el transcurso de la actual Eurocopa. Si el principal objetivo comercial de CS es el Estado francés, las empresas privadas también podrían comprar el Boréades.
Sin embargo, tiene que presentarse una autorización expedida por el Ministerio del Interior, de Justicia o Defensa que permita la neutralización de un dron por parte de un privado. Sólo la detección puede realizarse sin un permiso del Estado.
“Las zonas más sensibles son, sin duda, las tribunas oficiales, como la del desfile del 14 de julio”, dice Chaumartin. Los pequeños drones pueden llevar explosivos, como granadas, y pueden apuntar a un objetivo puntual, como una persona. “Las centrales nucleares son en realidad objetivos menos sensibles pero simbólicos, ya que este tipo de vuelos irritan fuertemente a las autoridades”, agrega Chaumartin.
Fusil de ondas
Al otro lado del Atlántico se llevó a cabo hace unos días una exposición similar a la de Eurosatory: la Navy League Sea-Air-Space Exposition de EEUU. Y allí también han florecido los sistemas antidrones, incluyendo el espectacular DroneDefender de la empresa Battelle.
El DroneDefender tiene el aspecto de un fusil y permite hacerse con el control de un pequeño avión no tripulado que se encuentre a menos de 400 metros. Este aparato desciende suavemente los drones a tierra.
En la actualidad el DroneDefender sólo se expide su producto a organismos que dependen del gobierno de Estados Unidos y no ha recibido aún la aprobación para su comercialización a empresas privadas. El Departamento de Defensa y Seguridad Interior acaba de comprar un centenar de unidades de este original fusil de ondas.
La red barredora
La industria tecnológica antidrones también presenta algunas soluciones menos centradas en la alta tecnología. Un ejemplo de esto es un producto desarrollado por la empresa inglesa OpenWorks Engineering. El prototipo bautizado Skywall y presentado en marzo permite catapultar una red hacia el dron, cuya caída se ralentiza mediante un paracaídas.
De acuerdo con el vídeo de presentación de Skywall, este puede propulsar la red hasta a 100 metros de altura, pero el éxito de la operación depende en exceso de la habilidad del tirador. En caso de fracasar, existe otra forma de hacerlo, como la que utiliza la policía holandesa: entrenar águilas para capturar aviones no tripulados.
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