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Instagram

Instagram está lleno de cuentas pedófilas y no está haciendo nada para acabar con ellas

La plataforma no responde ante las demandas de los usuarios que denuncian las cuentas pedófilas.

Según la Guardia Civil, el tráfico de contenido pedófilo ha aumentado en redes sociales un 507% durante el confinamiento. La forma de actuar generalizada, cuentas de Instagram que funcionan en paralelo junto a enlaces de Dropbox con imágenes y vídeos de niños duramente sexualizados. Cuando vi por primera vez una cuenta de este tipo para sumarme a una denuncia colectiva, se me pusieron los pelos de punta.

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Entonces empecé a cuestionarme: ¿Hasta qué punto las redes sociales se hacen responsables de los contenidos que alojan? De alguna manera, Instagram está permitiendo que los pedófilos operen en su plataforma. Es muy desagradable que exista este tipo de contenido, pero lo peor es que estamos obviando que por parte de Instagram parece que no se está atacando directamente al colectivo que lo genera.

Os cuento.: a la hora de denunciar una cuenta de contenido explícitamente pedófilo, lo primero que te aparece es una pantalla con unos bullets donde marcar el por qué. Bien. ¿Desnudos o pornografía, explotación o servicios sexuales o imágenes íntimas sin consentimiento? Intento marcar las tres para que se entienda la dimensión del problema, pero la app no lo permite.

Justo debajo, se despliega un texto -FYI- con las "Normas sobre desnudos o actividad sexual" que reza lo siguiente: "Eliminamos las cuentas con: contenidos que muestren relaciones sexuales, genitales o primeros planos de nalgas totalmente al descubierto. Imágenes íntimas de otras personas compartidas sin permiso. […] Es posible que en ocasiones eliminemos vídeos de niños desnudos o parcialmente desnudos". ¡Pleno! ¿Me estáis diciendo que sólo es posible que ese contenido se pueda llegar a eliminar? ¿Que sois capaces de identificar y hacer desaparecer a la velocidad del rayo un pezón femenino…¡UN PEZÓN!, y no de detectar cuando en una foto se ve explícitamente un menor sexualizado con fines claramente turbios? Instagram, siento decirte que estás siendo partícipes.

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"¿No es suficiente para que las cierren que algunas cuentas aparezcan como escaparates de prostitución infantil?"

Educados ante todo, recibo un “Gracias por denunciar esta cuenta, pero debido a la pandemia del coronavirus, hay menos personas disponibles para revisar las denuncias por lo que es posible que no se puedan revisar todas”.

Una semana después, sigo sin tener noticias de esta denuncia y el perfil, por supuesto, sigue operativo.

Hace un año, una conocida denunciaba una cuenta con el mismo fin y la respuesta de Instagram fue inquietante y agotadora: habían revisado la cuenta, pero entendían que el contenido no infringía las normas de la comunidad y, por ende, no iban a eliminarla. Añadían que, si no quería ver el contenido de esa página, siempre podía dejar de seguirla.

Mi pregunta: ¿qué tipo de contenido las infringe entonces? ¿No es suficientemente fuerte que algunas cuentas aparezcan como escaparates de prostitución infantil? ¿Se puede permitir que los adultos interactúen en estas cuentas con comentarios vomitivos hacia estos niños? ¿Es legal que haya niñas que no superan los 8 años bailando como cam girls o a cuatro patas? Es fuerte, pero os aseguro que el contenido es así.

En esas mismas normas de las que os hablaba, la red social afirma: "Nosotros nos comprometemos a cumplir estas normas y esperamos que tú también te impliques". Visto que se han marcado la lavada de manos por su parte, los esfuerzos se vierten en grupos que, de una manera totalmente desinteresada, luchan por que este tipo de contenidos sean denunciados, lejos de pretender desarticular cualquier red de pedofilia.

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Me vi metida hasta las cejas en uno de estos grupos, y enseguida tuve necesidad de contar todo esto. Sofía es quien consiguió organizar y poner en contacto a personas de diferentes países que habían detectado el problema. Recuerda que un día, un amigo suyo publicó un perfil de este contenido en sus historias y, al tirar del hilo, vio que no solo había uno, sino cientos.

"Este tema debe incomodar mucho a la gente, porque sentimos que se escapa de nuestro alcance"

Reaccionó de tal manera, que pensó que como ella, habría más gente dispuesta a comprometerse más allá de mandar corazones rotos en emojis: "Publiqué mi denuncia al respecto en mis redes, y pronto empecé a juntar personas que, a su vez trajeron a otras, y se armó el grupo". Me cuenta que se sorprendió de lo rápido que se sumaron muchos amigos con muchos seguidores para utilizar su Instagram como canal de comunicación, aunque también hubo gente que reaccionó de manera contraria. "Como 100 personas en dos días dejaron de seguir mi perfil por publicar este tipo de contenido. Me di cuenta que este tema debe incomodar mucho a la gente, porque sentimos que se escapa de nuestro alcance", me cuenta.

Son conscientes de que no pueden acabar con las grandes redes que hay detrás, pero Sofía, defiende que no hace falta ser investigador para denunciar este tipo de aberraciones, que es todo mucho más fácil y el resultado es totalmente gratificante si movilizas a la gente adecuada.

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Su vía principal de denuncia, una página Change.org, una plataforma de campañas para movilizaciones internacional, donde en 15 días, se han hecho con más de 12 000 firmas.

Los pedófilos están usando redes como Instagram como un portal encubierto para desarrollar una red de pornografía infantil. Y aunque las imágenes son explícitas -personalmente me parece siniestro y denigrante tener que enfrentarme a algunas de ellas para investigar el caso- usan hashtags y una serie de códigos para comunicarse entre ellos de manera secreta. Álvaro Ortega es criminólogo y durante sus investigaciones sobre delincuencia sexual, descubrió que en estos círculos hay una jerga propia.

Me cuenta que el icono del doble corazón rosa, representa uno más grande que simboliza el “amor” y la “protección” de otro más pequeño. Contrastando este detalle en las cuentas con las que he dado desde que estoy metida en este tema, he de decir que no solo he comprobado que aparece con frecuencia, si no que he detectado otros códigos como "boy lover" o, la que sin duda me ha dado más grima: "sweet lovely angel" seguido de un "DM para más info".

"En algunas de las últimas detecciones de pedófilos se ha detectado que tenían en su posición manuales de ciberseguridad, hacking ético, y privacidad, lo que nos hace ver que no es fácil atacar el problema, pues cada vez intentan protegerse mejor"

Hablando con Jorge Luis Litvin, abogado especialista en delitos cibernéticos en Argentina, le pregunto si estos códigos no serían la punta de lanza desde donde empezar a investigar estos casos: "Las formas de contacto de los pedófilos en la red ha ido evolucionando, por lo que no creo que haya interés en investigar este tipo de hechos". Me explica también que "los esfuerzos y recursos del Ministerio Público Fiscal están abocados a la prevención e investigación de conductas contra la integridad sexual de los menores de edad, al menos en Argentina".

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Ramón Salado, analista de seguridad y hacker residente en Sevilla me explica que "aunque el código sea más o menos conocido, los pedófilos saben que están cometiendo un delito y suelen tomar medidas de protección al respecto. En algunas de las últimas detecciones de pedófilos se ha detectado que tenían en su posición manuales de ciberseguridad, hacking ético, y privacidad, lo que nos hace ver que no es fácil atacar el problema, pues cada vez intentan protegerse mejor".

Daniel Alcántara es compañero de Ramón y abogado especialista en Derecho de Internet. Me insiste en que este tipo de personas no suelen actuar en los mismos circuitos que los usuarios normales, pues "crean comunidades propias y canales más seguros". También le consta que las Fuerzas de Seguridad "están monitorizando dentro de sus posibilidades estos canales de transmisión de información cada vez de manera más eficaz". Su experiencia y trato cercano con este tipo de casos le ha llevado a concluir que "la llave para aminorar esta lacra la tienen los menores y sus cuidadores, mediante concienciación y enseñanzas de uso orientadas a la autoprotección". Según su visión, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado son el remedio para aquellos que no asimilan que la privacidad es un bien que con el tiempo va adquiriendo más valor.

Porque claro, hasta donde alcanza nuestra mano, lo único que podemos hacer los ciudadanos de a pie es reportar una cuenta y, como mucho, nuestro triunfo sería que la eliminaran, además estas organizaciones reaparecen como setas con otros nombres de usuarios. Entonces me pregunto, ¿es la forma correcta de atacar a este tipo de organizaciones mediante los reportes en las redes sociales?

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"La primera acción más eficaz en España, es reportarlo al Grupo de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil para que procedan con las investigaciones oportunas"

Ramón me explica que "cuando una persona accede a un servicio, se generan muchos datos que permiten identificar al usuario: datos de tu navegador, sistema operativo, resolución de pantalla, etc. Todo esto constituye una huella digital que es mucho más coherente seguir, antes de denunciar a perfiles concretos, que suelen ser falsos y fáciles de eliminar".

Luis Litvin apoya esta teoría diciendo que, aunque la primera reacción ante cualquier tipo de delito es denunciar la cuenta en la plataforma, es más prudente hacer la denuncia del hecho ante el órgano judicial competente de cada Estado. “De esta manera, un Juez o un Fiscal puede solicitar a Instagram que resguarde y remita los datos del usuario sospechado, a los fines de poder individualizarlo”, apunta.

Ramón y Daniel han trabajado codo con codo en casos de este tipo, y aseguran que "la primera acción más eficaz en España, es reportarlo al Grupo de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil para que procedan con las investigaciones oportunas". Añaden que ‘desde la vertiente legal, el procedimiento se desarrolla grosso modo en los mismos términos que cualquier otro procedimiento penal, con la variante de necesitar un elenco de pruebas digitales que a veces no son fáciles de obtener’.

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Todo esto me lleva a volver al principio del texto. Mi sensación desde que empecé a bucear en el tema siempre fue la misma: Instagram se está lavando las manos, pues el esfuerzo por acabar con estos perfiles viene de parte de otros usuarios. ¿Por qué no reaccionan a la misma velocidad ante una foto de un menor sexualizado con la que lo hacen con un pezón? ¿Por qué hay que liarla tanto en este tema para denunciar una cuenta cuando sabemos de sobra que tienen una tecnología super top?

No lo entiendo, aunque mi conversación con un experto en materia me plantea justo lo contrario. Jorge Litvin es contundente con esto : "no creo que Instagram se esté lavando las manos, sino que es un tema de imposibilidad material". Me lo argumenta diciendo que controlar el contenido de más de 1000 millones de usuarios es inabarcable y le consta que, por su parte, las plataformas están trabajando en inteligencia artificial y machine learning para acelerar los procesos.

Daniel Alcántara, coincide con Jorge en la postura de Instagram, y achaca el problema al nivel de exposición de los jóvenes: ‘eso es lo que hace que la aplicación pueda ser un lugar de captación de personas para ser llevadas a entornos propios de estos delincuentes’.

"No creo que Instagram se esté lavando las manos, sino que es un tema de imposibilidad material"

En materia legal, Luis me expone que ‘hay un gran debate con respecto a la posibilidad de atribuir responsabilidad penal a las empresas como Instagram por los contenidos publicados en sus servidores por otros usuarios’.

Daniel Alcántara me da la visión patria sobre ese debate, apuntando que conforme a nuestra legislación, las redes sociales ‘no son responsables de los contenido cargados por sus usuarios hasta que ésta tenga plena consciencia y pruebas de que determinados contenidos subidos son contrarios a la ley. En ese caso, deberán actuar, pues la omisión de la actuación les puede conllevar responsabilidades penales’, apunta.

Inabarcabilidad de control de una red de criminales, con la censura instantánea de fotos artísticas con desnudos por bandera. Curioso, ¿no? A mi, sigue sin entrarme en la cabeza. A todo esto, llevo más de dos semanas esperando a tener una entrevista con una persona del equipo de Instagram que, por lo que sea, no para de poner excusas.

@alegriaolmeda