Ecuador sigue recuperándose del devastador terremoto de magnitud 7,8 que sacudió al país la semana pasada, y que cobró la vida de 654 personas, hirió a 16.600, y dejó a 25.000 personas sin hogar. Además, 130 personas siguen sin ser encontradas. Fue el peor temblor en el país centroamericano en más de 30 años.
“El país está en crisis”, declaró el sábado pasado el presidente de Ecuador, Rafael Correa, conforme anunciaba los ocho días de duelo nacional por las víctimas del terremoto.
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En las 36 horas posteriores al primer terremoto, se registraron más de 200 réplicas, algunas con magnitud de hasta 6,1. Se espera que los temblores y réplicas continúen unas cuantas semanas más.
‘El país está en crisis’.
El 80 por ciento de Pedernales, el epicentro costero del terremoto, se encuentra en ruinas, y cerca de 7.000 edificios en toda la región fueron destruidos.
“La tragedia es tan grave que perder tu casa y todas tus pertenencias ni siquiera es el peor de los casos”, expresó un escritor de gkillcity.com, sitio de noticias ecuatoriano.
Con un robusto proyecto de ley de limpieza ambiental en el horizonte, el terremoto expuso las grietas de la, ya de por sí, frágil economía ecuatoriana que depende de las exportaciones de petróleo, camarón, oro, y plátanos.
Correa calcula que los daños rondan entre los 2 y 3 mil millones de dólares.
Cuando el terremoto sacudió al país, Ecuador estaba sumido en una seria crisis financiera, en gran parte generada por el desplome de los precios del petróleo y la creciente deuda nacional. Como resultado de los bajos ingresos del petróleo, el crecimiento de Ecuador se ha visto cada vez más atrofiado.
Correa declaró además en la televisión nacional que todos tendrían que soportar el peso de la tragedia. Como resultado, planea incrementar al 2 por ciento el impuesto sobre las ventas, recortar los salarios del gobierno para aquellos que ganan más de 1.000 dólares al mes, e imponer nuevos impuestos para los millonarios ecuatorianos.
Sin embargo, el plan de Correa no fue bien recibido en su totalidad; algunos funcionarios se quejaron que la economía ya se encuentra en una situación tan crítica como para que el país pretenda incrementar los impuestos. Por ejemplo, en Portoviejo, una de las ciudades costeras que fue gravemente afectada por el terremoto, los residentes están preocupados por el impacto que los nuevos impuestos puedan tener sobre las ventas.
Particularmente, algunos están alarmados de que el incremento en el costo de los materiales de construcción, como el concreto y el asfalto, sean un obstáculo para iniciar a reconstruir las áreas que fueron destruidas por el terremoto.
Algunos dueños de negocios dijeron que las ventas de por sí ya eran bajas, lo cual no mejorará con el alza a los impuestos.
¿Cómo afecta la crisis del precio del petróleo a Ecuador? Leer más aquí.
El auge de la industria ecuatoriana de camarón, principalmente concentrada en el suroeste del país, no sufrió daños mayores durante el terremoto. Las áreas de cultivo de camarón que fueron afectadas han pedido ayuda con donaciones.
Afortunadamente, la industria ecuatoriana de plátano, escapó casi intacta de la tragedia, ya que la mayoría de sus plantaciones están localizadas tierra adentro, lejos del epicentro del terremoto. La historia ha demostrado que cuando la industria del plátano en Ecuador se tambalea, también lo hace su economía. En 2012, luego de que el hongo de la sigatoka negra infestara más del 40 por ciento de sus cultivos de plátano, Ecuador reportó pérdidas de 600 millones.
Correa también ha considerado públicamente solicitar préstamos a la comunidad internacional. Sus oponentes políticos han hablado de la posibilidad de acercarse al Fondo Monetario Internacional, cuya ayuda ha sido rechazada por Ecuador desde hace mucho por sus peticiones para recortar el gasto gubernamental.
El Banco Mundial acordó prestar 150 millones de dólares para ayudar a Ecuador con los costosos financieros del terremoto.
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