Una nueva ecuación calcula la probabilidad de que haya vida en otro planeta

Un par de investigadores elaboraron una nueva ecuación que ayuda a estimar uno de los más grandes enigmas de nuestro universo: la probabilidad de que haya vida en otro planeta.

Con esta fórmula esperan poder indicarle a los astrónomos hacia dónde mirar (y qué buscar) si buscan vida extraterrestre, además de ayudarle a los químicos a explorar los orígenes de la vida en la Tierra.

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“En esencia, la idea es ver al planeta como un tubo de ensayo gigante en el que se crea vida”, dijo el químico Lee Cronin de la Universidad de Glasgow, uno de los investigadores. “Al hacer eso, y si podemos resolver la probabilidad de encontrar planetas con vida y saber qué debemos buscar, podríamos darle a los astrónomos ––a los astrobiólogos, de hecho–– una lista de lugares dónde buscar, básicamente”.

Entre más “bloques” químicos tenga un planeta, mejor

En un documento publicado en PNAS, Cronin y el astrobiólogo Caleb Scharf del Laboratorio de Astrofísica de Columbia, se basaron en la conocida Ecuación de Drake, formulada por el astrónomo estadounidense Frank Drake en 1961. La ecuación presenta los factores que se tienen que tener en cuenta para estimar el número hipotético de civilizaciones comunicativas en nuestra galaxia (esos factores incluyen cosas como la formación de estrellas apropiadas para el desarrollo de la vida; la fracción de planetas con entornos adecuados para la vida; y la fracción de civilizaciones que pueden desarrollar la tecnología suficiente como para alertarnos de su presencia).

Por teléfono, Cronin me dijo que Scharf y él querían “hacer una pregunta más básica” en el contexto de los nuevos telescopios creados para buscar nuevos planetas, como el telescopio James Webb Space, que se piensa lanzar en octubre de 2018.

La pregunta es: ¿cuál es la frecuencia de eventos que “originan vida” en un planeta cualquiera?

By “origin-of-life event,” also known asabiogenesis, the authors mean an event whereby the beginnings of something living originate from something inorganic—the domino that leads down the path to, say, cells and, if you’re really lucky, complex organisms.

Por “eventos que originan vida”, también conocido como abiogénesis, los autores se refieren a un evento en el que los comienzos de algo vivo salgan de algo inorgánico; el efecto dominó que lleva a, digamos, células y, si tenemos suerte, organismos complejos.

¿Entonces qué estamos buscando? En el lado izquierdo de la ecuación de Scharf y Cronin está la probabilidad de los eventos que originan de vida; en el lado derecho se empieza con el número de “bloques de construcción” ––moléculas diferentes, en esencia–– disponibles en el planeta. Los investigadores, deliberadamente, mantuvieron abierta la definición de los “bloques de construcción”; en la Tierra, la vida puede ser desglosada en cosas como proteínas y lípidos, pero Cronin señaló que la vida alienígena podría basarse en químicas diferentes. “En otro planeta podría haber polímeros hechos de silicona y azufre, y selenio y telurio; cosas raras que simplemente no vemos en la química de la Tierra”, dijo.

El número de bloques de construcción se divide por la cantidad requerida por cada organismo. La ecuación también tiene en cuenta la fracción de bloques disponibles en cualquier momento (ya que algunos pueden estar, por ejemplo, en lo profundo del planeta o ligados a minerales), así como la probabilidad de que estos se organicen para generar un evento que origine vida.

No se puede meterle números a esos valores si no se tiene esa información sobre un planeta, pero ese no es el punto. Como con la ecuación de Drake, la idea principal detrás de la fórmula es describir los parámetros que podrían determinar la probabilidad de que surja la vida.

En este caso, uno de los aportes principales es sencillo: entre más “bloques” químicos tenga un planeta, mejor.

“Si tienes un planeta con muchos bloques químicos interesantes, probablemente es más seguro decir, ‘Bueno, tal vez hay más probabilidades de que haya vida acá que en, digamos, la luna’”, resumió Cronin.

Con esto, los investigadores llegaron a una conclusión que podría ser de ayuda inmediata para los cazadores de aliens. Ellos sugieren que el intercambio de materiales entre planetas ––como la Tierra y Marte–– podría incrementar el número de bloques químicos disponibles, y así aumentar las probabilidades de que la vida ocurra. Así que aquí va un consejo profesional: buscar planetas que estén en sistemas multiplanetarios.

Pero la ecuación también tiene implicaciones más cercanas a casa y al propio laboratorio de Cronin. Desde hace un tiempo, Cronin ha estado intentando crear algún tipo de forma de vida a partir de bloques químicos.

Cronin espera que este trabajo motive a otros científicos a investigar el origen de la vida, no sólo a través de un lente histórico, sino de forma activa: por medio de experimentos que permitan ver qué se necesita para llevar la química a algo lo suficientemente complejo como para ser precursor de vida.

“El problema con el tema del origen de la vida, en este momento, es que hay muchas personas revisando la historia, pero no muchas intentando crear nuevas formas de vida, y creo que eso debería ser nuestro proyecto principal, no las clases de historia”, dijo Cronin.

Este artículo fue publicado originalmente en Motherboard, nuestra plataforma de tecnología.