Presentado por Cerveza Corona
Vivimos un momento en el que la calidad del aire alcanza niveles críticos, los efectos devastadores de la polución son cada vez mayores, la tala indiscriminada de árboles y la velocidad preocupante con la que se están expandiendo las grandes ciudades hacia las zonas verdes está condenando a las nuevas generaciones a vivir en espacios cada vez más caóticos, reducidos y alejados de la naturaleza.
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Tan solo en Bogotá, en los tres años de la la última administración se han talado alrededor de 11.394 árboles, convirtiéndola en una de las ciudades con mayor deforestación del mundo. Por esta razón, los jóvenes se han visto en la necesidad de crear sus propios mundos con plantas en pequeños espacios exteriores de sus hogares, y es acá donde la creatividad juega un papel fundamental.
La creciente tendencia de las huertas urbanas, las plantas de interiores y los jardines verticales hacen de estos pequeños espacios unos oasis en los que cada persona encuentra su escape del concreto. Está comprobado que los espacios verdes tienen un impacto positivo sobre la salud mental y el bienestar, además la estética de lo natural es una tendencia fuerte en la decoración de los jóvenes, ¿pero por qué están tan obsesionados con el tema?
Platicamos con algunas personas que han llevado el afuera a sus balcones bogotanos.
Juan Rojas
Gestor cultural / productor audiovisual
No hay mejor forma de sentirse en casa que rodeado de vida. De vida verde, en este caso. La apropiación de los espacios comunes y cómo crear ese ambiente fresco y hogareño con diferentes tipos y tamaños de plantas, irlas conociendo una a una, y poder ir entendiendo sus ritmos de crecimiento y de cuidado se ha convertido en una rutina, en una compañía.
La casa toma otro aire, un aire fresco, un aire amigable y apacible que contrarresta todos los sonidos de la ciudad que entran por las ventanas y el balcón, y que contrastan con la vista de la montaña dividida por la gran y ruidosa avenida. En un punto, siento que me acerca a esa majestuosa montaña: es tener un pedacito de ella en mi balcón, en mi sala, en mi habitación.
Nandi Marocco
Diseñadora de maquillaje y peinados
Leí que las plantas tienen 15 sentidos. No ven y no hablan, pero tienen una gran sensibilidad y así se comunican. Me gusta observarlas: verlas crecer, verlas caerse y levantarse, y así responder a lo que siento que ellas me transmiten; tenemos una relación. Yo las cuido y ellas me cuidan. Es mi mini lugar especial que corta mágicamente con la velocidad, el ruido, el smoke y toda la información saturada que me entrega la ciudad todos los días.
Daniel Suárez
Psicólogo/Acumpurista
Empecé con el tema de la las plantas hace 15 años. Intervine la terraza de mis padres convirtiéndola en un jardín del Edén. Desde ahí, las plantas se convirtieron en lo más indispensable para mí salud emocional, mental, hasta física. Este espacio selvático es no sólo un refugio para desconectarme de la ciudad, si no el espacio más importante de mi casa: acá se genera vida, se genera un ecosistema. Lo que empezó en esa terraza, ahora ha invadido toda la casa. Vivo con 457 plantas.
Paula Riveros
Analista de tendencias
Para nosotros, llenar de plantas el balcón ha sido buscar un equilibrio en medio de la urbe en que vivimos. También para oxigenar la casa y tener un escudo verde contra la contaminación. Mi esposo es quien cuida el jardín y para él es una conexión con la naturaleza, para desenchufarse del computador porque es informático.
Pedro Vergara
Estudiante Comunicación Social
De pequeño nunca entendí la pasión de mi madre por las plantas. Siempre lo percibí de manera muy machista y generacional: solo a las adultas y viejitas les mataba cuidar y hablarle a sus matas. Afortunadamente, pude crecer, madurar y entender las plantas. Ellas están vivas, están ahí, siempre presentes, silenciosas pero videntes.
Cuando empecé a interesarme en la jardinería, pude conectarme más con mi madre. ¿Por qué tengo naturaleza en mi balcón? Más allá de la invasión masiva del concreto, de la tala indiscriminada de árboles en mi ciudad, de darle color a mi hogar, quiero entender a mi madre.
Tikal Smildiger Torres
Tatuadora
Desde chiquita siempre me ha gustado la idea de vivir en la montaña, completamente sumergida en la naturaleza. Siendo zilenial y viviendo en este mundo tan consumista y pavimentado, lo más cercano que conseguí a vivir en la montaña es mi apartamento, que casi se funde con ella.
Cada ciudad tiene tesoros escondidos. Detrás de los edificios o arriba de nuestros ojos, que se la pasan mirando la pantalla del celular, se encuentran grandes y pequeños espacios todavía naturales. Esta serie es una invitación de Cerveza Corona y Vice para levantar la mirada en búsqueda de un plan para visitar esos paisajes vecinos que nos aguardan y que comprueban que el afuera no está lejos. El afuera es una forma de vida dentro y fuera de la ciudad: en el parque de la esquina, en las montañas detrás de tu barrio o en el propio balcón de tu apartamento, la naturaleza te está esperando.