En 24 horas pueden pasar muchas cosas. Por ejemplo, un hombre puede hundirse; pasar de la máxima alegría a la tristeza más absoluta. Creo que fue Bukowski —¿en Factótum?— quien dijo que un día podías encontrarte en un barco cojonudo con dos bellas jovenzuelas y al día siguiente estar completamente solo y pobre, incapaz de poder comprarte ni siquiera un sándwich de cangrejo. No dijo EXACTAMENTE esto, pero ya me entendéis. A eso me refiero. En 24 horas también puede morirse toda tu familia o puedes observar desde una colina como tu ciudad queda completamente cubierta de lava y terror. Pero durante este período de tiempo también se puede dar a luz a una criatura, conseguir cantidades asquerosas de dinero o aprender a conducir un segway. El tiempo está ahí y se puede vivir de muchas formas. Marc M. Gustà decidió participar en eso de las 24 horas de Angoulême y convirtió este tiempo en un cómic —que de hecho es lo que los dibujantes de cómic tienen la «obligación» de hacer.
Como me gusta mucho esto de citar referencias os diré que los trazos de este Gustà me transportan a las tiras en blanco y negro de Dave Cooper o Blanquet e incluso a los momentos más cubistas de Peter Bagge. La narrativa de estas viñetas es confusa igual que su moral pero de esto se trata cuando trabajas en un medio donde NADIE puede ni debe decirte lo que tienes que hacer.
Videos by VICE
Por lo que me ha dicho Marc, la editorial Ultrarradio Ediciones publicará en breve el cómic con el que ha estado trabajando con su hermano (Bernat M. Gustà), «Historias de Dentrópolis». Te garantizo que lo estaremos esperando.
