La crisis actual que vive la Liga Mexicana de Beisbol, con dos grupos enfrentados por visiones distintas sobre el rumbo que debe llevar el circuito, no es nueva.
En realidad, guarda muchas semejanzas con otra crisis que se vivió en 1940 y provocada por la llegada de Jorge Pasquel a la Liga Mexicana. Aquella crisis terminó en una ruptura, y en la creación de dos ligas, pero esa es solo una de las múltiples coincidencias. En realidad, muchos de los argumentos y maniobras que hoy se utilizan, fueron también aplicados en aquel momento.
Videos by VICE
Como en aquella ocasión en que llegó Jorge Pasquel, hoy la llegada de nuevos dueños con distintas estrategias y visión, ha generado discordancia.
1. Dos grupos
Actualmente, la Liga Mexicana de Beisbol está dividida en dos facciones. Por un lado, un grupo de propietarios que se han sumado a la liga en años recientes, al que llamaremos Grupo Nuevo para rápida identificación. Por el otro lado, el grupo liderado por los dueños que tienen más tiempo en la liga, al que nombraremos Grupo Tradicional.
El Grupo Nuevo empezó a conformarse de cara a la temporada de 2014, cuando Alberto Uribe compró una franquicia para llevarla a Tijuana y los hermanos Juan José y Erik Arellano adquirieron a los Leones de Yucatán. A finales de ese mismo año se oficializó la compra de los Pericos de Puebla por parte del empresario Gerardo Benavides. Uribe, los hermanos Arellano y Benavides, formaron el bloque más visible del Grupo Nuevo, que creció cuando los Arellano compraron también la franquicia de Torreón de cara a la temporada 2016, y Benavides adquirió el equipo de Monclova. A ese grupo que ya conforman Tijuana, Yucatán, Torreón, Puebla y Monclova se unieron Veracruz y Aguascalientes. Siete en total.
El Grupo Tradicional es encabezado por Roberto Mansur y Alfredo Harp, de Diablos Rojos y Guerreros de Oaxaca; Carlos Peralta, de Tigres; y José Maiz y Roberto Magdaleno, de Sultanes. A ellos se han sumado los equipos de Campeche, Tabasco, Saltillo y Durango (antes Delfines del Carmen). Ocho clubes.
Además, está el caso de Broncos de Reynosa, intervenido por la oficina de la liga, con una mudanza pendiente a León, pero sin voto en la asamblea, por lo que no tiene una afiliación expresa a alguno de los dos grupos.
Al igual que en 2016, Jorge Pasquel, como dueño nuevo se encontró también en 1940 con un grupo en desacuerdo a sus intereses. Cuando se anunció que Pasquel entraba a la Liga Mexicana con un nuevo equipo, los Azules de Veracruz, los dueños de los Cafeteros de Córdoba y el Águila de Veracruz encabezaron un movimiento disidente, al que sumaron a los Alijadores de Tampico, al Anáhuac y el Comintra, además de los Gallos de Santa Rosa.
A favor de Pasquel, el único equipo que no estaba involucrado en el movimiento disidente era el Monterrey. Posteriormente, los directivos de los Gallos de Santa Rosa también se salieron del grupo disidente. Rápido, Pasquel operó para sumar un equipo de Nuevo Laredo, la Junta, y otro en Torreón, el Unión Laguna. Nació también un nuevo equipo en la capital del país, los Rojos de México.
2. ¿Dos ligas?
Ante los desacuerdos que han prevalecido con el paso de las asambleas, el Grupo Tradicional ha amenazado con formar su propia liga. Esto claramente desembocaría en un cisma como el que ocurrió en 1940.
La pugna contra la llegada de Pasquel terminó con que el grupo encabezado por Córdoba y el Águila armara su propia liga, la Cismática, y dejara a Pasquel con sus aliados en otra liga, la Mexicana.
Al final, fue la liga del magnate la que prevaleció gracias a dos jugadas maestras de Pasquel. La primera, comprarle el Parque Delta a la Compañía de Luz y Fuerza. El Delta era el principal parque de la capital del país y donde jugaban el Comintra y el Agrario (Anáhuac). Luego, dio otro golpe contra el Águila, al comprar el Parque Deportivo Veracruzano. Con esto, despojó a los antiguos equipos de los parques donde jugaban y tuvieron que improvisar otros terrenos. La afición no respondió con el mismo entusiasmo en la nueva ubicación y eso terminó por ponerle fecha de muerte a la Liga Cismática que solo duró un año y tuvo que cortar temprano su temporada frente a las pérdidas que acumulaba.
3. Remoción polémica del presidente de la liga
En enero de 2017, el Grupo Tradicional al ser mayoría en la asamblea, destituyó al presidente de la Liga Mexicana, Plinio Escalante, a quien señalaban de favorecer al Grupo Nuevo.
Esto también ocurrió en 1940. El grupo antagónico a Jorge Pasquel organizó una asamblea extraordinaria por sorpresa y anunciaron que Ernesto Carmona quedaba removido de la presidencia de la liga. El único equipo que no participó en el cuartelazo era el Monterrey, que envió un comunicado en que reprobaba el golpe, y notificaba que seguía reconociendo a Ernesto Carmona como presidente y a Fray Nano como comisionado. Posteriormente, los directivos de los Gallos de Santa Rosa también se salieron del grupo golpista argumentando que la dirigencia de los Cafeteros de Córdoba los habían engañado para meterlos a la disidencia.
Al final, Carmona y compañía se quedaron en la Liga Mexicana de Jorge Pasquel, mientras que la Liga Cismática organizó su propia directiva.
4. ¿Espectáculo o mexicanos?
Los dueños actuales de los clubes en la Liga Mexicana pasan por un dilema similar al que provocó Jorge Pasquel cuando apareció en la liga a finales de 1939. Por un lado, el Grupo Nuevo pugna por una liga de espectáculo; que sea un torneo en el que se invierta mucho dinero para atraer al aficionado y generar ganancias. Buscan llegar a eso abriendo sin límites el mercado de los jugadores mexicoamericanos, y aumentando el tope de extranjeros.
El otro bando, el Grupo Tradicional, busca una liga que dé prioridad al jugador nacido y formado en México, y pugna por limitar el número de mexicoamericanos y reducir lo más posible la cuota de extranjeros.
Tanto el Grupo Nuevo hoy, como Jorge Pasquel en 1940, encontraron para la Liga Mexicana un mercado de talento que estaba intacto, vasto, y con alto nivel de calidad. Para el Grupo Nuevo, este mercado es el de los mexicoamericanos; y para Jorge Pasquel, en su momento, fueron los jugadores afroamericanos estadounidenses que no podían jugar en las Grandes Ligas porque estaban vetadas para los jugadores de raza negra.
La situación de los mexicoamericanos hoy, es muy similar a la de los jugadores negros de 1940. Son jugadores de gran nivel que, ignorados por las Grandes Ligas, tienen que encontrar trabajo en ligas independientes, y para quienes un salario de Liga Mexicana es muy superior a lo que percibían en las ligas independientes hoy, y en las Ligas Negras en los 40.
Cuando Jorge Pasquel llegó a la Liga Mexicana logró que el límite de extranjeros se subiera de cuatro a siete por equipo, aduciendo que debía buscarse un mejor espectáculo. Y lo consiguió, pues en ese 1940 se vio la que quizás la temporada con más calidad en la historia del circuito. En esa temporada participaron en la Liga Mexicana ocho jugadores que hoy están en el Salón de la Fama de Cooperstown.
5. Paridad
Pese a que en un inicio, Jorge Pasquel nutrió a su equipo, los Azules, con lo mejor que pudo encontrar y arrasó en la temporada, rápido se dio cuenta de que el espectáculo también debía ir emparejado a la paridad. Una liga desbalanceada implica menos atractivo para el aficionado.
La oficina de la liga se convirtió en un centro de control, no solo administrativo, sino también financiero. Pasquel promovió que por cada peso que entrara a la taquilla, 75 centavos irían a una bolsa para ser distribuido de forma equitativa entre todos los equipos, y los 25 centavos restantes le quedaban al equipo local. Todos los gastos de logística, como transportación y demás, serían enviados cada mes a los equipos, procedentes de la bolsa de la liga. Lo que quedara como ganancia, se repartiría de forma equitativa. Era un sistema adelantado a su tiempo, muy parecido al mecanismo de distribución de ingresos que rige a las Grandes Ligas, y a otras ligras profesionales de Estados Unidos.
La figura del comisionado se encargaría, además, de contratar peloteros para la liga y de asignarlos a cada equipo en base a sus necesidades deportivas. Esto llevaba el objetivo de evitar que los equipos ricos dominaran la liga.
La disparidad entre los equipos ricos y los chicos está hoy en el centro de la discusión de la crisis de visión que vive la Liga Mexicana. Los equipos líderes, tanto del Grupo Nuevo como del Grupo Tradicional en la LMB son equipos ricos, a los que divide el enfoque de lo que la liga debe ser, si una liga de espectáculo o una de desarrollo de talentos. Pero, más allá de los equipos líderes, en cada grupo hay equipos chicos que se suman a uno u otro bloque, buscando el modelo de gestión que mejor aporte al balance deportivo.
Si no hay límites de mexicoamericanos ni límites salariales, entonces los equipos ricos serán los que acaparen el talento. Si se ponen límites, entonces quedará más talento de mexicoamericanos disponible y dispuesto a firmar por menos dinero. Por el otro lado, hay equipos chicos que ven en los peloteros extranjeros a su única manera de competir, pues no tienen dinero para visorear por todo el territorio nacional, pagar para firmar jugadores jóvenes y luego pagar a´n más para desarrollarlos. A esos equipos les resulta más barato firmar un extranjero que desarrollar 10 jóvenes durante tres o cuatro años sin saber si llegarán a ser titulares en Liga Mexicana.
6. Menos gobierno y más iniciativa privada
Hasta antes de 1940, muchos de los equipos de la Liga Mexicana dependían de dinero público. Había equipos como el Agrario, que era subsidiado por la Secretaría de Agricultura; el Comintra, que era respaldado por la Secretaría de Comercio, Industria y Trabajo. Además, otros equipos como el de Tampico era mantenido por el gremio de alijadores del puerto.
Cuando colapsó la Liga Cismática, el equipo de Tampico tuvo que ser vendido por el gremio de alijadores a un grupo de capitalistas privados y rentar su parque. Fue así que Jorge Pasquel los recibió de nuevo en la Liga Mexicana a media temporada, y curiosamente, con el mismo récord que llevaban en la liga disidente. Los Gallos de Santa Rosa también presentaron problemas durante la temporada de Liga Mexicana y tuvieron que mudarse a Chihuahua a media campaña.
Al año siguiente, en 1941, se dio un caso muy similar con Puebla, que originalmente fue un club nuevo jugando en la Liga Cismática. Los dueños que habían pedido su ingreso con el grupo disidente no pudieron seguir operando, y vendieron el parque y el equipo a Jorge Pasquel, quien a media temporada lo trasladó de Puebla a Veracruz para convertirlo nuevamente en el Águila, con nueva directiva.
Cuando se dio el cisma, salieron de la Liga Mexicana los equipos que eran propiedad del gobierno o de gremios sindicales, y los que entraron eran operados por capitalistas privados. Salió el Comintra, el Anáhuac (antes Agrario), los Alijadores de Tampico, todos ellos operaban con dinero público, además del Córdoba y el Águila, propiedad privada pero enfrentados a Pasquel. Para la temporada 1940, se quedaron Monterrey y Santa Rosa, y llegaron Torreón, Nuevo Laredo, el México, y los Azules, todos propiedad privada.
Esto también tiene su paralelismo con lo que ha buscado el Grupo Nuevo en la actualidad. La Liga Mexicana entró en una fiebre por recibir apoyos de gobiernos municipales y estatales, en la cual hubo equipos que llegaron a depender enteramente de estos subsidios, y una vez que cambia el gobierno que entregó los apoyos, llegan los problemas. En abril de 2015, un reportaje del semanario Proceso documentó que 7 de los 16 equipos recibían apoyos gubernamentales.