El editor del libro de Leopoldo López dice cómo fue ese proceso editorial

Alguien dijo alguna vez que una celda es el perfecto escenario para el escritor: un ambiente silencioso que proporciona tiempo libre para pensar y anotar.

No fue así para Leopoldo López, quien tuvo que sortear algunos obstáculos para escribir y, sobre todo, para sacar los textos fuera de la prisión. López, quien está preso desde el 17 de febrero del 2014, fue condenado por la justicia venezolana a 13 años de prisión por “participar e instigar las manifestaciones de 2014”.

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El 23 de enero de 2014 los líderes de la oposición, Leopoldo López y María Corina Machado, hicieron un llamado a la movilización nacional para pedir la salida constitucional de Nicolás Maduro del Gobierno. En febrero hubo una serie de marchas, principalmente estudiantiles, que desembocaron en enfrentamientos entre agentes del Estado y estudiantes. Las jornadas dejaron al menos tres estudiantes muertos.

Para organismos como Amnistía Internacional la condena del líder opositor se trata de “un intento [del gobierno venezolano] de silenciar la disidencia en el país”, mientras que Human Rights Watch habla de una “adopción de tácticas habituales de los regímenes autoritarios”.

Esta semana, la esposa de López, Lilian Tintori, estuvo en Colombia presentando el libro de su esposo Preso pero libre, publicado por el sello Península de la Editorial Planeta. El libro contiene las notas que el líder venezolano ha escrito durante su tiempo preso: las visitas de su esposa y de sus hijos, las requisas por parte de los guardias, las peripecias para sacar el manuscrito de la cárcel, la huelga de hambre que hizo López durante un mes y reflexiones sobre la situación política de Venezuela. Un libro de testimonio que además incluye un prólogo del expresidente de España Felipe González y un epílogo del opositor venezolano Daniel Ceballos.

Pero, más allá del contenido y de la complicada maniobra para que el manuscrito pasara desapercibido al ojo censor, se trata de una inusual labor de edición. No existió el usual intercambio de mensajes que se da entre editor y autor en condiciones normales. La cárcel complica las cosas.

Tintori estuvo esta semana en Bogotá presentando el libro de su esposo.

Ramon Perelló, editor del libro, cuenta que Diana López, hermana de López, se contactó con la editorial y les contó sobre el manuscrito. “El contacto editorial siempre se manejó a través de la hermana, porque con Leopoldo nosotros no hemos tenido nunca contacto, no hemos podido tener contacto. Jamás. Entonces el contacto fue con la hermana y en la recta final [de la edición] con su padre y madre”. También asegura que tuvo contacto telefónico con Lilian Tintori, la esposa de López, durante el proceso. “Pero Diana fue la intermediara, muy eficiente y eficaz porque trasmitió todas las cuestiones y dudas que iban saliendo, las decisiones de edición, de fechas. Era nuestro puente de contacto”.

Pero, además de la discusión editorial y del intercambio de ideas que se suele tener mientras se edita un texto, también hay que tener en cuenta las dificultades del editor para cambiar o retocar el manuscrito original. Frente a esto, Perelló dice que “como editores hemos sido rigurosamente fieles al original. Nos limitamos a copiar las notas de Leopoldo, sin retocar más que lo imprescindible (posibles erratas ortotipográficas), añadir algunas notas de editor a pie de página para facilitar la comprensión de algunas referencias o expresiones”.

En cuanto al estilo, a la escritura de López, Perelló asegura que la de López es “una redacción de la mejor y de la más alta calidad: humana y literaria. Está muy bien escrito. Y tiene todo un frescor y espontaneidad que expresa muy bien las condiciones en que escribía Leopoldo”. El líder venezolano dictaba y en algunas ocasiones escribía sobre la piel de su hermana y de su madre para evitar que el texto fuera retenido por los guardias de la cárcel.

El proceso de edición también supuso contactarse con Felipe González, expresidente de España, y con Daniel Ceballos, líder opositor en Venezuela, para encomendarles la redacción del prólogo y del epílogo del libro respectivamente. “Esto fue un acuerdo con la familia. Felipe González intentó participar activamente como defensor de Leopoldo y siempre ha estado interesado en auspiciar la libertad de los presos políticos de Venezuela. Y Ceballos es el mismo caso pero desde Venezuela: compañero de López y opositor venezolano. La persona idónea para escribir ese epílogo”.

Aunque fue publicado en febrero de este año, el libro todavía no ha llegado a las manos de López. “Los carceleros lo han impedido. Una de las torturas más macabras: impedirle a alguien que tenga en sus manos el libro que ha publicado. Es algo increíble en pleno siglo XXI. En ningún país democrático le niegan el derecho al preso de recibir un libro y de leerlo. Es elemental. Pero a mí me sonroja ese nivel de oprobio de los carceleros: como si pensaran que adentro lleva escondida un arma”, dice Perelló.