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El ex futbolista francés Bixente Lizarazu se pasa al Jiu-Jitsu brasileño

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Puede que el nombre de Bixente Lizarazu no les diga nada a nuestros lectores más jóvenes. A pesar de su corta estatura, sin embargo, este ex futbolista del Athletic Club de Bilbao siempre ha dado que hablar.

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Si le preguntamos a cualquier aficionado de fútbol que se precie qué piensa acerca de “Liza”, probablemente su respuesta será algo similar a: “¿Lizarazu? ¡Era un jugador de calidad!”. Y sí, será totalmente cierto. Pero ahora Bixente ya no solo es un ex futbolista: también es un gran luchador de Jiu-Jitsu brasileño.

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Este francés de ascendencia vasca ayudó a su país a vencer la Copa Mundial de la FIFA de 1998, celebrada en su país natal. Los recuerdos evocadores de Lizarazu y sus compañeros de equipo desfilando con la copa por los Campos Elíseos vivirán siempre en la memoria de los franceses, igual que la victoria ante Brasil en la final de París. Posteriormente, Lizarazu añadiría otro gran éxito internacional a su palmarés: la Eurocopa de 2000, con el famoso gol de oro de David Trézeguet.

Lizarazu también ganó la Liga de Campeones con el Bayern de Múnich en 2001: otra hazaña de la que un selecto grupo de estrellas pueden presumir. De hecho, Lizarazu es uno de los 39 jugadores en la historia del fútbol que alguna vez ha ganado al menos un campeonato doméstico —hasta seis veces con el Bayern, en su caso—, un título continental a nivel de clubes, y la Eurocopa y la Copa del Mundo con su selección nacional.

Lizarazu levanta la Copa del Mundo en Francia’98. A su alrededor, Yuri Djorkaeff (abajo), Franck Leboeuf, Didier Deschamps, Christian Karembeu y Robert Pirès (a la izquierda), y Zinedine Zidane, Marcel Desailly y Laurent Blanc (derecha). Menudos mitazos. Imagen vía WikiMedia Commons.

Las artes marciales en general, y las MMA en particular, han disfrutado en el pasado de algún que otro tenue vínculo con el fútbol. Es el caso, por ejemplo, del peruano-estadounidense Kenny Florian, que antes de ser luchador fue un buen futbolista en la universidad. Sin embargo, la conexión es más bien escasa.

Lizarazu, no obstante, ha decidido recorrer este camino tan poco común entre el césped y el tatami. Tras colgar las botas en 2006, Bixente trataba de encontrar nuevas maneras de mantener su estado físico. Por aquel entonces ya era un surfista reconocido e incluso practicaba una nueva disciplina, el skeleton, con la esperanza de competir en los Juegos Olímpicos de Invierno de 2010 en Vancouver; pero fue el Jiu-Jitsu brasileño lo que captó realmente su atención.

Entrenando bajo las órdenes del cinturón negro francés Yannick Beven, Lizarazu salió a competir como lo hacía en el campo de fútbol: con total concentración y a la vez suma facilidad. Dicen que es difícil para los atletas profesionales de máximo nivel volver a disfrutar de ventajas competitivas una vez se han retirado de su disciplina original, pero Bixente demostró lo contrario en el gimnasio.

Lizarazu comenzó a entrenar oficialmente en 2008. Un año después, el francés ya compitió en el Open europeo de Jiu-Jitsu Brasileño en Lisboa, Portugal. Bixente nunca imaginó que podría ganar en su la primera competición, pero así fue: venció el torneo sénior de pesos ligeros de cinturón azul y se convirtió en campeón de Europa.

Lizarazu, en una rueda de prensa en 2005. Foto de François Lenoir, Reuters.

Reflexionando sobre ese resultado, Lizarazu dijo lo siguiente: “Yo estaba tan feliz como cuando tenía 18 años, cuando me até por primera vez mis botas de futbolista profesional. Al llegar al torneo, todo lo que podía ver eran cabezas rapadas, orejas rotas y caras de pocos amigos. Lo único que podía decir era… ‘¡mierda!’”.

Lizarazu, no obstante, se superpuso a las malas caras de los rivales. Alentado por su éxito, el francés compitió de nuevo en el torneo un año más tarde, esta vez con el cinturón morado. Terminó en tercer lugar.

El fútbol es un juego intenso y complicado; sin embargo, siempre tendrás diez compañeros a tu alrededor de tu mismo equipo que te apoyarán en caso de que falles. A Lizarazu, en cambio, claramente le gusta el aspecto individual del Jiu-Jitsu brasileño: “Es uno contra uno y no tienes a tus amigos a tu espalda como pasa en el fútbol. Es lo más cercano que pueda haber a una lucha por la supervivencia”, explica.

Lizarazu ha dicho que aprovecha sus conocimientos adquiridos en otros deportes para mejorar en la práctica del el Jiu-Jitsu brasileño. Bixente seguirá compaginando los campeonatos de artes marciales, el surf y el skeleton con su trabajo de analista para los medios de comunicación; sin embargo, también ha mencionado que estaría dispuesto a entrenar un equipo de balompié aprovechando algunas de las habilidades que ha obtenido como luchador.

Los expertos suelen decir que no se puede tener un auténtico éxito en múltiples disciplinas, y menos aún si eres bajito y delgado. Bixente Lizarazu, sin embargo, nos demuestra lo contrario: es un aprendiz de todo… y a la vez es un maestro de mucho.