Desde el momento en que Michael Bishop conoció a Tom Brady en el 2000, sabía que se llevarían bien. Los dos venían de estratos similares, tenían intereses afines, sentidos del humor parecidos, y ambos compartían también el papel de mariscal de campo suplente en los Patriots de Nueva Inglaterra.
Bishop, de 24 años, era un jugador de segundo año procedente de Texas, a quien se le conocía por tener estilo rápido, y ser una doble amenaza (hábil en el pase y la carrera) durante una sensacional carrera colegial en Kansas State. Brady, que estaba por cumplir 23, era un novato de California, con un estilo más tradicional y con una carrera poco memorable en la Universidad de Michigan. Bishop había sido selección de séptima ronda en el Draft de la NFL en 1999, mientras que Brady fue tomado en la sexta ronda un año después.
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Por lo tanto, técnicamente, Bishop y Brady competían para impresionar a Bill Belichik, entonces entrenador de primer año en Nueva Inglaterra, pero entendían perfectamente que las posibilidades de que alguno de los dos recibiera tiempo significativo sobre el campo eran prácticamente nulas. Y es que los Patriots tenían a Drew Bledsoe, el jugador franquicia del equipo y el mariscal titular desde su temporada de novato en 1993. Bledsoe era inamovible, pero Bishop y Brady estaban listos en caso de que algo sucediera.
“Ambos dijimos que si recibíamos la oportunidad, la tomaríamos, la aprovecharíamos y nos aferraríamos a ella. No la devolveríamos por nada”, recuerda Bishop.
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Hoy, todo aficionado al deporte recuerda lo que ocurrió después: Cuando Bledsoe sufrió una lesión seria en el segundo juego de la temporada de 2001, Belicihik llamó a Brady. Inició entonces una carrera digna del Salón de la Fama, e inició también la que posiblemente sea la más exitosa mancuerna de entrenador y mariscal en la historia de la NFL. El domingo, Brady y Belichik buscarán su quinta victoria en el Super Bowl cuando los Patriots enfrenten a los Falcons de Atlanta en Houston.
Pero a Brady no siempre se le vio como algo seguro, ni siquiera entre los aficionados de Nueva Inglaterra que hoy lo ven con reverencia. De hecho, durante la temporada del 2000 y poco después, un sector de aficionados de los Patriots clamaban para que Bishop remplazara a Bledsoe.
Bishop no se amarga con la forma en que se dieron las cosas. Vive cerca de Houston, y planea asistir al Super Bowl LI, apoyando fuerte a su ex equipo. Pero no puede dejar de preguntarse, aunque sea un poco, sobre lo que habría pasado.
“Si hubiera recibido la misma oportunidad, ¿quién sabe que hubiera pasado?”, le dijo Bishop a VICE Sports. “Quizás los roles se habrían invertido, pero en ese momento, tomaron esa decisión. Pero en cuanto a mí, yo sabía que había hecho todo lo posible para ponerme en una situación en la que pudiera jugar y quizás convertirme en titular. Yo no tomé esas otras decisiones, y tuve que aguantar los golpes.
“Le pasó a un buen tipo. (Brady) era el siguiente en la lista, y tomó el reto. Le reconzoco que pudo tomar ese reto”.
Por un tiempo, Bishop fue visto como una potencial competencia para Bledsoe, o al menos alguien a quien los Patriots podrían cambiar por un veterano o una selección en el draft. Luego de ganar dos títulos nacionales de preparatoria con el Blinn College en Texas, y liderar a su escuela a un récord de 24-0 en dos años, Bishop llegó a Kansas State en 1997. Ese agosto, antes de ganarse el puesto titular, le dijo a los reporteros que sus habilidades de amenaza doble se comparaban de forma favorable con las del mariscal de los Broncos de Denver, John Elway, y con el ex mariscal de campo de Nebraska, Tommie Frazier, quien había llevado a su universidad a dos títulos nacionales y que terminó segundo en la votación para el Trofeo Heisman de 1995.
En sus dos años como titular en Kansas State, la confianza de Bishop nunca amainó. En 1997, los Wildcats terminaron octavos en la encuesta de Associated Press y terminaron con récord de 11-1, la mejor marca en la historia de la institución. Bishop corrió para 566 yardas con nueve anotaciones, y lanzó para 1,557 yardas con 13 anotaciones durante la temporada. Se guardó su mejor juego para el final, lanzando para cuatro anotaciones, y corriendo para una más en una victoria de 35 a 18 en el Fiesta Bowl contra Syracuse.
En 1998, Kansas State ganó sus primeros 11 juegos y entró al juego de campeonato de la Big 12 clasificado como segundo en las encuestas, solo para perder una ventaja de 27 a 12 en el último cuarto frente a Texas A&M lo que le costó a su escuela la oportunidad de disputarle a Tennessee el juego por el campeonato nacional. Los Wildcats fueron entonces al Alamo Bowl y perdieron 37 a 34 frente a Purdue, cuando su mariscal Drew Brees lanzó un pase de anotación para ganar el juego con 30 segundos en el reloj.
A pesar de que terminó su carrera estudantil con dos derrotas seguidas, Bishop tuvo una última temporada sobresaliente. Corrió para 748 yardas con 14 anotaciones, lanzó para 2,844 yardas y 23 anotaciones, y mejoró su porcentaje de pases completos a 55.6 por ciento, con sólo cinco intercepciones. Terminó segundo en la votación para el Trofeo Heisman detrás del corredor de Texas, Ricky Williams.
Otros programas de alto perfil copiaron después la estrategia de doble amenaza de Bishop, y entrenadores como Urban Meyer visitaron a Bill Snyder, el entrenador de Kansas State, para aprender sobre la ofensiva de los Wildcats.
“Mucha gente habla de Cam Newton, Michael Vick, y todos esos tipos”, dice Bishop. “Pero lo que ellos hicieron, yo lo hice cinco o seis años antes. Al final del día, comencé a recibir cierto crédito. Al final, me sentí bien con lo que estaba haciendo. Creo que el resto del mundo en la NFL no estaba listo para mi estilo de juego. Creo que ese puede ser el factor principal por el que no recibí la oportunidad que quería”.
Mientras que Vick (2001) y Newton (2011) fueron selecciones globales altas en el Draft de la NFL, Bishop tuvo que esperar hasta la última ronda del reclutamiento de 1999. En ese momento, los dirigentes de la liga no eran muy receptivos a los mariscales de doble amenaza. Cuestionaban el porcentaje de pases completos de Bishop que era relativamente bajo, y no creían que pudiera evadir a los tackleadores y evitar lesiones como lo había hecho en la universidad.
Sin embargo, el coach de los Patriots, Pete Carroll, habló muy bien de Bishop el día que lo seleccionaron. “Cuando hablamos de restructurar nuestro puesto de mariscal de campo, parte de eso implicaba tener un tipo que nos diera un cambio de ritmo y nos diera también un tipo de ataque distinto cuando recurrimos a un mariscal joven”, dijo Carroll, de acuerdo a un artículo publicado en el Hartford Courant. “Pudimos hacerlo con Mike Bishop. Cualquiera que haya visto a Kansas State esta temporada, que vio el progreso que tuvieron y la tremenda ofensiva que armaron, todo estuvo construido alrededor de Bishop”.
Como novato, Bishop no jugó en la temporada regular y estuvo inactivo en 15 de los 16 partidos de los Patriots. Con Carroll fuera y Belichik llegando para la temporada siguiente, Bishop compitió con Brady y con el veterano John Friesz para ser el remplazo de Bledsoe. Durante el primer juego de pretemporada de Nueva Inglaterra, Bishop lanzó un pase de anotación de 25 yardas y corrió para otra anotación de 22 yardas, lo que llevó a Thomas George a escribir en el New York Times que “Bishop demostró las razones por las que todos en los Patriots están tan emocionados sobre su juego en el campo de entrenamiento”, y agregó que “exhibió aplomo y liderazgo, con chispa”.
Al final de la primera mitad de un juego el 8 de octubre del 2000 frente a los Colts, Bishop le lanzó un pase “Ave María” para una anotación de 44 yardas a Tony Simmons, que fue premiada como la mejor jugada de la semana por la NFL. No tuvo ninguna otra jugada notable el resto de la temporada. Apareció brevemente en ocho juegos, completó tres de nueve pases para 80 yardas, lanzó una intercepción, y acumuló una yarda en contra en siete acarreos.
La falta de juego de Bishop generó la ira de algunos aficionados y miembros de la prensa que se habían cansado del estilo lento de Bledose y de sus errores ocasionales. En ese momento, a nadie parecía importarle que Brady jugara aun menos que Bishop. Sólo participó en un juego, completando uno de tres pases para seis yardas en una derrota 34 a 9 frente a los Lions de Detroit el Día de Acción de Gracias.
Cuando Bledsoe siguió jugando a finales de la temporada, a pesar de una lesión en el pulgar, una encuesta en el sitio de los Patriots reveló que el 76 por ciento de los encuestados prefería a Bishop como remplazo para Bledsoe. Kevin Mannix, columnista de futbol americano del Boston Herald, escribió a comienzos de diciembre que Belichik debería darle una oportunidad a Bishop.
“El aguerrido jugador de segundo año trae consigo el elemento de lo inesperado, de lo potencialmente entretenido”, escribió Mannux. “Puede que no conozca a toda la ofensiva, pero ha aprendido lo suficiente para estar por encima de Tom Brady en la lista.
“Con la manera en que esta ofensiva está batallando, qué mejor momento para darle a Bishop un versión del plan de juego que esté hecha a la medida de sus habilidades específicas. Luego veamos si puede hacer algunas jugadas. Dado el resto de la alineación que hay, poner a Bishop como mariscal en lugar de Bledsoe podría realmente darle al equipo la mejor oportunidad de ganar”.
Bishop y Brady vivían a 15 minutos de distancia uno del otro y se hermanaron a través de su experiencia compartida.
“Te acercas a la gente con la que te sientes más cómodo, a la gente con la que estás en la misma página”, dice Bishop. “Hubo muchas veces en las que Brady y yo reímos, bromeamos, y convivimos fuera del futbol americano porque sentíamos que teníamos algo en común. Ambos queríamos jugar, ambos amábamos el juego, ambos buscábamos una oportunidad”.
A comienzos de 2001, los Patriots enviaron a Bishop a jugar en la NFL Europa. No impresionó mucho en seis partidos con el Frankfurt Galaxy, completando el 49.7 por ciento de sus pases para 1,090 yardas, con 11 anotaciones y siete intercepciones. Para el verano, Brady ya había pasado a Bishop en el depth chart. Los Patriots firmaron a Bledsoe en un contrato récord de 10 años y 103 millones de dólares.
Luego de que Nueva Inglaterra firmara al veterano Damon Huard, Bishop se volvió prescindible. Fue dejado en libertad en agosto y no duró mucho en Green Bay luego de que los Packers lo tomaran. Después, Bishop hizo pruebas con los Giants y con los Dolphins, pero no lo firmaron y no volvió a jugar en la NFL.
“Nunca he dudado de que podía jugar al nivel de la NFL”, asegura Bishop. “Por alguna extraña razón, no recibí la oportunidad. ¿Quizás era demasiado atlético? Puede ser malo que sea demasiado atlético. Quizás algunas personas se asustaron de mi estilo de juego, pero al final del día ese era el don que yo sabía que tenía. Yo sabía cómo ganar juegos con mi estilo de juego. Mis dos entrenadores colegiales sabían que yo podía ganar juegos con mi estilo de juego”.
Aunque los equipos de la NFL no mostraron mucho interés en Bishop, siguió jugando varios años en la Liga Canadiense de Futbol Americano (CFL) y en la Liga de Futbol Arena antes de retirarse en 2011. Hoy, se le recuerda más por su juego en Kansas State que con los Patriots, aunque conserva un juego de Madden NFL que le sirve como recordatorio de su potencial atlético.
En el Madden NFL 2001, Bishop estaba clasificado como el noveno mejor mariscal de campo de la NFL en la categoría de “potencia de pase” y décimo en la de “velocidad”, aunque apenas jugó en la liga.
“De vez en cuanto, lo pones y te sientas a divertirte”, asegura Bishop. “De hecho, hace como tres semanas vino un muchacho. Me decía, ‘Tengo ese juego en el que sales’… Es algo que siempre atesoras”.
Actualmente, Bishop entrena mariscales de campo, receptores, corredores y defensivos secundarios. Trabaja con ellos principalmente en su velocidad, agilidad y trabajo de pies. Sigue en comunicación con algunos ex compañeros de los Patriots, y aunque no ha hablado con Brady en varios años, apoya a su ex compañero.
“Siempre apoyo a los Patriots porque siento que fui parte de algo grande con ellos”, dijo. “Pero también los apoyo como individuos, porque todos son grandes personas. Cuando pienso en la organización como un todo, luego de haberme puesto el jersey número 7 de los Patriotas en el pasado, siento que aún lo llevo en mi sangre”.