Claves para entender el infierno de la perrera de Alcorcón

En cualquier trabajo normal, si cometes una infracción y esta es grave, lo mínimo que te puede pasar es que te suspendan de empleo y sueldo. Si lo que has hecho es muy grave, entonces lo lógico es ponerte de patitas en la calle. Las empresas lo saben y lo hacen para proteger su reputación. Ya lidiará después el departamento legal con cualquier demanda que pueda llegar. Todo eso ocurre en cualquier puesto de trabajo excepto si eres, por supuesto, funcionario español. Si eres funcionario español ya puedes liarla al estilo tragedia de El Tarajal, que aquí no dimite ni dios. Si aquello no tuvo las consecuencias inmediatas que debería tener, imagina ahora lo que pasa cuando un funcionario de perreras y un veterinario eutanasian animales sin anestesia en un ‘Centro Integral de Protección Animal’ (CIPA).

Esto es lo que ha ocurrido en Alcorcón, hasta el año 2010 que sepamos, donde el operario y el veterinario principal del centro esperan la resolución del juicio por maltrato animal. En un vídeo difundido por el Partido Animalista (PACMA), podemos ver los hechos por los que estos dos individuos han sido denunciados.

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‘Te voy a pegar’ dice el operario a un gato asustado en una de las jaulas, protagonizando una escena propia del peor cine gore. ‘Coges una bolsa grande y a tomar por culo’, responde cuando le preguntan qué va hacer con un pequeño gato que, según él, ‘está en las últimas’. Gotas de sangre cuajada, cucarachas en los comederos de los animales, golpes, inyecciones letales y amenazas.

Les aplicaban el T61, Embrutamide, una droga opiácea y con propiedades sedantes que provoca depresiones respiratorias y arritmia ventricular. Por sus riesgos, no se utiliza en humanos y solo se usa en animales para terminar con sus vidas. La recomendación del medicamento es siempre utilizar en animales inconscientes y, como vemos en el vídeo, todos los animales estaban plenamente conscientes cuando se les aplicó el medicamento para terminar con sus vidas. ‘Y así es como termina nuestro gatito’, dice el operario con una voz que da escalofríos desde la primera a la última palabra. Hannibal Lecter trataba con más respeto a sus víctimas.

El informe de la fiscalía de Medio Ambiente, recogido en la nota de prensa del PACMA, reconoce que se sacrificaba a los animales sin la anestesia previa necesaria, por lo que se “provocaba convulsiones, sufrimiento y dolores innecesarios a los animales”.

El alcalde de Alcorcón, David Pérez, asegura en su cuenta de Twitter que gracias a él se terminaron los sacrificios en el CIPA. ‘Terribles prácticas de un vídeo en la época del PSOE. Yo impuse sacrificio cero.’ Así responde Pérez a la petición de PACMA sobre el cese de estos operarios o su traslado inmediato a puestos de trabajo donde no tengan contacto con animales: nos recuerda que el vídeo es de la época del PSOE. Desde VICE hablamos con Gabriel Muñoz, jefe de prensa del ayuntamiento, quien nos dice que hasta que el juicio no se resuelva tienen las manos atadas: ‘el alcalde de Alcorcón no puede actuar’. Y es que, si les inhabilitan antes del juicio, podrían cometer un delito de prevaricación en caso de que la resolución fuese favorable a estos dos hombres. Puede más el miedo a cometer prevaricación contra los dos trabajadores, que aparecen en el vídeo de arriba ahorcando gatos con un lazo, que el deseo de protección animal del que hacen gala en la web del centro.

Desde PACMA aseguran haber hablado con la concejala de Medio Ambiente del ayuntamiento de Alcorcón, Susana Mozo, quien rechazó tomar cualquier medida en contra de los trabajadores, muy en la línea de lo que nos explican desde el consistorio. Silvia Barquero, presidenta del partido, dice: ‘la propia concejala, Susana Mozo, nos indicó que se había abierto un expediente informativo a los dos trabajadores. Yo con ese expediente veo base suficiente para apartarlos de su cargo temporalmente’. Los trabajadores del centro se sumaron a la denuncia del ayuntamiento como acusación popular. Dos protectoras, PROA y la SPAP de Alcalá, intentan sumarse también a la denuncia.

Además, hay seis voluntarios expulsados del centro por denunciar lo mismo que PACMA ante el Defensor del Pueblo. Una de estas voluntarias asegura que no se vacuna contra la rabia y se siguen cometiendo las siguientes irregularidades: ‘animales sufriendo traumatismos craneoencefálicos, ingestas de lejía y sosa caustica, animales con las patas rotas y deudas con diversas clínicas veterinarias’.

Otro de los gatos del CIPA de Alcorcón. La mala calidad se debe a que se tomó de forma oculta.

Sobre las deudas, Carlos Rodríguez, veterinario y colaborador de Onda Cero en el programa ‘Como el perro y el gato’, declaraba la semana pasada en la radio tener facturas externas por valor de 6000€ y haber atendido a varios animales él mismo porque el veterinario del ayuntamiento no soluciona los casos. Se pregunta cómo puede hacer eso un centro que se autodenomina ‘modélico’ en temas de protección animal.

Ante los hechos, y la falta de claridad por parte del gobierno popular, el Partido Animalista ha convocado una concentración ante la puerta del Ayuntamiento de Alcorcón el próximo jueves 29 de octubre a las 12:00 horas.

No es solo un problema de competencias públicas

¿Cómo es posible que un operario y un veterinario, por el mero hecho de haber sacado plaza pública, mantengan su puesto de trabajo ante un caso así? ¿Por qué no se toman medidas cautelares que aparten temporalmente a estas personas de su trabajo con animales hasta que salga la resolución del juicio? ¿Dejaríamos a un profesor de primaria seguir trabajando con niños ante la más mínima sospecha de abusos sexuales? Y en referencia a la pésima gestión de los recursos públicos, ¿seis mil euros de deuda y no cumplir con el contrato de trabajo no son suficientes como para echar a estas personas de su puesto?

Hablamos con la abogada del Colegio de Veterinarios de Madrid (COVELMA), Ana Pinilla: inhabilitar a estos dos individuos está fuera de las competencias del colegio en estos momentos y mientras siga abierto el proceso judicial. Nos aclara que: ‘a un veterinario colegiado se le puede abrir un expediente e inhabilitar en sus funciones en caso de que no cumpla con el código deontológico o haya una sentencia judicial que le declare culpable’. Teniendo en cuenta que estos dos individuos se han saltado el código deontológico del COVELMA en varios puntos y que el propio ayuntamiento denuncia los hechos, ¿tan difícil es ponerles a limpiar en lugar de permitirles tener contacto directo con los animales?

Esto es lo que ocurre cuando los Centros de Protección Animal están gestionados por gente sin un mínimo de empatía hacia los animales. Poco importan las competencias curriculares si la persona al frente del cuidado y atención sanitaria de un animal que agoniza se comporta como un psicópata. Por eso, las protectoras luchan por conseguir la gestión de estas perreras, para que gente preocupada por la integridad de estos animales sea quienes les ayude a salir adelante.

Muy oportunas llegaban ayer las felicitaciones de David Pérez a su colega de partido, Cristina Cifuentes, por anunciar el borrador aprobado de la Ley de Protección de los Animales de Compañía. Y es que estamos en un octubre que ya huele a elecciones y hay que hacer la lista de buenos propósitos. Cifuentes pretende tomar medidas a favor de perros y gatos con una mano, y con la otra proteger la gestión de la Escuela de Tauromaquia de Madrid.

Aún recuerdo la primera vez que pisé un centro de estos: el CICAM en Majadahonda. Iba los viernes como voluntaria pero no podía decir que colaboraba con una protectora y que, realmente a lo que iba era a avisar sobre las irregularidades allí cometidas y a sacar a los animales que pudiera antes de que fueran asesinados. Si protestabas, te echaban, como a los seis voluntarios del CIPA de Alcorcón. Así que seguíamos yendo, por los animales. El olor, las miradas de miedo y la violencia ejercida por algunos operarios conforman esa huella terrible del maltrato que no se olvida jamás. El último día que pisé ese centro fue para salvar a una perra: Isis. Siete años después, Isis vive conmigo y es la alegría de la casa. Con ella llegamos a tiempo, ¿estarán aún a tiempo los voluntarios del CIPA y el PACMA en Alcorcón?