Hace unos días, me encontraba en una bar con un amigo que entrena peleadores. Mientras platicábamos, se dio cuenta que había una trifulca en la televisión durante un partido de basquetbol, lo cual desató su ira.
“Así es, corre con la cabeza hacia adelante y las manos abajo”, dijo antes de criticar la falta de habilidades básicas de los jugadores involucrados en el zafarrancho.
Videos by VICE
Estuve de acuerdo con su análisis, y recordé que me habían encomendado una historia —un tipo de continuación de mi entrega sobre el hockey y la inherente violencia— donde se supone tenía que observar el aspecto “peleonero” de otro deporte profesional; lo primero que se me ocurrió decir fue “al menos no fue una pelea de beisbol”.
Mi relación con el beisbol no es tan intensa o igual de informada como mi acercamiento con el hockey —fui un fan de los Braves que creció en las afueras de Toronto a principios de los 90, así que el 90 por ciento de mi relación con este deporte está llena de traumas infantiles—, pero esto es lo que he podido recopilar en los últimos días:
1. A diferencia de las peleas de hockey, las trifulcas en el beisbol no existen en el espacio entre lo legal y lo ilegal. Generalmente no hay una mayor psicología para iniciar una pelea que un lanzamiento malintencionado. Están en contra de las reglas escritas y no escritas del beisbol. Parecen representar el límite en que el beisbol pierde los escrúpulos.
2. Más allá de las luchas territoriales en las bases, no hay nada en el beisbol que requiera que sus jugadores se enfrenten a sus rivales en el terreno corto. Se trata de un deporte que se juega en la media distancia, y que no requiere de mucho roce físico con el rival.
Cuando combinas estas dos cosas, hay muy poco o casi nada particularmente interesante en una pelea de beisbol. Por lo general son amontonamientos fallidos ejecutados por profesionales que se avientan al ruedo sin conocimientos básicos de pelea, y muchas veces sin una verdadera razón moral para hacerlo. El resultado es una escena similar a la de Benedict Cumberbatch en la cinta Starter For 10.
Con esto en mente, también he desarrollado una fascinación morbosa por el espectáculo de estas broncas, que es en parte como pensar, “Miren a estos chiflados pensando que son tipos duros”, y en parte es también pensar, “Ver un deporte tan estructurado y reglamentado como el beisbol caer en una orgía de empujones y miradas retadoras, que se vuelve una metáfora del colapso de la sociedad”.
Estas son algunas de las peleas más divertidas que encontré en mi investigación poco seria sobre el tema:
Mariners vs. Orioles
Junio 6, 1993
Después de ser golpeado por un lanzamiento en la alta de la séptima entrada, el jugador de los Mariners, Bill Haselman se fue sobre Mike Mussina en el montículo. El resto de los equipos saltaron a escena y pelearon… y pelearon y pelearon. Los policías de Baltimore intentaron ayudar, pero los ampáyers los mandaron a la gradas a cuidar que los ánimos no se caldearan entre los aficionados. Para cuando todo terminó, el juego se había atrasado 20 minutos.
Esta pelea tuvo el ritmo de un sketch cómico. Cada vez que pensabas que se había terminado, cada vez que pensabas que habían llegado al límite, simplemente se soltaban otra vez.
Braves vs. Padres
Agosto 12, 1984
Las trifulcas en el beisbol tienden a formar una masa gigantesca e indescifrable de humanos aparentemente enfurecidos. Pero esta pelea es un tesoro que esconde muchos detalles.
El lanzador de los Padres, Craig Lefferts, como respuesta a un lanzamiento que golpeó a uno de sus compañeros en el riñón, incita a la violencia aplicando la misma medicina al rival. La banca de los Braves sale disparada para encontrarse con la de los Padres, y Lefferts retrocede y se va con aquella tranquilidad. Nadie parece darse cuenta que el culpable de la pelea observa el desenlace desde la seguridad de la lejanía. Lo único que podemos ver es el imperfecto uso de jaloneos de jersey, apretujones, gritos, e intentos desesperados de sujetar a alguien, y la alcoholizada participación de la audiencia. No hay nada aquí que pueda estar cerca de impresionar a alguien a quien le interese la habilidad, la lógica y el propósito de una pelea. La falta de talento involucrada para las trompadas, es inversamente proporcional al drama.
Cardinals vs. Reds
Agosto 10, 2010
“Este es el tipo de situación donde alguien puede resultar herido por un pisotón de dedo”, opina uno de los cronistas a media trifulca. “Esto no es beisbol”.
Por el tono del comentario uno creería que se trata de una pelea vergonzosa y nada más. Pero no es así. En esencia, esta pelea es bastante brutal para los parámetros beisboleros. Vuelan patadas y golpes que aciertan sus blancos en un escenario en que hay docenas de jugadores a tu alrededor empujando por todos lados, intentando llegar al centro de la acción y recetar sus propios golpes. Al final, tus propios compañeros, la turba, va empujándote más y más cerca de la distancia del enemigo.
Las subtramas que se desarrollan en la periferia de la trifulca resultan fascinantes. Desde la guerra de palabras que lo inició todo, hasta el intento de los rivales que alguna vez jugaron juntos en el mismo equipo intentando dialogar una solución al conflicto.
Nolan Ryan vs. Robin Ventura
Agosto 4, 1993
Sí, los dos equipos se involucraron, pero e stá épica batalla tuvo a dos protagonistas. La enemistad entre Nolan Ryan y Robin Ventura es muy parecida a una escena ensayada en la lucha libre profesional. Después de tres años de tensión, la antipatía entre ambos no pudo esconderse más cuando Ventura de 26 años se abalanzó sobre un viejito Nolan Ryan de 46. Al ver a Robin Ventura lanzarse sobre Nolan Ryan uno temía lo peor, desde el comienzo sentía lástima por la tunda que le darían al viejito Ryan. Pero, “si logras acertarte al rey, más te vale no fallar”. Y Ventura falló.
El trasero de Ventura, y de paso su ego, fueron humillados por un hombre dos décadas mayor que él. El duelo personal se convirtió rápidamente en un zafarrancho campal entre los dos equipos y hasta sus propietarios, incluso el futuro de presidente de Estados Unidos, George W. Bush casi le entra a los catorrazos. Quizás la mejor escena fue ver a un Ventura, claramente humillado, mientras lo separan de la riña. Y luego ver al viejito Ryan, exhausto pero victorioso, abotonándose casualmente su camisola mientras tratan de separarlo de la bronca, y luego vuelve a meterse a tirar golpes.
Blue Jays vs. Rangers
Mayo 15, 2016
Rougned Odor podría ser un horrendo ser humano por faltarle al respeto al símbolo más querido de nuestra ciudad, al autor del bat flip más glamoroso, José Bautista. todo lo que José Bautista hace está perfecto, y todo lo que Odor hace está mal. O al menos eso es lo que pensaría un aficionado de los Blue Jays que no soy yo.