Música

El lugar de la música electrónica en la música de Cámara

Hoy en día, el discurso musical contemporáneo toma parte de muchas y diversas corrientes musicales, distintos toques regionales le dan solvencia a cualquier música que se masifica. La música actual a la cual solemos llamar “pop”, no es un género como tal. Visto a detalle, es más una mezcla de géneros que por su particularidad y su gran conexión con sentimientos natos en los seres humanos, conecta con una masa inclasificable de gente a la cual le mueven progresiones rítmicas y armónicas que no son nuevas y mucho menos inexploradas.

La música electrónica llegó a la cultura popular después de la invención del sintetizador. Como tal, este instrumento ayudó a que lo que podía ser un simple tono u acorde; y a que pudiera tomar otras formas de expresión y volverse digerible para un oído no del todo educado musicalmente. Un claro ejemplo de este acontecimiento es la influencia que dejaron en su paso por la música electrónica artistas de culto, como Isao Tomita, quien no sólo fue un músico electrónico, también incursionó en el cine, realizando soundtracks, scores y mini sinfonías para películas de gran alcance popular.

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Otro ejemplo es Vangelis, cuya herencia musical nos dejó un legado de simpleza pero total contundencia con su música, misma que tomaba partes de la electrónica y de la música clásica para lograr crear un abanico rico en sonidos espaciales y poco convencionales. Por otro lado está el interesante caso de Walter Carlos, o Wendy Carlos, quien fue un gran admirador de los sintetizadores, pero al mismo tiempo una apasionada de la música clásica.

Su música llegó a ser reconocida , a tal grado que el cineasta Stanley Kubrick le pidió que realizara parte del soundtrack de la aclamada película Naranja Mecánica. Wendy no sólo creó música original, también hizo reinterpretaciones de sinfonías épicas de Beethoven que le dieron un carácter muy particular, con tonos futuristas y atiborrado de timbres particulares y nuevos para la época en que fue realizada.

Músicos futuristas y apasionados por la teoría clásica surgieron por montones después de este boom análogo, Brian Eno y Philip Glass, por ejemplo, son nombres que le deben mucho a estos antecesores, que exploraron el concepto y el sonido del voltaje, aplicado a música grabada para ser escuchada y catalogada como someramente la llamamos: electrónica.

Hoy en día hay muchos sellos y músicos se han inclinado mucho más por la contemplación y las cualidades intelectuales de la música, más allá de concebirla sólo como música para la pista de baile. Erased Tapes, por ejemplo, con artistas como Lubomyr Melnyk o Nils Frahm demuestran que no son estilos pelados y que hay un punto de encuentro para estos dos géneros (por así llamarlos) en el mercado actual y en las necesidades musicales de nuevas generaciones.

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Para entender los alcances de las herramientas tecnológicas y actuales que ofrece la contemporaneidad, basta ver colaboraciones como la de Krzysztof Penderecki con Jonny Greenwood, Steve Reich con Four Tet y por supuesto, la más aclamada; Actress con la London Contemporary Orchestra. Estas y muchas más colaboraciones, muestran que a pesar de que escuchemos música electrónica bailable, el arte siempre vas más allá de lo aparente y es bien sabido por grandes artistas que la música es solo un vehículo para llegar cada vez más cerca al entendimiento personal y del mundo tecnológico que nos asecha.

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