Música

El hechicero ha vuelto: Juan Son habla sobre su regreso

Juan Son desapareció tras la actuación de Porter en la edición del Vive Latino 2013. El carismático vocalista de la banda –emblema de la movida indie de la década pasada– cerró sus redes sociales, dejó de revisar sus correos electrónicos, y se alejó por completo de la música, sin dar pistas sobre su paradero.

Hace cosa de un año y medio, editó sigilosamente un disco utilizando el seudónimo de 7. Es una obra peculiar, de temática espiritual y realizada únicamente con instrumentos de cuerdas. Pasó prácticamente inadvertido. El cantante no le hizo ningún tipo de promoción, y buena parte de sus entusiastas ni siquiera se enteró de su existencia. Los medios de comunicación tampoco le pusieron mucha atención.

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Sin embargo, Juan ha decidido que es momento de retomar su carrera. Se encuentra trabajando en un nuevo disco y por lo pronto ya publicó un sencillo, “Siento”, que ayuda a vislumbrar la ruta que seguirá. Lo que leerán a continuación es la primera entrevista que ofrece Juan Son desde 2011, según nos dice.

La conversación se realizó una miércoles del mes de julio a medio día en los estudios de Convoy. Juan Son llega nervioso. No es particularmente afecto a platicar con los medios de comunicación. Entre su servidor y el músico hay una relación de afecto y respeto, y por eso ha decidido empezar esta etapa promocional charlando conmigo sobre su ausencia, sobre su viaje personal y sobre su regreso. La conversación ha sido ligeramente editada para fines de legibilidad.

NOISEY: La última vez que apareciste en público, masivamente, fue cuando se reunió Porter en el Vive Latino (2013). Y luego desapareciste. ¿A dónde te fuiste? ¿Por qué?
Juan Son: Sí. Fui a muchos lados. De ahí me fui a la playa a vivir, cerquita de Tulum. Bien chido, la verdad. Se me hizo precioso. Siempre había querido… como escapar, irme a un lugar así a vivir. Estuvo bien bonito. El Caribe y todo se me hizo bien especial.

Cualquier otra persona hubiera aprovechado el regreso de Porter para hacer dinero, explotarlo al máximo. ¿Por qué no seguiste esa ruta?
No sé. Era lo que realmente creía que debía hacer. Quería ver la naturaleza de México. Es una pregunta a la que ahorita no tengo respuesta. Me dejaste pensando. Puede que haya sido inmaduro de mi parte. Tenía que hacer eso. Sobre todo en Guadalajara me dicen: “Tú pudiste ser Alejandro Fernández. O Yuya”. (risas) Son los ejemplos que más me restriegan.

¿Por qué Yuya?
No sé, creo que monetiza mucho en YouTube, o no sé. Son cosas bien chidas lo que han hecho. Se me hace chido que han perseguido… pero no es lo mío.

¿Qué hacías en la playa?
Estaba componiendo. Realmente no hacía mucho: sentarme en el mar, ver los atardeceres. Ni iba de fiesta, ni nada. Era muy tranquilo.

“Es la primera entrevista que hago desde el 2011.”

¿De ahí a donde fuiste?
De ahí me fui a viajar. Encontré un boleto muy barato de Cancún a Montreal por 200 dólares. Y de ahí a donde iba sintiendo. Estuve conociendo Canadá; me fascinó, se me hizo bien bonito. Y de ahí me fui a Islandia. De ahí creo que volé a Dinamarca. Francia. España. Y después, Portugal, que yo no conocía y se me hizo hermoso. Yo no sabía que existía eso, y como que no es tan popular, no mucha gente habla de ese lugar. Pero me fascinó.

¿Y luego?
Creo que a Guadalajara.

Estamos hablando de lo que has hecho en los últimos 5 años…
Es la primera entrevista que hago desde el 2011.

Foto cortesía del artista.

¿No te gusta dar entrevistas?
Más que no gustarme se me hace… como que la música para mí es una dimensión medio abstracta, entonces a muchas preguntas no tengo la respuesta.

Me parece interesante hablar de la música que haces, pero también de tu viaje personal, porque al final nos ayuda a entender de que está hecha tu música y por eso te estoy haciendo estas preguntas… ¿Cómo era tu viaje? ¿Tú solo? ¿En hostales? ¿En hoteles de millonario?
Muy austero. Hostales y eso. Tiene su lado muy chido. Me gusta mucho observar a la gente. Conocía gente. Observaba y aprendía. Eso me gusta de viajar.

Y también, siento, había una intención de desconectarte: cerraste tus redes sociales, no te manifestabas, nadie sabía donde estabas, tu paradero era un misterio. ¿Qué te hizo quererte desconectar?
Es una buena pregunta. No sé. Ponerlo en palabras tan prácticas no es tan fácil. Pero yo creo que es un resultado; llegas a un punto en el que dices “Quizá esto no es lo que quiero ahorita para mí.” No creo que sea una cosa puntual, son varias cosas. Yo quería observar la naturaleza, estar en ella. Aprendí muchísimo. Yo creo que era una necesidad que sentía.

En ese momento no te veías dentro del contexto de un grupo de rock, no te interesó eso…
Es raro. Son cosas distintas. Hacer música me fascina y últimamente también al tocar en vivo le estoy agarrando un gusto chido. Pero todo lo que hay alrededor de eso no es tan mi gusto. Hay una expectativa de ti y cosas así… el que te reconozcan en la calle no me fascina. Hacer música me fascina, pero todo lo demás se me hace raro.

“[A Porter] Los quiero pero… no tanto en el estudio. Es más algo que vivimos juntos, que se generó.”

Cuando estaban tocando en ese último de Porter en el Vive Latino, ¿tú qué sentías?
Están bien profundas las preguntas…

(Risas) ¿Pues qué quieres que pregunte?
Yo creo que nervios. Habíamos ensayado mucho para eso, pero hay nervios, hay esa expectativa… te puedes caer en medio de muchas personas, como que quieres hacer las cosas bien, pero somos humanos y hay errores. Recuerdo sentir nervios pero también alegría, lo veía un poquito como el cerrar un ciclo. Quizá por eso no hubo más juntos. Los quiero pero… no tanto en el estudio. Es más algo que vivimos juntos, que se generó. Yo no me veía mucho con ellos, yo llegué en un casting a Porter, cuando íbamos en la prepa, no era como que hubiera una amistad tan fuerte que nos uniera o un lazo, era la banda y… tú tuviste que ver en eso. (risas)

Pues poco. ¿Tú crees que ser este personaje impredecible que se deja guiar por sus sentimientos e impulsos le causaba conflicto a tus compañeros?
No sé. Es una pregunta que yo no te puedo responder. Pero sí somos muy distintos en la manera de aproximarnos a la música, por lo menos. Teníamos esa batalla constante y yo creo que la música no debe ser una batalla, debe ser un disfrute muy grande.

Bueno, regresando de tus viajes, llegaste a tu ciudad, Guadalajara. ¿Qué tipo de vínculo tienes con ella?
Es un lugar extraño. Es mi ciudad, pero también me gusta mucho el D.F., me gusta que siempre está sucediendo algo. Me gusta mucho la naturaleza de por Guadalajara, pero es una naturaleza con la que tienes que tener cuidado, porque entre más sol hay cosas más peligrosas…

¿Cómo?
Yo no sabía, pero los animales usan mucho el sol para recargar sus venenos. Eso me gusta del D.F., que no hay casi cosas venenosas, y en Guadalajara… es más como un desierto.

Históricamente [Guadalajara] también es un lugar extraño, como que nunca fue la gran ciudad pero tiene aspiraciones de gran ciudad, por hacer algo único y hermoso con su ser.

“Definitivamente no te recomiendo ser raro y crecer en Guadalajara.”

¿Y crecer en Guadalajara fue padre? ¿O te sentías medio bicho raro en su sociedad conservadora?
Totalmente. Es un lugar difícil. Pero creo que el ser diferente… cuando estás creciendo es difícil que te consideren bicho raro, pero después te da una fortaleza chida. Pero definitivamente no te recomiendo ser raro y crecer en Guadalajara. Yo no sé si conservadora es la palabra; a mí se me hace más cruel. No sé, es una pregunta que deberíamos de estudiar antes de resolverla, porque es compleja, y también hay cuatro millones de habitantes, hay gente chida. Pero sí tiene algo, que no sé cuál sea la palabra… es difícil, no sé cómo describirlo, pero no es tan bien vista una persona que piensa distinto en Guadalajara.

¿Eso tuvo que ver en tu formación?
Sí, definitivamente. Yo lo veo como que hay una línea entre ese rechazo a la gente distinta en Guadalajara, y que es cuna de mucha gente que hace arte. Hay muchos artistas, que no los conozco, pero se ve que tampoco los trataban muy bien.

También eras un bicho raro dentro del rock mexicano
Gracias (risas).

Porter conectó de inmediato con mucho público, pero recuerdo que en el medio había gente a la que le molestaba que cantaras tan agudo, que te vistieras de pizza, que fueras tan teatral. Y al mismo tiempo les daba envidia que te llegó el éxito muy rápido…
A mí es algo que me gusta mucho del D.F., que como es una ciudad tan grande está abierta a cosas distintas. A mí se me hace que aquí hay muchos raros, entonces conectan muy rápido con esa rareza, esa excentricidad. A mí los chilangos se me hacen excentricones y hay una apreciación por el excentricismo que me gusta. Yo lo veo con detallitos, no se, a la hora de pagar en una caja: en otros lugares de la República se burlan de ti y aquí no, hasta eres un poquito aplaudido.

“Trabajé de todo… Me gustaba mucho el trabajo de mesero.”

¿Y regresando a Guadalajara después de viajar, a qué te dedicabas? ¿Vivías de tus ahorros?
La disquera me dio un adelanto e hice lo que toda persona inmadura hace. ¿Lo bailado quién me lo quita? Ni veía las cuentas. Todo era “jajaja”. Pero todo tiene su fin. No quieres darte cuenta que se te acabó el dinero. No me acuerdo exactamente cómo fue, pero pasamos de grandes viajes a algo más convencional.

¿Trabajabas de algo?
Trabajé de todo. Dime una y a ver si le atinas.

¿Mesero?
Sí. Y no era tan cómodo cuando me reconocían.

¿Dónde eras mesero?
Eso fue en Tulum. Rara vez me reconocían porque van muchos extranjeros, pero sí, con red de pelo y todo. La red de pelo me causaba una molestia… era rara. Un día me la jaló un helecho cuando venía corriendo con una charola. La odié.

Cuéntame mas de cuando te reconocían [de mesero].
Que realmente no tiene nada de malo. En México hay una cosa despectiva cuando te ven en el escenario y luego haciendo un trabajo.

La primera interpretación es “Este güey fracasó y ahora está acá sirviéndonos ostiones”.
A mí me gustaba mucho el trabajo de mesero. Me gusta mucho conocer gente, observarla, platicar, pero me gusta más la música.

¿Y entonces porque no te dedicabas a la música?
Es una buena pregunta… sí me dedicaba a la música. Seguía componiendo y tengo mis composiciones y ahí están, chidas, porque se grababan los animales del Caribe, tienen eso que me gusta mucho. Pagaba muy poquita renta, entonces vivía en una… había un nido de tejones arriba de mi casa. Me pasaron muchas cosas con los insectos de ahí. Me salían animales muy grandes. No está tan divertida la historia.

Foto cortesía del artista.

¿De qué mas trabajaste?
Échale.

¿Chofer de Uber?
No me tocó.

¿En la industria de la construcción?
Impermeabilizaba.

¿Jardinero? Te la pasas hablando de tu vínculo con la naturaleza.
No, me hubiera fascinado. Y no creas que tengo tan buena mano. Yo creo que hay gente que toca las frutas y florecen.

¿Trabajaste de cajero en un Oxxo?
En un Oxxo no, pero sí fui cajero, en La mamá coneja.

¿Qué es eso?
Es una tienda de cereales. Y eso me gustaba mucho, porque las almendras me fascinan. Las nueces y todo eso. En Guadalajara.

¿Ahí te reconocían?
No, no me reconocían, gracias Dios. Y me pagaban… no voy a hablar de eso. Pero se me hacía muy divertido.

¿Y mientras tanto no extrañabas cantar, estar en el escenario, llevar otro tipo de vida?
Sí, totalmente. Pero te vas dando cuenta poco a poco. No fue que mientras empacaba nueces estuviera pensando en querer hacer eso. De repente pensé que era buen momento de regresar.

Hace como año y medio nos encontramos en la calle, aquí en el D.F, y me contaste que llevabas una vida muy tranquila. Me decías que ibas al aeropuerto a ver gente, casi como periodista, observando y registrando la vida…
Tiene mucho que ver la estabilidad económica. En ese tiempo tenía estabilidad económica y me podía dar más esas tareas de poeta que se me hacen chidas y me salen más naturales que empacar almendras (risas).

Aquí ya no trabajaste.
Ya no. Trabajé en la música.

Y por esa época salió lo de 7 [un disco peculiar, inclasificable, de música espiritual que Juan Son publicó con ese seudónimo]…
Salió en diciembre del 2016. Fue como un disco que… fue una etapa necesaria para mí, que mucha gente no conoció, pero que a mí me gusta. Había pasado por un momento de mucho dolor que creo que se impregnó eso [en el disco de 7]. Habrá a quien le parezca muy agradable ese sentimiento…

Es un disco poco convencional, empezando porque la música no se puede etiquetar.
Se grabó en un día o dos. En Xochimilco, en el estudio de un amigo. Estuve viviendo por allá.

¿Es un disco religioso?
Mmmmh…

¿Espiritual?
Totalmente espiritual. No me gusta el término religioso porque yo trato de no ser una persona religiosa, no voy a la iglesia ni cosas así, pero definitivamente soy una persona espiritual. Yo creo que como músico es imposible no serlo. Cuando estás en contacto con esa dimensión abstracta es más fácil darte cuenta de que somos seres divinos, que tenemos esta espiritualidad. Yo creo que en todos mis discos lo puedes ver. En mis letras, es algo muy mío. Lo vas a escuchar en la nueva canción [“Siento”].

Salió el disco de 7 y decidiste que fuera de bajo perfil. No tenías ganas de promoverlo…
Para mí es una carta… la música son cartas que tú dejas, una concentración de contenido. Yo creo que hay quienes se van a identificar con eso y ahí esta, es una etapa muy clara… últimamente me encuentro más gente que le gusta. Mucha gente no supo del disco.

Y tú seguías con tus redes cerradas. ¿Cómo lo monitoreabas? ¿Cómo veías que pensaba la gente que lo escuchaba?
Nunca lo monitoreé.

Nomás lo hiciste, lo subiste a las plataformas de streaming y ya…
Sí, nunca supe cuantos plays tuvo.

Y tocaste…
Sí, toqué. Acá en el D.F. Hubieron dos sold outs. El tercero no fue. Yo se lo adjudico a que fue el día del padre.

¿Y cómo era el concierto?
Velas. La gente se sentaba en el piso.

¿Y no te pedían “Espiral”, o algo así?
En Monterrey, más que “Espiral”, las de Juan Son. Pero no las traía.

Si quieren oír “Espiral” pueden ir a ver a Porter, que sigue tocándola. ¿Se siento raro ver que Porter con alguien más cantando tus canciones?
No pienso mucho en eso. Trato por salud mental de no pensar mucho en eso. Se me hace raro que alguien más cante mis composiciones. Pero también son de ellos. Es como cuando tienes un hijo con alguien más. Es raro, pero ni pienso mucho en eso. Yo no sabía que se habían reunido hasta que venía caminando y vi un poster de que ya estaban juntos. En ese tiempo no usaba ni correo.

Estabas muy aislado de todo. ¿Ya tienes celular?
Sí, me acabo de comprar uno.

Estabas viviendo sin celular, sin correo, sin redes sociales…
Se lo recomiendo a todo mundo. Por lo menos que lo hagan un fin de semana.

¿Leías las noticias?
No.

¿La tele?
No.

¿Oías música?
Sí, pero en ese tiempo buscaba en YouTube música del mundo, música griega, cosas así, folclóricas.

Entonces un día vas caminando y ves un poster de Porter…
Sí fue de “Wow”. Sí fue raro. De esas cosas de la vida muy chistosas.

¿Y después de lo de 7, de repente un día dices “Voy a ser de nuevo Juan Son”?
Sí, de repente volvió a surgir eso en mí. Obviamente va mucho de la mano de la composición. Lo de 7 era yo y una guitarra, y quería sacar eso que es más primitivo. Luego tuve acceso a tecnología, empecé a programar y ya hice este disco y ya suena muy distinto.

¿Ya hiciste un disco? ¿Está terminado?
Sí, es que yo tengo muchísimas canciones. Aunque estaba trabajando en La mamá coneja, despachando almendras y siendo explotado (no te creas, se portaban buena onda), siempre en las noches componía. También te ayuda mucho que no todo sea maravilloso, te ayuda mucho a querer sacar esos sentimientos de forma musical.

A ver, aquí hay algo que no entiendo…
Un cabo suelto (risas).

¿En esta época en la que estabas aislado del mundo te la estabas pasando bien o mal?
Es una pregunta muy compleja.

Pues así tienen que ser las preguntas en la vida (risas). Ni modo que te pregunte cuál es tu color favorito.
Me pones a pensar. Yo creo que hay días buenos y días malos. Cuando estás viendo las estrellas en un lugar en el que no hay electricidad y ves las constelaciones y casi sientes cómo se mueve la tierra, es un buen día. Pero también extrañas, las cosas de la sociedad que son chidas. Había días muy tristes, que no tienes con quién compartirlo humanamente.

¿Y sentías que podías regresar en cualquier momento, o pensabas que ese tren ya se había ido?
Yo ya me había despedido. Pero la vida nos pone…

¿Tú ya no te veías tocando de nuevo en el Vive Latino o en el Teatro Metropólitan?
Jamás. Yo quería ser granjero y vivir en el bosque. Cuando no se me daban los chayotes era cuando llegaban las preguntas.

¿Entonces durante estos años has estado acumulando canciones?
Tengo muchísimas. Para mí es un poquito frustrante porque tengo unas 300 canciones que me gustaría sacar. No todas son fabulosas, pero hay unas que son muy buenas. Yo quisiera sacarlas todas.

¿Cuándo sabes que una de tus canciones es fabulosa, como acabas de describir?
Creo que son varios factores. Uno es cuando te fijas en las reacciones de las otras personas. Otras tú te das cuenta, desde que haces una melodía, es poquito adictivo: la quiero volver a escuchar aunque tenga que ir a cocinar. Eso me da una pauta de que es una buena canción.

¿Qué va a salir? ¿Una canción? ¿Dos? ¿El álbum entero?
Lo vamos a ir sacando por partes. Pero nos gustaría que fuera un disco, pero ya ves que eso cambió muchísimo. Desde que yo me fui ya es muy digital, entonces no sé cómo va salir. Pero primero vamos a sacar esta, que se llama “Siento”, y después otra que se llama “Wind”. Hay más sorpresas, pero no están terminadas.

Hablemos de “Siento”. ¿En qué onda está? ¿De qué habla?
La grabé con Yamil Rezc, yo lo admiro mucho, me gusta mucho lo que hizo con Hello Seahorse. Siempre había tenido ganas de trabajar con él. Ya lo conocía, pero nunca habíamos platicado. Habíamos tocado juntos alguna vez, pero él con su banda y yo con la mía. Nos hemos hecho buenos amigos. Es bien talentoso.

¿Y cómo seleccionan material? ¿Te ayuda Yamil?
Sí. Me ayuda mucho también el management. Uno a veces quiere ser más experimental, entonces con otros humanos puedes darte una idea más clara de qué es lo bueno.

¿Vas a tocar en vivo?
Ya empezamos con las fechas, pero no están totalmente cuajadas.

¿Estas emocionado? ¿Nervioso?
No, estoy bien emocionado. Es mucho trabajo, porque tenemos que montar todas las canciones. De aquí voy a ensayar. Quiero tocar unas de Porter, se me hace medio triste que me las pidan y no tenerlas, medio egoísta. Y unas de Juan Son de lo pasado y estas nuevas. Muy poquitas de Porter para que sientan un “show muy completo”. De AEIOU [otro de sus proyectos] también. Una lluvia de éxitos.

¿De Porter qué canción te representa?
A mí “Host of a Ghost” me gusta mucho. “Daphne” me gusta. “Espiral” también.

¿Quieres ser famoso otra vez? ¿Tener dinero, aplausos y reconocimiento? ¿Estás listo?
(Risas) Es una pregunta también compleja. Yo creo que el éxito a todos nos gusta. Hay partes que, como estoy más maduro, será mas fácil evitar, que no me gustaban de lo anterior: toda esta burbuja de falsedad que a mí en lo personal no me gustaba nada y que creo que a nadie saludable le puede gustar.

¿A que te refieres por “burbuja de falsedad”?
A un montón de cosas que se dan en el medio de los músicos que no están chidas. Desde esas amistades que no están ahí porque te quieren sino porque están en la fiesta. Este tipos de cosas de las que te haces parte cuando estás más inmaduro. Yo no creo que sea saludable para nadie. Es bien importante estar en la realidad. Definitivamente me gustaría llegarle a muchas personas y que se identifiquen con la música que hago, es una de las razones por las que lo hago, pero así que tú digas, qué ganas tengo de que me tomen fotos en la calle, para nada.

Siempre te puedes disfrazar…
Últimamente me encuentro gente bien chida. Como que ya maduró la gente que escucha mi música, me ven y me saludan chido, y me dicen que ya saben que no me gusta que me tomen fotos. Igual es una cosa rara mía. Igual debería tomarme muchas fotos.

Cada quien sus manías. ¿Tú eres muy maniaco?
No, ¡cero maniaco! ¿A qué te refieres? ¿A lavarte mucho las manos? Quizá me voy más por no lavármelas (risas). Trato de ser balanceado. Me considero más hippie. Maniaco lo veo no-hippie. Antes sí podía ser mas así. Pero ahora ya no. Por practicidad.

Hablando de “Siento” ¿De qué se trata?
Era un día que estaba muy feliz y me sentía muy amado. Iba bajando las escaleras esas por Reforma, ¿ya ves por Chapultepec que hay un paso para peatones por abajo?

¿Por la Estela de luz?
Exacto. Y me sentía muy amado. Y salió esa letra. Y pensé que estaba cursi. Pero lo ridículo y lo cursi siempre han ido de la mano de mi carrera. Me sentía muy amado en las escaleras.

Juan Son se estará presentando el 21 de octubre en el Lunario del Auditorio Nacional. Los boletos estarán disponibles a partir del 6 de agosto a través de taquilla y Ticketmaster.